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El hombre del corazón de hierro

Thriller. Bélico. Drama Año 1942: El tercer Reich está en su máximo apogeo. La resistencia checa en Londres decide planear una de las operaciones más ambiciosas de la Segunda Guerra Mundial: Antropoide. Dos jóvenes reclutas, Jozef Gabcik (Jack Reynor) y Jan Kubis (Jack O’Connell) son enviados a Praga para intentar asesinar al líder nazi más cruel, Reinhard Heydrich (Jason Clarke), jefe de las temidas SS, la Gestapo y artífice de la “Solución Final”. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
8 de julio de 2017
37 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante 1941 y parte de 1942, la Alemania nazi parecía estar decantando la guerra a su favor. En este contexto y ante la escasa posibilidad de otorgar un golpe de efecto inmediato en las líneas de combate, se hacía necesario planificar un ataque desde dentro. Nació entonces la Operación Antropoide, un plan elaborado por los británicos con el apoyo del primer ministro de Checoslovaquia en el exilio y que tenía por objetivo asesinar al hombre que controlaba ese país, el implacable Reinhard Heydrich. Un tipo que había visto truncada su carrera en la Marina por un escándalo sexual y que fue rehabilitado por Himmler para tener un papel importante los servicios de inteligencia de las SS. Desde ahí, su carrera creció a una rapidez tan brutal como lo eran sus métodos de liderazgo, basados en una violenta represión que hizo que el mismísimo Adolf Hitler le otorgara el apodo de “el hombre con el corazón de hierro”.

De este mote surge precisamente el título de la película que, bajo la dirección del francés Cédric Jimenez y adaptando la popular novela HHhH, pretende esbozar una breve biografía sobre Heydrich antes de narrar los hechos que sucedieron en la mencionada Operación Antropoide a través de sus dos protagonistas, los sargentos checos Jan Kubiš y Jozef Gabčík. El hombre del corazón de hierro divide su metraje en dos partes bien diferenciadas que representan los dos polos de un pasaje de la Segunda Guerra Mundial que quizá no es muy conocido entre el público pero que fue clave para el devenir de los acontecimientos.

La parte de Heydrich está resuelta con algunos momentos de dudoso gusto estético pero, en general, el relato ayuda a entender el carácter de uno de los personajes más importantes del bando nazi. Jason Clarke transmite bien ese aspecto frío e implacable pese al poco parecido que posee con el Heydrich real. Empero, los problemas de El hombre del corazón de hierro aguardan en una segunda mitad de película muy atropellada, de ritmo tan alto que apenas da oportunidad a comprender la magnitud de una operación tan importante. Se pasa muy de puntillas por el dúo de héroes y apenas se pueden entender sus motivaciones de cara al plan que estaban cerca de ejecutar o en el plano de su vida personal. Ni siquiera la resistencia checoslovaca tiene una clara presencia en el relato. La dramatización de la masacre de Lídice es de lo más rescatable de esta parte.

Es inevitable comparar este segundo tramo de película con el que nos ofrecía la cinta británica Operación Anthropoid, de reciente estreno en España. El film dirigido por Sean Ellis se centraba únicamente en relatar los pasos seguidos por Kubiš y Gabčík para planificar y ejecutar la misión, amén de ofrecernos breves pinceladas sobre su vida personal. Poseer el doble de minutos para narrar un mismo hecho resulta clave a la hora de dotar de profundidad a la trama y, por tanto, sería injusto comparar ambos films desde esta perspectiva. Sin embargo, es cierto que El hombre del corazón de hierro no se acerca al tono épico del desenlace y no se puede decir que sea por intentar representarlo de manera más natural, dados los detalles sensibleros y el tono musical que acompaña a esta parte final.

Sería sencillo resumir los errores de El hombre del corazón de hierro en la decisión de intentar abarcar ambos lados de la Operación Antropoide en vez de apostar por una obra centrada en una de las dos caras de la misma. No en vano, Jimenez parece encontrarse mucho más cómodo con la frialdad que se necesita para retratar a Heydrich que con el sentido emocional que se debería desprender de la narración de Kubiš y Gabčík, por lo que podía haber sido una buena idea otorgar más minutos a la representación del líder nazi. Es cierto que toda película tiene que ser valorada por lo que es y no por lo que uno crea que debió haber sido, pero en este caso el contraste cualitativo que existe entre las dos mitades marca claramente el irregular resultado de la cinta.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para Cine Maldito
Kasanovic
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20 de julio de 2017
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene dos partes bien diferenciadas: en la primera parte se habla de Reinhard Heidrych y en la segunda parte de la Operación Antropoide. Tras la primera mitad nos quedamos sin el protagonista que le da el nombre a la película y comienza otra película completamente nueva, aunque ligada, pero nueva. Estás en el cine y como mola, 2x1, pero no mola tanto porque es como ver 2 capítulos de 1 hora y el metraje se queda corto para ambas dejando al descubierto carencias en el guión por falta de tiempo de rodaje, es lo que tiene el espectador occidental de media, que no suele soportar películas de 3 horas y este film se hubiese subsanado con una duración de 20 o 30 minutos más por mitad, pero bien por cultura o bien por presupuesto tenemos tan sólo 120 minutos para ver 2 películas, insuficiente.

