Para toda la muerte

Por personajes que lejos de tener vis cómica y despertar simpatía en el espectador, consiguen exasperarlo y darle dolor de cabeza.
El "film" parece una obra de la transición de enredo, costumbrista, al más puro estilo "Escenas de matrimonio". Producto fallido, que intenta seguir, sin conseguir, la novel "El mundo es nuestro".
Curiosidad en los cameos, amiguetes del director y que siempre acompañan a los Compadres desde los inicios.

Lo mejor : Los cameos y sus oficios con guiños a sus predecesoras.
Lo peor: El personaje de Estefanía de los Santos.

La frescura y desparpajo que tenían en "El mundo es nuestro" hace siete años cuando comenzaron en su andadura cinematográfica, la perdieron en su "continuación" (El mundo es suyo), ahora vuelve a dirigir Alfonso Sánchez una nueva comedia de enredos con cierto toque de humor negro y con un estilo muy teatral.

Con una cortísima duración (75 minutos) la película lleva un ritmo bastante rápido en el que las situaciones divertidas se suceden dejando entrever una critica social a la precariedad laboral que impera hoy en día y lo que se estaría dispuesto a hacer para conseguir un trabajo para toda la vida.

Los compadres inolvidables El ‘Cabesa’ y el ‘Culebra’ son el siempre divertido Alberto López y el  director del film que se reserva también un papel Alfonso Sanchez. Les acompaña una disparatada Estefanía de los Santos en un papel muy simpático y a la vez perturbador.

Quizá se le nota una escasez de presupuesto al tener como escenario único un portal y el interior de una vivienda, pero consigue lo que promete. El guion también es de Alfonso Sanchez que contiene una idea muy buena, con momentos divertidos y diálogos enredosos, pero a medida que avanza la idea va flojeando y ese buen arranque va perdiendo mucha fuerza hasta el final, llegando a perder mucho el interés.

El resultado es una comedia muy sencilla que hubiese funcionado mejor en teatro que como largometraje.
Destino Arrakis.com

Pues salgo del cine pensando que son siete euros un poco echados a perder, lo que no sé es cuánto habrá costado la película, pero qué dolor...
Incluso queriendo dejar a un lado las comparaciones, la película es mala. Está claro que no se acerca ni de lejos al peliculón que es EL MUNDO ES NUESTRO (6,6/10 en FilmAffinity), pero que dejando a un lado ese dato, sigue siendo una película que promete al inicio y en seguida empieza a no tomarse en serio ni a sí misma ni al público. Yo fui opositora durante cinco años, se me hizo un calvario, como a todos. El día que conseguí mi objetivo fue el más feliz de mi vida, por eso lo que esta película propone como final me parece inverosímil y un poco ida de olla.

Da la sensación de que estás viendo una tv-movie o un teatro, que puede gustar más o menos, y pierde fuelle en muchas escenas que se hacen muy largas. A mí no me gustó nada el personaje de la vecina, que nadie es muy natural en la película, pero esa mujer está pero que muy, muy sobreactuada.
Había visto otras películas de los compadres y los cortos de Mundoficción, por eso fui al cine a ver esta. Ellos me gustan mucho, en especial me río mucho con Alberto López, pero es verdad que la peli no está a su altura. También he buscado a ver qué había visto de la otra productora y no conocía nada excepto una peli titulada EL AMOR NO ES LO QUE ERA (4,4/10 en FilmAffinity), que tenía muy buen reparto, pero que si mal no recuerdo no fui capaz de terminar porque me aburrió muchísimo.

Me habría gustado ponerle más nota, porque iba pensando que me lo pasaría genial, pero me he reído tres veces contadas. Otra vez será.

En el imaginario colectivo, pocas profesiones tienen una connotación tan peyorativa como la de funcionario y su trabajo asegurado para toda la vida. Y lo más curioso es que esa es la legítima aspiración de toda la sociedad. En ese caso, por qué se denosta al funcionario? Si tu primo, o el gerente de una empresa de seguros, te hace un contrato de por vida, entonces nadie te critica. Los sindicatos y todas las fuerzas sociales lo celebran y lo consideran el contrato y la situación ideal. Pero si el trabajo se lo ha ganado uno mismo, sólo con su esfuerzo y su talento, compitiendo durante años contra 10 ó 15 aspirantes por plaza (a veces bastantes más), entonces no eres más que un desecho social, un vago? Quizá ese antagonismo, funcionario versus trabajador por cuenta ajena, responda, más que a la realidad, a unas estructuras cognitivas proclives a la dicotomía que casi todos tenemos en mayor o menor medida.

Con inconscientes e ideológicas consideraciones sobre la precariedad laboral comienza esta película protagonizada por unos opositores (tan verosímiles como un luchador de Sumo que aspira a convertirse en Jockey) capaces de matar por obtener un puesto de trabajo para toda la vida. Cómo pretexto para iniciar una comedia me parece tan válido como cualquier otro. Pero aquí no hay nada coherente que desarrollar, porque la cinta no sabe muy bien lo que está parodiando o criticando, limitándose a presentar una situación esperpéntica que se estira en exceso, trufada de diálogos sin demasiada relación unos con otros. Además, casi todo es arrítmico (interpretaciones incluidas), sin frescura, con una gracia más que sosa, que nos muestra unos personajes irreales, con unas relaciones personales más propias del siglo XIX que del XXI, con el conformismo, con el apego a lo tradicional como bandera.

Una lástima, porque este dúo de cómicos sevillanos, que conforman Alberto López y Alfonso Sánchez,ha acreditado un talento más que sobrado, tanto en su primera película: "Todo el mundo es nuestro" (una graciosa critica costumbrista, mordaz y certera, sobre todo lo que se movía por la pantalla), como en sus cortos humorísticos, como en "esto ya no es lo que era" (un derroche de gracia e ingenio). Ojalá que su próxima película transcurra por esos derroteros.

Sin casi ningún punto en común con las dos películas anteriores salvo unos guiños muy breves, esta nueva comedia de los compadres juega con el sueño español de ser funcionario.
El humor, aunque el punto de partida sea un intento de asesinato, es muchísimo más blanco de lo que parece. Me recuerda a títulos clásicos de los 80 como “Esta casa es una ruina” o “Este muerto está muy vivo”. Es un enredo con muchos personajes (algunos un tanto peculiares), y un muerto de por medio que se parece en cierto sentido a un personaje de “South park”.
Me ha hecho reír con algunos buenos momentos, como los “leñazos” que se lleva el muerto (el clásico humor físico de toda la vida), los nervios de José Vicente y las apariciones del tipo de gafas de culo de vaso.
Es entretenida, y se pasa en un suspiro porque dura literalmente eso. Es demasiado corta, aunque pasan bastantes cosas a buen ritmo, como mandan los cánones del género, y alargarla quizás habría sido un error porque tampoco es que la cosa dé para mucho más.
Me ha gustado un poco menos que las dos de “El mundo”, pero eso no quita que me haya divertido lo suficiente para darle de sobra el visto bueno al follón que forman estos “amigos de Hugo”.