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God's Puzzle

Fantástico. Ciencia ficción. Comedia. Romance La primera parte es una comedia romántica de estudiantes, la segunda una cinta sobre la destrucción de la humanidad”. Así define Takashi Miike su peculiar nueva película, una ‘sci-fi panic love fantasy’ (ahí es nada) basada en el best-seller homónimo del escritor Shinji Kimoto cuyo tema principal versa sobre la posibilidad de crear un universo por nosotros mismos. ¿Aceleradores de partículas, agujeros negros, el Big Bang? Pues sí, el ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
11 de mayo de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película demasiado inteligente para Miike, y es que el Puzzle de Dios es una película con un guión muy versado, muy técnico dentro de la física y astrofísica, con un comienzo prometedor mezcla comedia juvenil y romance, que se va desarrollando con intriga perfectamente sin perder fuerza e intensidad, pero para acabar al estilo Miike, extravagante, una rayada monumental que ridiculiza y minimiza todo el buen hacer anterior.

Quitando ese toque personal de Miike, la película es muy buena, la música engancha, las actuaciones están correctas, los personajes perfectamente desarrollados y por supuesto el guión es genial, así que la recomiendo a todos aquellos que quieran ver una buena película.
Ranxomare
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7 de diciembre de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película del incansable Takashi Miike, que deja de lado por un momento su lado más gamberro y cómico y se mete de lleno en una trama existencialista sobre la creación y destrucción del universo.

Alguna ida de pinza tiene, como siempre hacia el final de la película, pero en general intenta tratar el tema de una manera seria, con estética a menudo cercana al ciberpunk y diálogos largos en indescrifables términos científicos. Como intento no está mal, pero Miike se desenvuelve mejor en otro tipo de cine, y se nota (además, hay que tener en cuenta el ritmo cansino que tienen la mayoría de las producciones niponas).

En definitiva, film menor en la extensa filmografía de Miike (que no quiere decir que sea malo) que nos ofrece teorías sobre las que pensar sobre la creación del universo, la existencia de un Dios y el sentido de la vida.
PlanetaClaqueta
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11 de marzo de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me hace muy difícil dar una opinión sobre esta película, la verdad mas que interpretarla se debe sentir, es como una sinfonía, puede variar tu gusto, pero siempre va a resultarte conmovedora, algo parecido sucede con "God Puzzle" puede no gustarte, pero al final veras por el por que de mi puntaje, esa magia que te atrapa, aun sin entender la trama, es el universo mismo que se combina en la pantalla para dejarnos con mas dudas que certezas cuando se la pantalla se pone en negro y vemos los títulos, yo mismo no entiendo por que me gusto, pero lo maravilloso es que simplemente paso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Julian_Carax
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6 de marzo de 2017
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¿Se mueve bajo nuestros pies la inmensidad de un universo sin límites? ¿Y qué hacemos aquí intentando comprender un concepto tan imposible de descifrar?
Estas son sólo algunas de las preguntas que tienen lugar para el joven Motokazu.

Curiosa historia que le surge a Shinji Kimoto, un apasionado de las ciencias graduado en física dedicado a la escritura y a dirigir películas educativas, al realizar una tesis de cosmología la cual evoluciona en una idea lo suficientemente interesante para llenar un libro. "Kami-sama no Pazuru", practicamente un diario sacado de sus tiempos de estudiante, se publica en 2.002 a través de la gran Kadokawa y será premiado y elogiado por la crítica además de capturar la simpatía de una parte del público joven al mezclar de un modo entretenido comedia romántica y ciencia-ficción, si bien la otra reacciona indiferente debido a la cantidad de complicados conceptos científicos que se agolpan en diálogos enrevesados.
Es tras aparecer su versión en manga y hasta en videojuego, unos años después, cuando la novela (re)dispara su popularidad y pasa a ser una de las más vendidas del momento. Pero, ¿por qué razón quiso el sr. Kadokawa encargarle una adaptación a Takashi Miike? Su reciente introducción en terrenos más comerciales tuvo la culpa, de hecho admitió que este sería un punto y aparte en comparación con sus trabajos previos; difícil de admitir, pues todo lo que realiza el de Osaka siempre difiere de lo anterior. Pero su sello se encuentra a fuego en esta cara producción, para bien o para mal, y desde el primer nanosegundo (ya que va de ciencias el tema...).

