22 de julio (Miniserie de TV)

Una obra maestra, puse el primer capítulo y no pude parar.
Llevo unos años destacando la gran mano para producir contenido de calidad de los norteños. Hay que destacar tantas cosas de esta serie, empezando por los actores, pasando por el montaje y para mi lo más importante las pocas pretensiones y el respeto a los afectados de esta catástrofe tan poco documentada.

Nos muestra desde los diferentes sectores afectados como se desarrollaron los hechos durante los dias anteriores, el mismo 22 de Julio y los días/meses posteriores. Un trabajo periodístico excelso y un acto conmemorativo que transmuta en una crítica a los propios sectores afectados. En definitiva UNA JOYA.

"El país más feliz del mundo", el que concede el Premio Nobel de la Paz tiene, por supuesto, sus fisuras. A través de ellas, o más correctamente, como reacción a ellas se filtró un acto del maldad inimaginable. Aquel 22 de julio murieron en la capital, Oslo, y en la pequeña isla de Utøya, 77 personas, la mayor parte adolescentes y jóvenes que soñaban con una Noruega mejor. Ese crimen masivo ya se ha contado en la pantalla al menos dos veces. Lo que nos ofrece esta miniserie de la NRK, la r.tv. pública del país, no es una crónica del terrorista de masas Anders Breivik, ni de su extenso plan realizado con éxito. El asesino no aparece salvo como una sombra. Tampoco aparecen directamente las víctimas, salvo sus heridas físicas y la herida insondable de su ausencia. Los protagonistas de la serie son los propios ciudadanos noruegos, cómo afrontaron ese día y sus consecuencias. Los personajes son "ficticios", pero todos muy auténticos - nunca tópicos -, todos basados en retazos de la historia, y cómo se entrecruza la tragedia nacional con sus propias vidas. Unas de manera más directa, como el hospital o la prensa. Otras de manera más indirecta, como el caso de malos tratos y el fallo al "traspapelarlo" (que no es un tena ajeno: consulte la biografía de Breivik) o la vida de un inmigrante, pero que nos ofrecen una visión más honda, menos idealizada, del país, un país pequeño, en el que todo está conectado aunque no lo parezca a simple vista. Los retazos de historias fluyen de una a otra, componiendo un mosaico que nos muestra fragmentos de información y de sensaciones tal y como debieron llegar a la sociedad, y las distintas secuelas de las tragedias personales, como la del policía local que buscó cuerpos o la maestra incapaz de consolar. Se abordan las raíces mismas de la matanza terrorista, como el extremismo cobijado en la red o el racismo subterráneo, así como los fallos policiales que quizá no impidieron un número de víctimas mayor, o lo justo de la sentencia, todo ello desde varias y plurales perspectivas. La serie apuesta por actores que no son muy conocidos para su público (sospecho que en algún caso no profesionales), lo que le dota de naturalidad y proximidad. Y esa es una de sus mayores virtudes, como la de evitar en recrearse en la matanza o en el asesino, o caer en un maniqueísmo fácil o en el sentimentalismo (las lágrimas son las justas o incluso menos, a cambio de los silencios "nórdicos"). En todo caso recomiendo, si no se conoce, leer bien sobre el caso antes (o ver alguna de las otras producciones) para tener una perspectiva más completa. Esta serie te hará entender mejor qué significa aquella fecha para Noruega, y así quizá extraer alguna lección para la nuestra.

He tenido la oportunidad de ver a través de un canal autonómico esta miniserie de TV compuesta de seis episodios dirigida por el debutante Gjyljeta Berisga y Pal Sleutane (también coguionista), responsable de títulos como “El cartero entra sin llamar” y “Next door”. El que nos ocupa nos traslada a los días previos, el de los hechos el 22 de julio de 2011 y posteriores a los actos terroristas que tuvieron lugar en el centro de Oslo donde explotó un artefacto explosivo y el tiroteo en la isla de Utøya.
No recuerdo exactamente el momento en que me enteré de lo sucedido ese día de 2011. Vi el notable film “Utoya. 22 de julio” de Erik Poppe que me pareció inmersivo porque está contado sñolo desde el punto de vista de una joven del campamento. A diferencia de ese largometraje, esta es la historia contada desde la perspectiva de periodistas, policías, profesionales médicos y civiles. Es un notable drama noruego que diez años después de la tragedia sucedida en un país que parecía tranquilo y pacífico consigue ser objetivo mostrando diferentes enfoques relacionados con los hechos, ya sea una pareja de periodistas que investigan, el cuerpo policial que podría haber actuado mejor, un hospital que recibió a los heridos con problemas en Urgencias (donde trabaja un joven negro), y ciudadanos como una profesora y su hijo, unos padres de un niño maltratado, un bloguero cuyos pensamientos ha podido inspirar al terrorista. Además, hace reflexionar al espectador sobre el auge de los extremismos radicales vinculados a la inmigración que puede trasladarse a cualquier otro país europeo como el nuestro. El proyecto mantiene el interés hasta el final, hay cierta tensión en el movimiento de la cámara, se agradece que no cargue las tintas en el tremendismo dramático y en general está bien interpretando, destacando a la actriz Alexandra Gjerpen muy metida en el papel de la intrépida periodista.
Así pues, esta es una recomendable propuesta que sirve para conocer un poco mejor el alcance en la sociedad de lo que ocurrió, se estrenó en la plataforma Filmin a mediados del pasado enero y es un buen complemento a otros trabajos sobre el mismo tema como la citada película de 2018.

Valoración: 7’5
Lo mejor: la producción se desarrolla con objetividad de manera plural.
Lo peor: que disuada a ciertos espectadores por saber el final de lo sucedido.

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