Vigilancia (Surveillance)

Con un arranque atípico y flashbacks deslavazados que la salpican, "Surveillance" se desmarca rápidamente del thriller de tonalidades más serias para ofrecer un espectáculo de humor y personajes que se mueven de un extremo al otro para hacer avanzar la trama con total eficacia.
No en vano, y pese a retratar algunos ya tópicos personajes del mundo del thriller, Jennifer Lynch consigue que esos policías paletos y macarras desenvuelvan la acción con gran soltura pese a lo sobredimensionado de las situaciones. De todos modos, cuando uno empieza a ver hacía donde se desliza el cauce de la obra, y a comprender que aquí no hay que pensar ni darle vueltas a la cabeza, sino divertirse, no puede hacer más que sonreír la, en un principio, broma pendenciera de la hija del reputado autor estadounidense, aunque pueda resultar complicado si se tiene en mente que lo que se verá en pantalla será totalmente distinto.

A partir de cierto punto, uno ya se ha enganchado al hilo conductor del film y, pese a los múltiples flashbacks que la recubren y hacen que su narrativa quede destapada en pro de un desorden intencionado y harto caótico, deja de prestársele importancia a detalles de ese tamaño para intentar disfrutar de lo que se está ofreciendo en todo momento, con un Pullman al que ya habíamos visto esa interpretación en otras ocasiones, y no se sale hasta el final, un Ironiside necesario esté donde esté y un dechado de tácticas que juegan a no desvelar nada hasta el final y mantener al espectador atrapado.

Con la conclusión que ofrece "Surveillance", Lynch se despacha de forma demencial y retorcida, dando a esa conclusión un tono irónico que, además de no desmarcarse en ningún momento de las pretensiones iniciales de la obra, culmina un trabajo tan sugestivo como descacharrante una vez uno ha puesto toda su atención para terminar cayendo en una jugarreta tan resultona como gamberra y maquiavélica.
En muchas ocasiones, uno cree que lo bueno (o malo) del cine, está en la perspectiva que el autor toma para reírse del espectador o reírse con el espectador proponiendo una serie de premisas. Por suerte, Jennifer Lynch escoge la segunda vía y cargando diálogos repletos de mala uva y un puñado de instantes que se dan para confabular ese final impecable (a no ser que se le intenten buscar agujeros, aunque no se trate de eso), logra con su segundo largometraje algo tan sustancioso como jocoso.

Sí el principal punto de interés de un thriller debe ser el mantener en tensión, y mediante un juego de puzzles tratar de confundir al espectador y sorprenderlo al final, desde luego este no es el caso. Porque siendo claros, y a pesar de todos los requiebros que se le quieran dar, este es un film que adolece de un grave problema. Su previsibilidad.

Pero quizás, y eso es su punto fuerte, no importa tanto el final del viaje como el trayecto en sí. Porque lo que si consigue "Surveillance" es divertir, y mucho. Y todo gracias a la ingente cantidad de humor negro, desatado con toda naturalidad, que permite que, aún siendo conscientes de la brutalidad de lo visto en pantalla, uno se ría sin asomo de remordimiento de las animaladas perpetradas por parte del elenco.

Tambien acertado, aunque siempre dentro del terreno de la hipérbole, el retrato de los personajes. Policías paletos con dosis elevadas de hijoputismo, pero que incluso se les coge cariño, acartonados agentes del FBI con todo su repertorio de tópicos, niña no repelente y un cierto aire de surrealismo en todos ellos que curiosamente no desentona en absoluto. Quizás debido a unas interpretaciones convincentes y que, a pesar de tener terreno abonado para ello, nunca caen en el exceso ni el sobreactuación.

Así, "Surveillance" no se puede considerar un film redondo, pero está lo suficientemente compensado para que sus defectos queden disimulados tras la sensación de haber disfrutado de un thriller interesante y macabro y que, aunque no tenga la originaliad como bandera, sí puede presumir de estar bastante por encima de la media habitual.

Lo mejor: Su capacidad de generar brutalidad y mala bava.
Lo peor: Que te la ves venir con cierta facilidad.

La ví porque varios de mis usuarios favoritos la habían puntuado bien, y había leído interesantes críticas. Pues lo siento, yo ví totalmente otra cosa.

Un guión absurdo. Unas actuaciones clase z. La fotografía y la dirección (realmente es la hija de David?) flojísimas.

No le pongo menos puntaje simplemente por un par de escenas bien logradas, cierto clima oprimente, y una pequeña escena lésbica que me hizo acordar levemente a Muholland Drive (dios perdone mi atrevimiento). Julia Ormond levanta hasta un muerto.

Lo primero que me sorprende es como esta película pudo ganar el premio a mejor película en el último Festival de Sitges. Aunque es cierto que no había grandes películas en competición, la sueca Déjame entrar (Let the Right One In) es bastante mejor que esta película pero aún así se tuvo que quedar sin ningún premio. Supongo que la respuesta es que el Festival de Sitges no es tan independiente como se vende y tuvo que premiar "Surveillance" simplemente porque la había realizado la hija de David Lynch. No fuera que el consagrado director se enfadara con los organizadores. Yo personalmente creo que quizá está más enfadado ahora, pues a nadie le gusta recibir un premio por enchufe y David Lynch debe de ser consciente del truño que ha hecho su hija.

No es que sea una película mala o patética, no, de ahí el 4 que le he puesto, si no que no es más que otro thriller americano con cuatro giros en el guión y algunas superestrellas actuando. Las cuatro ideas originales que aparecen en la película no son más que un atrezzo artificioso e inútil, como por ejemplo el interrogatorio utilizando 3 cámaras simultáneamente. Para que sirve?, pues para nada, para aparentar mayor complejidad narrativa de la que realmente tiene. Y no digo más, pues cualquiera que la vea se dará cuenta que las versiones de los diferentes protagonistas no incrementan ni el interés ni la intriga en la película, únicamente sirven para ganar tiempo en el metraje, pues la película pocas cosas más tiene.

Lo único destacable a nivel cinematográfico es la escena cuando los polis paran a los dos coches, torturan a sus dueños y más tarde sucede la masacre. Por lo demás, ni el final merece la pena. No es que no sorprenda o no sea original (bueno, muy original tampoco es, porque esto está más trillado...), sino que a esas alturas de la película ya te da igual y lo único que quieres es que acabe.

Pues bien, brillante, me ha parecido una broma brillante.
Con un juego de piernas que desconcierta, estupendos crochets de derecha y un buen par de buenos ganchos de izquierda al mentón.
Bordea fantásticamente bien el exceso y saca pecho al mostrar un amor por la violencia y una querencia por lo retorcido que hacía tiempo que no veía tan bien articuladas en una pantalla.
Lo que más me ha sorprendido es la facilidad que ha tenido la hija de Lynch para crearse una voz propia y contundente después de la amorfa galopada por la banda de Drenthe que supuso su incursión anterior.
Fenomenal trabajo del elenco, en especial un tremendo Pullman con un papel que le viene como anillo al dedo.
Y tremendo el cuarto de hora final.
Tampoco es que estemos ante una obra maestra, ni mucho menos, pero vamos, gratísima sorpresa y una de las películas del año que se va, sin duda.