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El favorito de la reina

Drama Inglaterra siglo XVI. Relato sobre la atracción que la ya madura Reina Isabel I Tudor (Bette Davis) siente por el seductor Sir Walter Raleigh (Richard Todd) y su enconado enfrentamiento con una maquiavélica rival más joven que ella (Collins). (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
10 de septiembre de 2010
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más desconocidas películas de Bette Davis, que interpreta de nuevo a Isabel I, quince años después de “La vida privada de Elizabeth y Essex”.
Como en la mayoría de los films históricos de los 50 no es un biopic riguroso, aunque sí bastante cercano a la figura de Walter Raleigh y su relación de amor-odio con la todopoderosa Reina.

La dirección de Henry Coster, dos años después de dirigir “La túnica sagrada”, es de una corrección técnica y formal que raya la perfección. Rodeado de unos valiosos técnicos, como el músico Franz Waxman, una buena fotografía y un fabuloso vestuario del que Bette Davis saca gran partido, la película resulta muy entretenida en todo momento, se ve con sumo agrado e incluso deja un muy sabor de boca.

De Bette Davis, todo el mundo conoce sus méritos y su apasionada manera de entender la interpretación. Aquí sin embargo se ajusta al soberano personaje, incluyendo desmanes sólo en los momentos en que los requiere, de gran excitación, y realizando un trabajo contenido, riguroso y francamente notable. Sospecho que la dirección de Koster tiene mucho que ver, junto con el hecho de que Bette llevaba tres años sin actuar en la gran pantalla.
Hay quien se ceba con Richard Todd. No es que sea Laurence Olivier pero considero exageradas las críticas. No desentona, y en los cara a cara con la Reina (momentos culminantes) está a la altura. No es poco, considerando que Bette Davis es una de las más grandes actrices que ha habido.
El triángulo amoroso se cierra con una joven y bellísima Joan Collins, que casi parece un ángel. Me ha sorprendido muy gratamente. Sin duda, el magnífico colorido del film y el buen uso del Scope le favorecen.

De recomendada visión para seguidores de Bette Davis.
Gabriel Ufa
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6 de enero de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Dudley, conde de Leicester, Robert Devereux, conde de Essex, y Sir Walter Raleigh, pirata, político y escritor, fueron los amantes más conocidos que tuvo la reina Elizabeth I de Inglaterra quien, al contrario de tantísimos hombres, nunca se “quemó” con sus devaneos amorosos pese a que, como era de esperarse, generó toda suerte de roces, conspiraciones y envidias, entre los incontados caballeros que pretendían sus favores, pero no porque ella fuera atractiva, sino porque detrás suyo estaba el poder. Y, bien es sabido que, los hombres más ambiciosos del mundo indefectiblemente buscan ocupar una silla en los recintos gubernamentales.

Una casi-clonada Bette Davis, por segunda vez se posesiona del carácter de la reina como si fuese ella misma, logrando con firmeza su fuerte temperamento, su ambigüedad entre ceñirse al deber o seguir los dictados de su corazón enamorado, y dispuesta a conceder grandes favores a cambio de poder exigir la satisfacción de sus apetitos personales que luego ella misma minimizaría haciéndose llamar, hipócrita y maliciosamente, “La reina virgen”.

La historia se centra esta vez en la relación de Elizabeth con Walter Raleigh, el aventurero que se las ingenia para entrar en palacio, sirviéndose de la ayuda del viejo amigo de su padre y ex-favorito de la reina, el conde de Leicester (representado a propósito por el actor Herbert Marshall, quien había sido el partenaire de la Davis en los notables filmes “La carta” y “La Loba”). Richard Todd, como Raleigh, hace lo mejor que puede para ponerse a la altura de la gran diva, pero, como en “La vida privada de Elizabeth y Essex” de Michael Curtiz, todo está dado para que las palmas se las lleve de nuevo la espectacular Miss Davis.

El guión contiene atinados diálogos y algunos apuntes bastante atractivos, como cuando a la vista de Beth -su enamorada e instructora sobre las costumbres de palacio-, a Raleigh le toca sentarse en el cojín de la sumisión. Muy buena también la improvisada boda entre Raleigh y Beth, teniendo como testigos a dos humildes sirvientes. Y, ¡cómo olvidar la ceremonia en que se bendice la partida de Raleigh en busca de tesoros! Pero, el afán de acercarse en lo posible a los hechos históricos, conservando la máxima discreción con los personajes, pesa sobre la dinámica de la película haciendo que el ritmo decaiga por momentos y que la narración, en general, resulte un poquito sosa.

