El hijo de Rostro Pálido

Sin su pareja cómica, Bing Crosby, el humor de Bob Hope se termina haciendo cargante. En "El hijo de Rostro Pálido" los gags se repiten hasta la saciedad, pareciendo la película más bien una historia de dibujos animados con personajes reales. Sorprende el humor sencillo e infantiloide de la cinta, con escenas como el coche que se "encabrita" cual caballo, la pipa que da vueltas ,etc, que harían las delicias del público de los años 50 pero que hoy nos dejan indiferentes. Y es una lástima porque la película daba más de sí, por el argumento y la belleza de Jane Rusell, pero es lo que hay.

Solo recomendada para fans de Bob Hope, si es que queda alguno.

Por idiota tiene su padre a Peter Junior Potter (Hope), sí, pero mientras tanto se están dando la gran vida en Harvard con el cuento del tesoro de su progenitor. Tan idiota no debía ser ... Pues lo era, según vemos a lo largo de la cinta.
Comedia musical a mayor gloria de Hope ambientada en el Oeste, con robos, cabalgadas, diligencias, indios y demás.
La parte cómica solo sirve para comprobar las enormes ganas de reír que debían tener los americanos tras la II Guerra Mundial. Dudamos mucho que lo consiguieran en España con esos golpes tan pueriles. En cualquier caso, hoy resultan patéticos. Otra cosa es la parte musical con algunas canciones que resultan agradables de escuchar.
Ante los robos que asolan el territorio se desplazan de incognito dos marshals bajo la cobertura de cantante el uno, Roy Barton (Rogers), y de médico el otro, Doc Lovejoy (Corrigan). Y allí marchan con su carromato repleto de frascos del tónico del Doctor Loveshoys, una especie de curalotodo que venden a un dólar el frasco. Lo que no esperaban es la presencia del idiota Potter que va a reclamar su herencia y se mezcla con la guapa Mike la Antorcha Delroy (Russell). Esta última es con diferencia lo mejor de la cinta.
Lo demás ofrece escaso interés salvo para estudiosos del sentido del humor americano de los años 50.