Hayato Ichihara le impresionó con su coraje y actitud valiente, pero es, de lejos, de los actores más mediocres que el cine contemporáneo japonés ha tenido la desgracia de darnos. Su Motokazu podría resultar simpático si no fuese tan idiota...y para colmo encarna a un gemelo, Yoshikazu, totalmente inventado para el film, y el ver sus expresiones exageradas y torpeza cuyo fin es sacar una sonrisa a la joven espectadora nipona de turno sólo provoca un doble sufrimiento. Masa Nakamura, viejo amigo de Miike de cuyos dedos salieron "The Bird People in China" o "Big Bang Love", presta demasiado la trama al absurdo inconsciente.
En lugar de dejar al Motokazu de la novela crea una situación nada convincente como el intento de éste de suplantar al gemelo inteligente (que se ha ido de viaje y tendrá sus propias experiencias al margen de la historia...) en sus clases universitarias con la excusa de camelarse a Shiratori, una chica de la que está enamorado. Ver a este cabeza hueca frente a profesores hablando de teoría de cuerdas, astrofísica, física cuántica y otros temas igual de complicados sirve aun así para empatizar con él, ya que la acumulación de charla científica y lenguaje específico tan ajeno a los no interesados en esta rama sólo consigue resultar cargante y soporífero...

Y de nada sirve que Miike inserte sus instantes de humor delirante, tan pesados como ciertos "flashbacks" innecesarios y la narración omnisciente del protagonista. Todo es imposible de creer y está fuera de lugar aquí, y lo ejemplifica la unión de Motokazu y Saraka (Shiratori, Hozumi en la novela, no tendrá ninguna función, por cierto), la niña misántropa y desagradable famosa por desarrollar un innovador acelerador de partículas para probar una arriesgada teoría: la posibilidad de recrear las mismas condiciones que dieron origen al Universo. Mientras, Motokazu escuchando con la mente en blanco, como nosotros...
Durante un desarrollo donde se cruzan sin sentido los géneros, el romance se presenta a nivel de "dorama" de cuarta fila y un puñado de secundarios anda por la pantalla sin un papel claro, sobresalen algunos temas ya visitados por el director (la soledad, la angustia existencial, el odio familiar, el fracaso), pero en líneas generales las ideas, pese a lo interesantes que son, y la constante de unos diálogos enrevesados, no encajan con su particular estilo y ritmo. Igual que Motokazu no pertenece a esa universidad está claro que él no pertenece a esta película.

No desmerece teorizar sobre el hecho de cuestionarse el origen del Universo y si se debió a una fortuita unión de elementos o gracias a la acción de una fuerza desconocida. "Algo" anterior entre la nada y la creación; será lo que mueva la paranoica obsesión de Saraka ya en una segunda mitad donde todo se empieza a desmoronar cuando su proyecto sea atacado por falta de credibilidad. La historia se torna más oscura, más violenta, cunde la irregularidad en la mezcolanza de estilos, propio de muchas obras de Miike; mientras, el exiliado Yoshikazu ha adoptado la forma inocente de Motokazu de concebir la existencia y éste se ha convertido a su vez en un doble convincente del otro. Qué lío hay aquí montado.
Mizuki Tanimura, bella pero insoportable, carece de química en pantalla con Ichihara, y la relación de sus personajes es un vacío tan grande como el agujero negro que empieza a hacer peligrar la vida de la Humanidad durante un tramo climático que se extenderá la friolera de una media hora pasadísima de vueltas entre fallos de sistemas, persecuciones, apagones generales, la vuelta de personajes desaparecidos y un remate con el imbécil protagonista cantando y tocando la guitarra sobre la gran estructura del centro donde se llevan a cabo los experimentos de Saraka que es menester ver para creer...

Pero más increíble es el "happy ending" que narrado bajo un tono amable nos sale con unas ideas existenciales de perogrullo. Tan de puro "dorama" que uno se pregunta por qué esto no se pensó para ser realizado como serie de televisión.
Tampoco fue tan importante el cambio para el nipón, que lo hizo entre las caras producciones de "Crows Zero"; así que, cuando pudo, regresó al universo de los golpes, las calles y la violencia adolescente y ahí, gracias a Dios y a Albert Einstein, terminó su romance con el Big Bang, las partículas espaciales y la física cuántica...
Chris Jiménez
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