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Puedo escuchar el mar (TV)

5,9
2.782
Animación. Drama. Romance Una chica de Tokio acaba de ser trasladada a una de las escuelas superiores de la ciudad de Kochi. Es guapa, buena en los deportes y en los estudios, pero de algún modo no consigue adaptarse a la vida social de la escuela. A ese mismo colegio pertenecen Taku Morisaki y Yukata Matsuno, dos grandes amigos, el primero de los cuales empieza a interesarse visiblemente por la recién llegada Muto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
16 de febrero de 2010
48 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia no está mal, pero adolece de un gran defecto a mis ojos y es que no se profundiza en el carácter y forma de ser de los personajes, lo cual hace que el espectador no sepa cuales son sus motivaciones y qué les empuja a actuar como lo hacen.

El argumento pudo dar más de sí y sacar más jugo a la historia, y sin embargo, se queda casi en lo superficial. Sin llegar a desagradarme, tampoco la peli supo emocionarme. Por tanto creo que el film está a mitad de camino entre lo malo y lo excelente. Te hace pasar el rato, es agradable de ver pero no se te queda en la memoria, no deja huella en el espectador.

Pero claro, esa es mi impresión y mi opinión conforme a mis gustos, su nota media me hace pensar que esta peli gusta bastante entre los amantes del género. No es mi caso, considero que hay otras pelis de anime muy superiores tanto en argumento como en la forma de abordar los personajes principales.

Saludos!!
Ana Cervantes
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21 de noviembre de 2009
28 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Puedo escuchar el mar" es una obra que carece de la espectacularidad de otras películas de Ghibli. Es corta, y eso unido a su condición de película para televisión hace que la historia y los personajes no alcancen los niveles de complejidad a los que tiene acostumbrado el estudio.
Eso, que podría parecer un obstáculo, aquí acaba funcionando a la perfección. No se molesta en analizar el comportamiento de sus personajes a fondo, sino que se muestra todo de una forma más sencilla. Y esa sencillez termina sorprendentemente siendo la base de la empatía que generan, por medio de escenas que les hacen identificarse con la realidad.

El mejor ejemplo de esto está en la relación entre Taku y Rikako. Ésta última es una chica a quien en muchas ocasiones cuesta pillarle el punto. Es desconfiada, egocéntrica y manipuladora, y sin embargo tiene un carisma que me impide llegar a odiarla; de hecho me acabo sintiendo más cómodo intentando entenderla y apreciarla a su manera. Eso es lo mismo que transmite Taku durante toda la película; hay ocasiones en las que le pone de los nervios y le pegaría un puñetazo en toda la boca, pero sencillamente no puede. Le sigue atrayendo algo de ella, y sigue queriendo buscar algo positivo en sus formas. Es fácil saber qué está sintiendo en cada momento, y termino metiéndome en la piel del personaje de forma que llego a compartir su conflicto.

Sí que hay en algunas ocasiones la sensación de que los personajes no están muy delimitados en su actitud, y que no siguen líneas claras (me pasa mucho con Matsuno, el amigo de Taku), pero en todo caso no es algo que se convierta en un problema.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ghibliano
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13 de mayo de 2012
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda de que, en aspectos comparativos con el resto de películas de Studio Ghibli, 'Puedo escuchar el mar' no llega al nivel de sus congéneres. Pero, que más dará comparar, lo importante es evaluar la película, que si por desgracia su historia queda vacía y no profundiza como debería en los personajes, sí que interpreta bien la realidad, y en este caso, la del amor juvenil de los institutos. Quizá ese sea el problema y punto que nos hace verla de distinta forma y compararla con el resto de las "magníficas Ghibli": que no juega con la magia, que no nos transporta a otro mundo como en la mayoría de los casos; nos muestra, y de una manera que a mí me complace (narrada), la interpretación de la realidad.

Música excelente, muy bien elegida y al toque. Imágenes esta vez no típicas de Studio Ghibli, pero igualmente notables. Por otro lado, no veo esta vez un protagonismo mayor por parte de la mujer, lo veo más bien en el género masculino. Supongo que será por la situación en la que se hizo la película (TV) y el director Mochizuki.

