Vidas robadas

Remanido thriller sobre un asesino de niños, la película intenta infructuosamente no caer en los convencionalismos del género, intenta darle altura a la trama, a las actuaciones, a las locaciones, intenta no ser una película más que vaya directamente a parar a las estanterías del videoclub. Por desgracia no alcanza a evitarlo, a pesar de ello no es una película desechable, se disfruta si uno es capaz de apagar el switch ése que no deja de anticiparse a los acontecimientos que está mirando en la pantalla..., porque en honor a la verdad, uno el asesino lo adivina a los 15 minutos.

Drama sobre la desaparición de un niño que, a su vez, desentierra otro suceso ocurrido hace cincuenta años, las dos historias se complementan y crean una historia sobre emociones, decisiones y el instinto paternal. Josh Lucas y Jon Hamm resultan convincentes en sus roles, así como el resto de personajes que los rodean. Una buena historia que no busca impactar o sobrecoger, sin regodearse en lo escabroso y resaltando las emociones ante todo.

Amable telefilm que nos habla de la responsabilidad de la paternidad, y en especial del instinto paternal que no se ha tratado nunca tanto en el cine como el maternal.

Film sencillo, no pretencioso, que busca ahondar en los sentimientos incluso antes que en la intriga o la escabrosidad de un asesino de niños, y sin caer en el sentimentalismo, nos aproxima convincentemente a los problemas psicolóqicos que produce la pérdida de un hijo de corta edad.

Repito que la estética es de telefilm y no se debe esperar mucho de su trama ni de su puesta en escena, pero con unas interpretaciones competentes, una banda sonora adecuada a lo que se cuenta, y un mínimo de intriga, se ha conseguido un film digno y que nos hace reflexionar, nos hace encararnos con la podredumbre de este mundo ( y más aun ahora, que en los años 50, desde luego , que hay muchos más "dementes" sueltos ), y tener en mente siempre, la frase del título que he puesto a esta crítica.

Tom Adkins (Jon Hamm), un oficial de policía casado con Barbará (Rhona Mitra), y obsesionado por la desaparición de su hijo 8 años atrás en un descuido en el que le dejo solo en una cafetería mientras iba al baño, investiga el hallazgo del esqueleto de un niño hallado en unos terrenos por unos obreros; tras confirmarse que los restos tienen más de 50 años y sentirse aliviado que no sean los de su hijo, toma el caso con interés por lo que le recuerda a su propia perdida sin dejar de hacer las investigaciones que llevaba alternando con su trabajo desde el triste suceso.

Hemos conocido en un corto flashback, las circunstancias anteriormente reseñadas de la desaparición del hijo de Tom, tras el hallazgo de ese esqueleto del pasado se nos muestra quien era ese niño, circunstancias familiares y los hechos que acabaron con él en esa caja donde fue encontrado 50 años mas tarde.

Alternado durante todo su metraje esas 2 historias tan distantes en el tiempo, y salpimentando el correcto thriller de investigación con una justita subtrama de cómo afecta al matrimonio de Tom la obsesión por hallar respuestas, tenemos una pasable muestra de ese inquietante subgénero con niños desaparecidos y maniaco rondando de por medio (recuerda a "El intercambio 2009" y "The Gray Man 2007" en ciertos aspectos), opera prima como director de Anders Anderson, guión del curtido actor de reparto Glenn Taranto (visto recientemente en "In the Valley of Elah 2007" y "Blindado 2009", y en esta que nos ocupa haciendo un cameo como Chollie, el dueño del auto restaurante donde trabaja la camarera Sally Ann que interpreta Jessica Chastain), cuya atmósfera y nicho de mercado es como tv movie de sobremesa, ya que a pesar de contar con un casting más o menos apañado (salvando el correcto papel de Josh Lucas como el padre del pasado, reseñar un cameo de Joanna Cassidy, ya que tanto la guapa Jessica Chastain – un bombazo de mujer en "Jolene 2008" - como Rhona Mitra, poco pueden hacer con tan desdibujados papeles) la historia avanza a trompicones a través de un guión cogido por los pelos, sin chispa ni intensidad para ser considerado un thriller a tener en cuenta, pero que insisto, como tv movie de sobremesa se puede considerar por encima de la media.

Una película correcta y sin sobresaltos. No estoy de acuerdo en que la estética sea de telefilm, como dicen en otras críticas. Tiene mejor calidad que una tv movie en todos los aspectos.

La historia se centra en cómo en los años 50 un hombre pierde a uno de sus hijos, con retraso mental para dar más penita o más credibilidad, y nunca lo encuentra. 50 años más tarde el cadáver es hallado. El caso lo lleva un detective que, casualidades de la vida, también perdió a su hijo y con la misma edad.

Esa es la parte que sobra, la del caso paralelo del detective, que lo único que hace es enturbiar la historia principal.

El guión es simple, pero bien llevado. Hay tantas películas de psicópatas y asesinos en serie que es muy difícil que alguien invente algo nuevo y nos sorprenda. Esta película profundiza en la amargura de ambos padres, el detective y el de los años 50, por la pérdida de sus respectivos hijos y de cómo eso destroza sus vidas (de ahí el título 'Vidas robadas').

Es una película bastante equilibrada. No es escabrosa, ni sensacionalista, ni se centra en el asesino, si no en los padres. Transcurre suavemente y la historia está bien narrada. Eso le da muchos puntos.

Recomendable para aquellas personas que no pueden ver una película de horror o terror, porque ésta es similar pero en 'light'.