La primera parte adolece de algo de ritmo, pero es normal cuando vas al cine y piensas que tienes 120 minutos para ver una película sobre un personaje histórico, tiene miga. Cuando llega la segunda parte y ya no está Heidrych, pasa todo lo contrario, tiene que contar demasiadas cosas en muy poco tiempo, y la película adolece de un ritmo frenético donde apenas da tiempo a narrar bien los hechos que acontecieron y no nos muestra apenas nada sobre los personajes que salen en esta segunda mitad. El final es muy épico, muy Hollywood, muy espectacular, pero se come gran parte de los minutos de esta segunda mitad, dejando aún más sensación de vacío.

Eso si, muy bien rodada y visualmente espectacular. Buenos planos y buena fotografía, bien recreados los escenarios y unas actuaciones buenas. Sin duda su apartado estético es lo mejor, su director Cédric Jimenez parece que quería tocar la puerta a Hollywood y no se ha equivocado de manera de hacerlo, pues así son ahora las películas de Hollywood, espectaculares pero vacías, aunque esta por lo menos se deja ver y es entretenida. Lo mejor es la masacre de Lídice, lo peor esas escenas de sexo metidas con calzador al más puro estilo del cine español, puro morbo.

Conclusión, 2x1 en cine a veces se convierte en 1:2 dejándonos completamente a medias. 5.5 sobre 10.
Jab
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8 de julio de 2017
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las personalidades más temibles de la Alemania nazi es Reinhard Heidrych, un hombre que ideó el plan del exterminio judío sistematizado e industrializado a través de los campos de concentración e incluso llegó a plantear la famosa "solución final", amén de ser un eficiente e implacable gestor de la inteligencia interna de las SS, el cuerpo de seguridad personal de Adolf Hitler que manejaba a su antojo todo el territorio nazi, junto con la Gestapo. Bueno, pues el cerebro que manejaba toda esa logística era Heidrych, alguien con una determinación absoluta, sistematizado, impertérrito y tan cruel que el mismo Führer le puso el mote de "El hombre con el corazón de hierro".

Toda la película gira en torno al atentado que realizaron dos paracaidistas checos y que acabó con la vida del jerifalte nazi y de toda la suerte de peripecia que tuvo dicha organización y resolución. Como película biográfica, se confirmaron mis mayores temores: normalmente las biografías tienen algunos momentos fascinantes, pero otros son de un soberano aburrimiento, que es lo que a la postre, sucede con el film: a partir del atentado, todo se torna lento, y el farragoso y artificialmente estirado metraje termina por ser realmente insoportable. Las dos horas de duración de esta gran superproducción francesa distribuida por los Weinstein, lejos de convertirla en un producto de empaque, la convierte en un auténtico peñazo.

Y no lo parece, porque de planteamiento y arranque tiene cosas de lo más interesante: lo primero, intentar conocer más la personalidad y motivación del aterrador nazi, entender cómo se convirtió en lo que era; y la verdad es que lo consigue, descubriendo las facetas más íntimas del personaje (su afición por el violín, la esgrima, su expulsión del ejército por un lío de faldas...) y acercándonos a su propio razonamiento -sobre todo cuando conoce a la que luego será su esposa, que es quien lo mete en el partido Nazi y le presenta a Himmler...-. Esa faceta de padre ejemplar, de complaciente esposo, está sólo dibujada, y cuando se va a profundizar en ella, ya se precipita toda la historia del atentado, que curiosamente está bien articulado en el arranque con saltos temporales muy curiosos, pero que rápidamente se torna en la clásica película bélica con poco interés. Apuntar que el particular físico del australiano Jason Clarke encaja a la perfección con la severidad del personaje nazi, y que también Rosamund Pike brilla en el papel de su esposa.