Taku (también podría decirse que su fiel amigo Matsuno) perpetra en el interior de al parecer una personalidad fuerte y sin escrúpulos, Rikako. Pero con el tiempo, Taku logra encontrar eso que sabía que ella tenía; siente atracción pero es inseguro, aunque en el fondo sabe lo que quiere. Esta manera que hubo de jugar con el papel de los personajes me pareció muy positiva y digna de mención.

Para acabar, decir que, a falta de historia, bueno sea el orden. 'Puedo escuchar el mar' tiene una jerarquía de momentos que raras veces había logrado ver yo en otras creaciones Ghibli, seguramente porque en ésta se introduce una extensión del tiempo... Finalmente, se supo encajar un final adecuado para terminar bien la estructura y no dejar con ninguna sensación de vacío. Me encanta que las películas me llenen, y esta pudo hacerlo por el orden y su sencillez.
Slate
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18 de junio de 2011
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa, artística y genial película de animación sobre esa etapa de la vida en la que hemos sido escolares en un instituto preuniversitario, en que casi seguro nos enamoramos de alguna compañera de aula y en el que el romanticismo era sol que brillaba con enorme intensidad.

La película cuenta la historia de una jovencita que llega procedente de la capital a un instituto japonés de provincias. Debido a su carácter algo altivo no se adapta a sus compañeros y halla pocos amigos; sin embargo hay dos varoncitos que conectan con ella, el primero porque siente hacia ella una fuerte atracción amorosa y el segundo porque se ve de una forma u otra cruzándose en la vida de la chica, ya porque ella le pide un favor, ya porque se lo pide alguna amiga para que intervenga, etc. En definitiva, la linda y singular jovencita tocará el corazón de más de uno.

Estamos ante una atractiva narración de filme en dibujos animados, que cuenta una historia amorosa sobre la adolescencia y lo hace con enorme calidad y realismo.
Azurcine
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27 de noviembre de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La premisa es simple y previsible: Rikako Muto, una chica complicada por culpa de problemas familiares, se va a vivir a un pueblo desde Tokio y trastoca la tranquila vida de Matsuno Yutaka y Taku Morisaki dos buenos amigos. Obviamente la irrupción de Rikako Muto acabará provocando un triangulo amoroso que cambiará la vida de los tres jóvenes para siempre. Tal vez lo bueno de la película es que pese a transitar por lugares comunes, evita caer en el azúcar y en el exceso drama gracias a estar contada en forma de flashback por Taku Morisaki, quien va comentando en voz en off sus recuerdos y descubriendo al mismo tiempo que el espectador lo que realmente sintió en aquellos meses y que en su momento no supo entender o reconocer.
El problema es que la película es fría como el hielo por culpa del tratamiento de la historia. Pese a ser una película sencilla no le pone las cosas fáciles al espectador, al que aleja una y otra vez de las motivaciones de los personajes, pareciendo que estos actúan de un modo un tanto caprichoso hasta llegar al final del flashback. Puede que en parte sea culpa de la idiosincrasia de las relaciones personales japonesas y que en realidad esa frialdad sea producto del choque cultural con occidente.
Por otro lado la película logra transmitir esa cotidianidad tan típica de las producciones del Studio Ghibli, acentuada en este caso por la ausencia de elementos fantásticos y un diseño de personajes y escenarios más realistas pero realmente bonitos y detallados. También hay que destacar la calidad técnica y es que pese a ser un producto televisivo, la animación esta a la altura de muchas películas de animación japonesas coetáneas para la gran pantalla.
Un aspecto negativo es que la banda sonora, que disemina unas simples notas aquí y allá que repiten en exceso el tema principal, resultando totalmente insustancial y repetitiva, llegando a volverse invisible según avanza el metraje.
Puedo escuchar el mar es una curiosidad, pero también una película muy correcta pese al distanciamiento entre los personajes y el espectador, pero que se deja ver y se termina disfrutando ante su franqueza y sencillez.
Chechu Rebota
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