Visitor Q

Un día cualquiera en casa de los Yamazaki:

Takashi Miike ha sido capaz de echar por tierra en poco más de una hora el trabajo de Walt Disney. Vista superficialmente, la película parece más un ejercicio de escandalización y degeneración moral gratuita; obviamente, es mucho más que eso. "Visitor Q" es una de las mejores ¿comedias? de los últimos años, sino la mejor. Si gran valor se encuentra en su capacidad de hacer triviales y divertidas las situaciones más escabrosas y teóricamente desagradables por las que puede atravesar una familia en crisis.

El personaje que da nombre a la película es una especie de mesías de la desinhibición, que es el tema central del film. Es muy esclarecedora la frase en que la madre afirma no ser sino "una persona normal". A través de la intervención del misterioso visitante, los miembros de una familia japonesa asumirán sus más ocultos deseos y perversiones, convirtiéndolos en algo cotidiano.

La desestructuración familiar se producía no por la naturaleza de sus actos, sino por el hecho de pretender enterrarlos y avergonzarse de ellos. La felicidad llega cuando comprenden que es necesario dejar atrás sus tabúes y exteriorizan su "lado oscuro". Una verdadera lección de moral, de anti-moral.

Brillante.

El más acertado y convincente Takashi Miike es en mi opinión el que opta por la parodia ("Full Metal Yakuza" y "Zebraman") o utiliza códigos ajenos en su propio estilo ("Cementerio Yakuza" y "Visitor Q").

Tiene similitudes arguméntales con "Teorema" de Pasolini. Un extraño visitante que se instala en una unidad familiar sirve de catalizador para los sucesivos eventos. Pero al contrario del halo de destrucción y caos que deja tras de si Terence Stamp, Miike utiliza ese catalizador para reconstruir a una maltrecha y malograda familia.

También tiene ese parecido de comedia muy ácida y negra típica de John Waters o Todd Solondz; y en mostrar sin reparos y de manera tan contundente como divertida todas las execrables depravaciones, rompiendo toda clase de tabús. Del incesto a la necrofilia. De la lluvia láctea a la escatología.

Porque "Visitor Q" es un cuento familiar moderno y optimista sobre los límites morales y la decadencia de nuestra sociedad. Un órdago de hasta donde podemos llegar y hasta donde puede y quiere llegar el espectador. No creo Takashi Miike pretenda escandalizar sin más, para eso están los informativos, simplemente dar una visión personal y por lo tanto discutible, de la desintegración familiar haciendo lo que sabe hacer.

La estética digital le da un toque amateur muy interesante y original. También tiene momentos divertidísimos, porque todas estas provocativas y salvajes marranadas son parte de la libertad del autor para dar rienda suelta a sus más oscuros y retorcidos pensamientos. No se trata de un cine intelectual y poético (véase "Teorema"). Al contrario, al igual que las películas más salvajes de John Waters, "Visitor Q" es una obra anti intelectual, independiente e inteligente. Un filme golfo y desgarrador para provocar, incomodar, divertir y finalmente (es opcional) reflexionar.

Mi película favorita de Takashi Miike y una de las mejores comedias negras que he visto en mucho tiempo.

“Visitor Q” es sin duda, hasta la fecha la mejor película de Miike, una de las mejores comedias negras jamás rodadas y también una de las mas criticadas por su violencia explicita y escenas de mal gusto junto con la también injustamente criticada “Holocausto caníbal”.

Hay que decir que “Visitor Q” no pretende en ningún momento escandalizar, sino todo lo contrario, divertir (yo me divertí, y mucho), Miike solo retrata una realidad, aún haciéndolo de forma abstracta con una consecución de escenas estrambóticas, pero que esconden una pequeña critica a algunos de los problemas que mas afectan a Japón, como son la prostitución y el abuso escolar, llevadas a cabo, como no podía ser de otra manera por parte de Miike, al limite.

“Visitor Q” es la historia de una familia bizarra, sórdida, grotesca, a la que se le une un personaje, el visitante Q, un personaje que ingresa a la casa absurdamente, un tercer ojo ajeno a los lazos de sangre que llega al hogar disfuncional para, y he aquí la confusión existente, no se sabe si el "Visitante Q" llega a la casa a cambiar la vida de sus miembros ya sea mejorando sus vidas en sus aberrantes metas personales o para ser tan solo el elemento que necesitaba Miike, para retratar como un tercer ojo de voyeur dentro de la película, los comportamientos transgresores de esta familia, como una aguda y bizarra critica no exenta de sátira de como la sociedad afecta al núcleo familiar japonés.

¿Qué pretende el director con este cuadro? Pues aunque Miike divague oníricamente en una sucesión de escenas realmente fuertes, entre el desenfreno y la perturbación llego a captar, la intención de Miike de despertar conciencias y criticar de una forma aguda, bizarra y muy poco sutil a una sociedad cada vez más deshumanizada en la que la juventud es la principal perjudicada, pero en la que, precisamente esa misma juventud aborregada en su inmensa mayoría es la que no se da cuenta de lo que se está haciendo con su vida.

Ver una película de Miike es como jugar a la ruleta rusa.

Si no tienes suerte, un decepcionante "click" te dejará vivir un par de horas más para presenciar una estéticamente brillante pero vacía película sin mayor interés, o incluso directamente aburrida.

Pero a veces hay suerte, y una violenta explosión salpica la pared con tus sesos, que de la sacudida salen de su letargo y bailan enfebrecidos por la habitación, ahora que al fin han encontrado un dueño que les permite pasear sin bozal ni correa. Y esta película tiene bala. Bien gorda y de punta hueca.

Rodada con el equivalente a setenta mil dólares americanos en formato digital DV, el film nos presenta a una familia que vive desintegrada bajo un mismo techo, donde cada miembro es la imitación de una mala copia de lo que desea ser, y hace pagar por su apático y reprimido infierno personal a los demás, o a si mismos según el caso. Pero entonces llega el Visitante Q, para dar una sonora palmada de una sola mano.

Y tus sesos tocan el ventilador.

Pocas veces se tiene la oportunidad de disfrutar una narración a la vez tan dramática, salvaje, cómica, surrealista, violenta visual y moralmente y bizarra en general, absolutamente desatada y absolutamente carente de pretenciosidad, prejuicios y también de decencia, y ver esto plasmado en una pantalla, sencillamente, no tiene precio.

Por si no ha quedado claro, la película me gusta. ¿Que si tiene defectos? A quien coño le importa, es una obra maestra.