Ríos de color púrpura 2: Los ángeles del apocalipsis

El primer error de esta película es su propio título. La película no tiene absolutamente nada que ver con su primera parte y tan solo comparte el personaje principal por lo que si la película hubiera tenido otro nombre hubiera sido incluso más acertado.
Y aparte de no compartir nada en cuanto a la historia de la primera parte, tampoco comparte nada de lo positivo de la misma y tan solo copia de la misma su estructura. Dos policías que ven sus casos cruzados y cooperan para resolver una serie de misteriosos asesinatos. Nada más, ni siquiera tiene un sorprendente final como en la primera parte (que tampoco era una maravilla, pero tenía un punto de sorpresa).
Las interpretaciones son más bien deficientes y se echa muy en falta a Vincent Cassel cuyo sustituto no consigue igualar el nivel en un papel del mismo perfil que el anterior. Incluso Christopher Lee naufraga.
El argumento además es sumamente vacío e ilógico y el espectador implorará por el fin de la película en más de un momento.
Las escenas de acción por otra parte son decentes, y si se toma la película como independiente de su antecesora puede llegar a entretener, pero poco más. Un claro ejemplo de secuela forzada por el éxito de la primera parte que cae en un profundo fracaso y que solo puede dejarse ver durante algún que otro rato.

Después de una primera parte, que tampoco es que me gustará mucho, pero por lo menos se dejaba ver y resultaba un producto entretenido, nos llega esta estupida película.

Absurda, rozando el ridiculo, lo peor de todo es su delirante guión. A mí no me intriga nada, lo único es que tiene unas cuantas persecuciones estupidas con los monjes esos que son muy malos y muy fuertes haciendo cosas totalmente flipantes.

Las escenas de la película no infunden nada. No hay humor, no hay suspense, no hay nada. Quizá alguna escena se salva de la quema pero realmente, en mi opinión, son bastante pocas.

En cuanto a los actores, Jean Reno y Benoît Magimel no tienen nada de química. Prefiero la pareja que Reno formaba junto a Vincent Cassell en la primera entrega, por lo menos tenían algo más de química.

Los personajes de ambos son los de los típicos policías que llevan una investigación, llenitos de tópicos sin aportar nada nuevo, mientras que el amigo Christopher Lee demuestra que está de capa caída haciendo el papel de malote. Camille Natta cumple con su función en el papel de ayudante de los investigadores.

En fin, que podriamos estar ante un producto minimamente entretenido sino fuera por su argumento estupido, sin sentido y por su nefasto final totalmente comercial que queda realmente mal (aunque también el principio, el intermedio, vamos en general casi todo).

Un bodrio impresentable comparado con la primera entrega de esta saga. Pierde mucha seriedad (aunque la primera parte ya presentaba algunos momentos cómicos) en contraste con la antecesora. Desde el comienzo te muestran que esta cinta será distinta, que tendrá un toque más orientado hacia la fantasía y la acción. No tiene nada que ver con la historia anterior de la univesidad neonazi, ésta presenta una historia muy distinta, sin trabajar tanto la tensión y el suspenso del filme, mas bien se desarrollan situaciones donde se priorizan las escenas de lucha, de persecuciones, investigaciones light y de poco contenido emotivo. Una pena, me resultó una mediocre propuesta, con características livianas y de casi ningún valor discursivo. Muy flojita, en ese aspecto. Quisiera agregar que si bien cuenta con la buena presencia en las actuación de Jean Reno, esta participación es poco saludable a consecuencia de un mal relato y del vacío argumental preocupante. Bien en la dirección del filme, fantástica alguna que otra utilización de cámaras, unos encuadres excéntricos. La parte visual es digna de destacar, y por consiguiente constituye lo mejor del filme por cierto. Cuenta que con una muy buena ambientación y elocuente fotografía, pero se diluye en la pobreza generalizada de aspectos más importantes en la construcción de una obra. Es para ver una idea alternativa de hacer cine de acción encubierto bajo un fachada que dice "cinta de suspense". Ah, me olvidaba. No hagan caso a que en los créditos aparezca Christopher Lee, es una pantalla. El tipo aparece en escasas escenas.

Ni como entretenimiento consigue ser tomado en serio este subproducto de la factoría Besson. Monjes que parecen ninjas, policías protagonistas incompetentes que jamás consiguen salvar a nadie salvo a ellos mismos, y un tramo final que es copia casi plano a plano del final de "En busca del Arca Perdida" hacen que cada minuto de esta película suponga un auténtico calvario para el espectador. Si acaso, la presencia de Christopher Lee, con su impresionante porte, dan algo de lustre al conjunto.

Una secuela que se trata más bien de un nuevo caso del detective al que interpreta Jean Reno, aunque copiando demasiado la misma estructura de su predecesora y bajando un poco la calidad de algunos elementos.

Esta es más rápida, efectista, y con un guion más flojo también, dejando bastante que desear en líneas generales, y aunque los intérpretes hacen lo que pueden, su nivel es bastante inferior a la anterior.

Mención aparte tienen los monjes/ expertos en parkour/ gimnastas olímpicos profesionales/ asesinos tipo “Scream”, que aunque ofrecen momentos que resultan divertidos, llevan la trama hacia la comedia involuntaria de forma inexorable.