Hatari

Si amo el cine es en parte por tres razones fundamentales. La primera de ellas es debido a circunstancias personales que me imposibilitaron llevar una vida normal de pequeño y por las que me vi abocado a ver películas en lugar de, por ejemplo, practicar deportes. La segunda de ellas es mi abuelo materno, gracias al cual empecé a disfrutar del cine no sólo como una evasión sino como un estilo de vida. La tercera razón es, probablemente, Hatari!.

De entre todas las películas que me ponía mi abuelo en su arcaico VHS, recuerdo especialmente esta inolvidable historia de aventuras y amistad. Otras películas como "Los Vikingos" (Richard Fleischer, 1958) "La isla del tesoro" (Victor Fleming, 1934) o la serie "Las aventuras del jóven Indiana Jones" marcaron mi memoria y me siguen acompañando siempre. Hatari! es una reinvindicación del concepto de aventura, entendido como la mas alta experiencia vital del ser humano en compañía de semejantes. Es una declaración de amor a la naturaleza y una exaltación del poder sobrecogedor de lo salvaje.

Una banda sonora para el recuerdo, John Wayne más crepuscular que nunca y una reflexión sobre la profesionalidad y el deber terminan de redondear una historia inolvidable. Como su título indica, "Hatari!" es también un llamamiento de peligro, un grito de la autoafirmación vital en un mundo finito pero inmensamente bello. Probablemente no sea la mejor película de Hawks pero es mi infancia, mis recuerdos y mis sueños pretéritos. Es lo que soy y lo que seré.

Ya sea en el Oeste, en la isla de Martinico, en un puesto de aviación en Sudamérica o en la Luna, Howard Hawks es experto en regalarnos auténticos pedazos de vida. Para ello, el tío no necesita ni filosofar ni reflexionar sobre la existencia, va a algo mucho más sencillo: mostrarnos a un grupo de amigos en sus horas de tiempo libre y de trabajo. Y, con esto, Hawks logra llegar a cotas muy altas.

Esta vez toca África de escenario y cazadores de animales para zoos de profesión, pero el esquema es el de siempre, ver a unos cuantos amigos pasando el rato entre cigarros, botellas, bromas, fiestas, etc. Son dos horas y media con una historia estática que no se desarrolla en la película, sino en la complicidad del espectador.

Cuando acaba “Hatari!”, me quedo con una sonrisa bobalicona de agradecimiento a Hawks por haberme dejado pasar un rato con sus criaturas, con las que me he identificado y reído. Y tiene narices que los personajes de una película sobre safaris sean más humanos y reconocibles que los de cualquiera española actual.

El maestro me ha recordado que si bien no sabemos de dónde venimos y a dónde vamos, pasar nuestro tiempo con colegas es un antídoto contra cualquier depresión. Y esto lo sabía muy bien Hawks y con su cine nos lo demostró a la perfección. Muy buena.

Para todo aquel que sienta el espíritu de África, de la caza, de la aventura; para aquellos que ya se saben los documentales de la tele, el de los leones, el de los cocodrilos y el del rinoceronte, sin cruentas escenas... Para todos ellos está Hatari.

Los auténticos safaris en África están en Hatari, y mejor si están presentados por el magnífico Howard Hawks que sabía hacer películas para todos los públicos como nadie.

Hatari es una película de estampas, una colección completa de cromos a todo color de los animales de las sabanas, de animales vivos, ni un solo tiro a un elefante o a una jirafa en la carrera durante la caza. Solo compañerismo, buen humor y anhelos de amor.

Dos años antes de su espléndida comedia Su juego favorito, Hawks ya nos enseña aquí también esas magníficas fotografías con el cielo al anochecer, tomando una copa en los porches de las cabañas, conversando al relente de la noche, los momentos de la vida que nos harán recordar tiempos de aventura y camaradería bajo las estrellas.

John Wayne, lleva el negocio y el peso de la narración y con los demás compone un equipo entrañable. Caza a lazo jirafas y rinocerontes como en el Far West hacía de vaquero. Red Buttons con su invento para los monos es el motor del humor. Elsa (Dallas) y Michele Girardon (Brandy) son el objeto tierno del amor de sus compañeros. Romance y aventuras. Michele, en la vida real, por desgracia, se suicidó por culpa de José Luis Vilallonga. Qué injusta y cruel es la vida.

Una película sin insultos ni palabras soeces. Sin lugar a dudas, simpática, agradable y cristalina como ninguna otra del continente africano.

Posiblemente, la mejor película de safaris de la Historia del Cine, una comedia puramente hawskiana desarrollada en Tanganiká, dónde un grupo de hombres y una mujer (a la que se unirá luego una fotógrafa: Martinelli) están capturando animales para luego llevarlos a un zoológico.
En "Hatari!" está presente, de nuevo, la guerra de sexos y como en "La fiera de mi niña" es casi tan peligrosa la mujer que las propias fieras, pues la primera es capaz de poner patas arriba a todo un hombre rudo como Wayne: la mujer hawskiana, impertinente, activa, "peligrosa", decidida...).
Siendo como es una comedia resulta un admirable film de aventuras que es mil veces mejor que títulos tan venerados en la filmografía de Hawks como "Los ángeles tienen alas" o el propio "Gunga Din" de George Stevens.
Es una película divertidísima y deliciosa, en la que entre el poso de la risa y de la aventura, vuelve a quedar el estigma de la amistad y del amor. Obra maestra a reivindicar, amiguitos.

Sería imposible rodar Hatari! hoy en día sin que a Mister Hawks le cayeran decenas de denuncias de Greenpeace y demás organizaciones proanimaloides. La naturalidad de las escenas de acción es impresionante, y más pensando la escasez de trucajes que se llevan a cabo. Si hay que maltratar animales se maltratan, todo sea por la veracidad del film. No olvidemos la afición de Hawks por la caza.
Aún con esta dosis de realidad sabanitica, las escenas de acción quedan algo flojas, sin la tensión que cabría esperar en una cinta de aventuras de estas características. En ella todo parece ir sin prisa pero sin pausa. La captura de animales no parece asustar a nadie, y cumplen con su trabajo como el que va al tajo de ocho a tres, e incluso el trio-cuarteto amoroso que se forma en el film queda algo soso, aplastado por una excesiva caballerosidad.

Aún así el elenco de personajes que forman el reparto hacen un análisis ejemplar del compañerismo y la camaradería, Resuelven sus problemas cuando se dignan a recibir ayuda, nunca de forma individual. Este es un tema de referencia a lo largo de toda la filmografía de Hawks, desde Tener y no tener (To Have and Have Not, 1944) hasta Rio Bravo (Rio bravo,1959). En las actuaciones destaca Wayne en el papel que le hizo famoso durante toda su carrera: el jefe duro pero de gran corazón que lo sacrifica todo por el bien del grupo al que lidera.Y como siempre la chica cae en sus garras, en este caso la bella italiana Elsa Martinelli, treinta años más joven que él .
Eso es un galán y no Coronado.