Sobre el papel, me resultaba sugerente el acercamiento a una figura oculta clave en la Segunda Guerra Mundial, ya que todos hemos visto a Hitler, a Himmler, Borman, Goebbels... pero muy poco o prácticamente nada a Heidrych, aunque claro, se supone que el jefe del servicio secreto debía estar siempre a la sombra. Al fin y al cabo, estaba ahí para eso. Pero parece que a este director le ha venido grande el proyecto.

Resulta inevitable recordar un film parecido, "Operación Walkiria" que aunque tenía más lustre que el que nos ocupa (Bryan Singer de director, su habitual guionista, el brillante Christopher McQuarrie, y la superestrella Tom Cruise de protagonista) resultaba igual de tedioso a la postre, precisamente por el mismo motivo: un guión que tiene una narración lineal de los acontecimientos, sin eliminar lo superfluo; el mismo error que todas las películas biográficas, por muchos atentados que puedan cambiar el curso de la historia....

Demasiado grande para un señor que ha demostrado que no puede fajarse con una historia tan importante no solo para el personaje, sino para todo el trasiego de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto judío a manos de los nazis -aunque lamentablemente, el asesinato de Heidrych no consiguiera frenar los planes del tercer reich en su objetivo de exterminio de judíos-.
Federico_Casado
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12 de noviembre de 2017
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos estaremos de acuerdo en que la II Guerra Mundial es probablemente el periodo bélico más veces trasladado al cine. Hemos visto todo tipo de batallas, historias y personajes, en todos los lugares y contextos posibles. Por supuesto, los grandes representantes de la Alemania nazi también han sido retratados en numerosas ocasiones, pero hay un hombre que quizá ha pasado más desapercibido en comparación a la importancia que tuvo: Reinhard Heidrych. "El hombre del corazón de hierro" se centra en él, su figura y su influencia.

La cinta comienza presentándonos la vida del alemán incluso antes de la entrada en el partido nazi. Su escándalo sexual por el que fue expedientado y expulsado, la relación con su mujer, el cómo se granjeó poco a poco el respeto de personajes como Himmler o el propio Adolf Hitler. Todo haciendo hincapié en mostrarnos su peculiar personalidad, caracterizada por su inflexibilidad, crueldad y carácter huraño. En definitiva un repaso de los momentos claves de su vida a modo de "biopic", hasta su nombramiento y llegada a Praga como Protector de la región.

Esta parte de la cinta (por decirlo de alguna forma) dura alrededor de una hora y a pesar de resultar interesante por introducirnos de lleno en la visión de Heydrich, en ocasiones puede resultar algo pesada por falta de ritmo y un alargamiento innecesario de ciertas escenas. Es algo que suele ocurrir en este tipo de historias autobiográficas, aunque a cambio suelen contar con una fidelidad histórica exquisita. En "El hombre del corazón de hierro" también ocurre así y momentos clave del conflicto como La noche de los cuchillos largos, algunas masacres de los Einsatzgruppen o los primeros pasos de la Solución final son reflejados fielmente.

La siguiente hora de película tiene como protagonistas a Jozef y Jan, los dos soldados que fueron enviados a Praga para perpetrar un atentado contra el propio Heydrich. El tono y ritmo cambian completamente aquí, pasando a unas escenas más grupales, más centradas en los hechos que en los personajes. El contraste entre la frialdad de la primera hora con la cercanía de esta segunda hora es palpable. Prácticamente se podrían considerar como dos películas completamente distintas. Y éste es el principal fallo de Jimenez en la dirección, esa fractura tan marcada entre ambas piezas, que además hace que no se desarrollen del todo bien ni una ni la otra (especialmente la centrada en el atentado).

El trabajo de los actores es bastante bueno. Jason Clarke consigue transmitir en todo momento la amarga y dura personalidad de Heydrich. Jack Reynor y Jack O’Connell también realizan un gran papel y mención para Rosamund Pike como la esposa del protagonista. En general todo el reparto, secundarios incluidos, cumplen su labor de sobra, consiguiendo introducirte de lleno en este episodio tan interesante y a la vez desconocido de uno de los mayores (sino el mayor) conflictos bélicos de la historia de la humanidad.
SaintSinner
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27 de octubre de 2017
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su excesivo metraje no es más que la exagerada consecución de secuencias banales que, lejos de enriquecer el guión, lo perpetúan en la vaguedad argumental. El montaje pretende originalidad y cae en la confusión, mientras el reparto se mantiene a flote durante la primera mitad gracias a la eléctrica personalidad de Rosamund Pike. Cuando ésta pierde protagonismo se pierde también el poco interés y, aunque la segunda parte parece remontar, todo acaba a rebufo de un anhelo.
Martí Roures
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