Muy ajustada la ambientación que logra el director Henry Koster, y fue muy correcta su dirección de actores, pero la relación que se presenta entre Sir Walter Raleigh y la controvertida reina de Inglaterra, no ofrece suficientes matices como para que éste sea un filme relevante. Sólo nos queda la clara idea de que la prosperidad de los reinos, se consigue siempre a cambio de la ruina de los pueblos.

Título para Latinoamérica: “LA REINA TIRANA”
Luis Guillermo Cardona
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24 de marzo de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película levanta acta de la atracción y el rechazo que unió y separó a sir Walter Raleigh y a la reina Elizabeth Tudor, más conocida por “la reina virgen”. En mi opinión, se acerca más a un melodrama que a una película de aventuras, que aunque pueda existir dicha aventura, tan sólo subyace en la voluntad de Raleigh, el ambicioso capitán que no se conforma con el papel de favorito cortesano (o alfombra para la reina) y piensa en océanos y mares antes que en los salones y dormitorios con espesos cortinajes del palacio Tudor. Se trata de una producción británica de la Fox, para la cual el Estudio puso al frente a uno de sus directores de confianza, el berlinés nacionalizado americano Henry Koster (responsable del rodaje del primer film en scope, “La túnica sagrada”).

El film se inicia con un coche de caballos que atraviesa un bosque, quedando atascado en un agujero de barro y su pasajero recurre para salir de él a unos hombres que comparten vino y mujeres en una posada próxima al lugar; uno de éstos es Walter Raleigh (un correcto Richard Todd), quien ve en el incidente una forma de poder contactar con la reina Elizabeth (una gran Bette Davis) y lo aprovecha, no sin cruzar antes su espada con las de los otros clientes de la posada. No tarda en encerrarse tras los muros de palacio y la “aventura” de Raleigh se desarrolla entre intrigas cortesanas al amparo de los cambios de humor de una reina que siente celos de los amores de su favorito con una de sus damas de compañía, Mary (una bellísima Joan Collins)

.Los decorados y el vestuario son los auténticos protagonistas de este relato de interiores sombríos en el que se valoran la luz o el humo de una vela antes que los hechos narrados, los contrastes de color del vestuario y el decorado antes que las motivaciones de los personajes. Una forma de realismo a la inglesa que Koster retrata con sus circunspectos modales todo-terreno agudizados por el formato scope. Cuando la acción sale a exteriores apenas existen variaciones: la lejanía interpuesta por el cineasta acaba cobrándose un alto precio, el desinterés por la narración, aunque el espectador desea que Raleigh consiga sus propósitos, la película nos deja con la miel en los labios, la aventura sigue sólo en los deseos del favorito de la reina, pero esa es otra historia.
Antonio Morales
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5 de junio de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El favorito de la reina es una buena película de época donde el vestuario y la ambientación se adueñan de ésta para contar una historia bien alejada de nuestra realidad pero no serán así los sentimientos de sus personajes.
Película que me puse a verla por su reina, Bette Davis en un papel bastante atípico en ella pero como siempre genialmente llevado a la pantalla aunque no sea su mejor lado.
Una reina soberbia, vulgar y arrogante además de tierna a su manera con bastantes complejos utilizará su poderío para demostrar quien es el que manda en su corte.
La película se caracteriza por una increíble labor de ambientación, los vestidos de cada personaje están genialmente trabajados al igual que la actitud de cada uno de ellos, en sus actos y diálogos.
La película no trata un gran tema, la simple ambición de un hombre por conseguir de la reina unos navíos para llegar a la nueva tierra, aquí se entremezclarán diversos sentimientos por partes de ambos, el orgullo de uno y el poder de otro, sentimientos que aunque hayan pasado los años siguen estando presentes en el corazón del hombre.
La película es muy correcta con la época y la vida en la corte inglesa, en los diálogos de todos y de sus modales, demasiado cursis para días como hoy…pero bueno para eso está la evolución.
La película es buena y se ve también bastante bien sin llegar a una gran problemática en la narración de la historia consigue unos buenos resultados.
manuel
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22 de noviembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La notable capacidad de H. Koster para captar la atención del espectador sólo es comparable a su habilidad para manejar los recursos técnicos y materiales que requiere una narración compleja.
Una acción intensa, una estupenda banda sonora y unos diálogos certeros combinan su poder de seducción para que el argumento exprese su mensaje.

Miradas penetrantes, lances de alcoba, relatos galantes e intrigas políticas exhiben sus armas y ningún flanco queda sin cubrir mientras una cuidadosa ambientación enmarca todo el conjunto en un contexto idóneo para que el celuloide rebose agudeza crítica y talento artístico.

Y ofrece una magistral interpretación de B. Davis.
ABSENTA
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