La granja de Clarkson (Serie de TV)

OK. Un tío que no ha cogido una pala en 60 años decide de buenas a primeras llevar a solateras una granja en medio de Reino Unido de nosecuantos millones de acres durante un año, y va y sobrevive y le salen las cosas medianamente bien. No solo prepara, siembra y recoge seis cultivos diferentes (!), es que le da tiempo y se las arregla para criar corderos, gallinas, montar una tienda de productos naturales, una especie de santuario para bichos y hacer una salsa de tomate del copón.

Contado así tiene pinta de ser un engrudo imbebible, una mezcla de autoayuda y ciencia-ficción (y perdonen la redundancia) que no puede interesar a nadie, una especie de historia de buen salvaje pero al revés, el urbanita que encuentra su sitio en la Madre Naturaleza, que a pesar de todas las putadas que gasta no deja de ser maravillosa.

Pues bien, pese a todo, funciona. Claro que tienes que hacer un pacto y tomártelo como lo que es: una comedia con mucho humor inglés y palabrotas, unos secundarios que le comen la tostada al presunto protagonista en cuanto se descuida, todo más que guionizado y con un millón de libras chorreando por minuto de filmación. Es entretenida, curiosa, divertida; no cuenta nada que no sepas sobre lo sufrida que es la vida de los agricultores y ganaderos pero no está mal que nos lo recuerden de vez en cuando, flipas con los maravillosos y bucólicos paisajes de aquella zona, está rodada con plenitud de medios y todo, absolutamente todo, se soluciona inyectando dinero cuando las cosas vienen mal dadas. La única pega, insisto, es que resulta totalmente increíble, pero es que a los cinco minutos te va a dar igual. Entretenimiento y televisión en estado puro.

Remarcar el maravilloso papel de todos lo secundarios, en especial Kaleb, el "jovial" Charles y -last but not least- el tremendo Gerald, un anciano especialista en construir muros de piedra al que, directamente, pasan de subtitular porque habla con un acento tan cerrado que no hay forma saber que quiere transmitir (aunque las malas lenguas dicen que el 90% de las veces es algo sobre el Manchester United).

Show documental sorprendentemente entretenido, en el que no sólo disfrutamos del humor ácido y cínico del gran Jeremy Clarkson, sino en el que, además, se aprende un buen número de cosas sobre lo tremendamente complicado que es llevar una granja. Verdaderamente ha conseguido elevar mi respeto y admiración hacia una actividad que exige un nivel de trabajo muy duro.

Evidemente uno es consciente de que la filosofía, humor y flema con la que Clarkson se toma los múltiples reveses cotidianos, algo tiene que ver con su saneada y millonaria cuenta corriente, y con el hecho de que ganará probablemente 20 veces más con los ingresos de este show que con sus aventuras agrícolas. Por tanto puede permitirse perder 100k libras aquí con la cebada y otras 50k libras allá con las ovejas. Pero esto no resta mérito al hecho de ver como este señor, a sus 60 años y con la vida completamente resuelta, se embarca sin conocimiento alguno en una frenética serie de aventuras y trabajos agrícolas y ganaderos, aprendiendo de todo ello en el proceso.

En definitiva, si eres urbanita como yo y no has visto crecer las cosas que venden en las bandejas del supermercado, disfrutarás y aprenderás mucho con este show. Ojalá todas las celebrities hicieran documentales como este, interesantes y divulgativos, en vez hacer, en su inmensa mayoría, chorradas que contribuyen a idiotizar a su audiencia.

Esta serie de Amazon, es una gran sorpresa de este año, un serie en la que, ¿Jeremy Clarkson mantiene una granja? Si, eso es lo que le han propuesto, y no en una temporada cualquiera, sino en una de las peores (inundaciones, pandemia...).

Pero el muy viril Clarkson, con su Lamborghini de enganche europeo en vez del británico, y sus tropecientos campos, se apañará y apañará hasta tener de beneficios (*)£.

Una gran serie con mucho humor, el único problema es que a Gerald, el vecino de la granja, no se le entiende, y Amazon no le ha puesto subtítulos

Además de dar a conocer lo duro que es llevar una granja, por más que aquí todo esté muy preparado antes, la serie es muy buena por muchas razones. La primera, la galería de personajes, desde Clarkson hasta el mejor, el joven Kaleb, un prodigio de espontaneidad. O Gerald, al que no se le entiende y todos hacen como si lo entendieran.
Exagera, pero no mucho, las trabas de la burocracia, que más que ayudar entorpece.
“Productos no ecológicos” (cuando en realidad lo son y mucho). “Sí, no hay comida para vegetarianos”.
O cuando dicen que tenemos lo que hay que poner siempre en un programa de televisión: un negro, un homosexual, uno en transición…
Y, por otro lado, un amor por los animales que llega, en momentos, a conmover.
No me imagino que nadie en España se atreva a hacer un programa como este. Los ingleses son especialistas en reírse de sí mismos, una de las cosas más sanas del mundo.

Excepcional.
Lleva al espectador ajeno a la agricultura, la problemática que sufre el campo europeo, con un tremendo sentido del humor.
Machacada por una normativización sin sentido, echa por funcionarios y políticos ajenos al campo.
Su falta de rentabilidad.
El esfuerzo y duro trabajo que realizan los agricultores y ganaderos para darnos de comer a todos.
No me gusta el despliegue de maquinaria e inversiones, que ningún agricultor o ganadero puede asumir. Pero quizás sea la forma en que capte la atención de muchos.