Jiro Dreams of Sushi

Estaba el otro día viendo la tv y me encontré con este documental, como era sobre sushi y Japón lo dejé y a los 2 minutos estaba enganchado.

El documental nos muestra la vida de Jiro Ono, de 85 años, dueño y chef de un pequeño restaurante en el sótano de un edificio de oficinas en Tokio, que para sorpresa de mucho obtuvo 3 estrellas Michelin, pero no solo trata de su vida, llena de dedicación y de búsqueda de la perfección, sino de los conocimientos que pasa a sus hijos, del cuidado del detalle, de la relación con sus proveedores y del problema de la pesca a gran escala que pone en peligro a muchas especies.

Jiro ha dedicado su vida a buscar la armonía y la perfección en lo que hace, cuidando cada detalle, creando un ritual en la preparación de cada sushi cuidando cada ingrediente y cada segundo.

Me entraron unas ganas tremendas de volver a Japon a probar el menú degustación, cuando supe el precio se me pasaron un poco...

Documental recomendable, eso sí, no lo veáis sin haber comido antes.

De rebote, atrapé este documental y en los primeros 5 minutos ya me tenia cautivo él a mi. No solo se trata de un documental sobre sushi, para los amantes del sushi posiblemente el mejor documental sobre la materia, es la historia de una vida dedicada a la elaboración del sushi, un placer japones.
Jiro nos narra a través de su vida y la de su familia el secreto para llegar a la casi perfección. Rozando la locura, soñando con ello.
Con el visionado de este magnifico documental también conoceremos un poquito mas sobre la fascinante cultura nipona. ( a mi me han entrado muchísimas ganas de viajar al Japón).
Otro de los puntos no menos importantes en el documental aborda la cuestión del atún rojo y demás pescados en posible peligro de extinción. Señores pescadores, POR FAVOR, no nos priven de este delicioso manjar, cuiden el mar igual que el mar los cuida a ustedes.

Gelb, con su pasión por los detalles, su profundo respeto y su paciencia en la elección de las secuencias, nos muestra en este delicado documental algo tan intangible como la experiencia y el buen hacer del gran maestro del sushi Jiro Ono. La belleza de las imágenes están a la altura de la depuración y el perfeccionismo sin fin que muestra este maestro que, por suerte para los amantes del buen sushi, ha sabido transmitir sus conocimientos a sus hijos. Una delicia.

Gran trabajo el que han logrado con este documental: contar la historia de un esfuerzo descomunal por lograr la perfección, la historia de un hombre que ha dedicado todos los días de su vida para dominar el arte del sushi, la historia de un chef japonés que con 85 años sigue buscando el mejor nigiri que jamás se ha creado.
El documental está producido con sobriedad y sencillez, cualidades que también atesora el chef Jiro. La presencia de la cámara es delicada y pasa desapercibida, solamente representada por una elegante banda sonora que encaja perfectamente en la historia. El espectador, en consecuencia, obtiene una mirada limpia y no sesgada de la realidad. Una obra muy recomendable para todos los públicos, no solamente la gente interesada en la cocina.
Tengo que decir que soy cocinero, he trabajado con un par de chefs japoneses y siempre he percibido este culto nipón por la excelencia. Jiro es, en definitiva, un homenaje merecido a este chef y a las virtudes que representa: perseverancia, esfuerzo y voluntad de superación.
De ahora en adelante cuando piense en estas palabras pensaré inevitablemente en Jiro.

Este documental es, sin duda, un clásico obligado para cualquier artista, sin importar la disciplina a la que acabe dedicándose. La juventud del director y la necesidad de aplicar unos códigos de tiempo comerciales, no impide que el espíritu de Jiro se contagie a todos los espectadores. Este es uno de los raros casos en que el talento de un artista, en este caso del Sushi, y la visión perfeccionista de su sueño llegan a un nivel de calidad difícilmente igualable. El documental se disfruta al tiempo que se sufre, puesto que se va respirando el final inevitable de un fenómeno irrepetible. No creo exagerar cuando siento que el talento de Jiro, está a la altura de los dibujos de Rafael. Es una lástima que no se haya dedicado más tiempo a las escenas de los mercados ya que en ellos se confirma la grandiosidad del proceso culinario, pero aún así, finalizado el documental, uno no sólo se siente mejor persona, sino que se lamenta de no haberlo visto en el mismo Japón.