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Boogie Nights

Drama A finales de los 70, Jack Horner, un director de cine porno que considera su trabajo una forma de arte descubre a Eddie Adams, un joven ingenuo que desea triunfar y que tiene unas características físicas muy adecuadas para ese tipo de cine. Eddie cambia su nombre por el de Dirk Diggler, se adapta inmediatamente a nuevo estilo de vida y pronto se convierte en una gran estrella del porno. (FILMAFFINITY)
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Críticas 91
Críticas ordenadas por utilidad
9 de junio de 2007
149 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llamadme flipado si queréis, pero para mí Boogie Nights representa el hito que todo cineasta debería ser capaz de alcanzar. Todo director debería conseguir que su película sea un espectáculo brillante a todos los niveles y que, a la vez que que derrocha personalidad, también consiga deslumbrar al espectador sin que se note demasiado si está siendo o no complaciente con él, que haga que lo complejo parezca sencillo, que sea coherente dentro de su locura, que sea capaz de los grandes gestos(*1) y de los pequeños detalles(*2), que su obra luzca una gran forma y un buen fondo, que consiga abarcar con la misma eficacia tanto la comedia como el drama. Una gran película te tiene que apabullar y hacerte sentir que estás viendo algo fuera de lo convencional. La vi hace un año y no me la quito de la cabeza.

Me entusiasmó desde el primer momento. Derrocha una vitalidad y un desparpajo arrolladores y se nota su plenitud a todos los niveles: una dirección fastuosa y de indudable calidad, un guión muy bien elaborado y completo, una encantadora galería de personajes entrañables y unas actuaciones notables hasta en actores de reconocida limitación. Podemos ver escenas divertidas(*3), alocadas(*4), sórdidas(*5), melancólicas(*6), todas ellas desprenden autenticidad, también escenas individuales(*7), corales(*8), grandes planos secuencia (el de la fiesta en la piscina y el primero de la discoteca son para enmarcar)... y PT Anderson pasa por todo eso sin que el conjunto desafine y el ritmo de la película no se resienta demasiado. No es una película coral, ni una desenfadada mirada interior al mundo del porno, ni tampoco una historia de ascenso y caída, es todo eso a la vez. Estética, profundidad, una gran banda sonora... si esta no es la obra de un cineasta superior, que baje Diox y lo vea.

No le pongo el 10 porque en ciertos momentos sufre algún que otro parón. Pero a lo mejor sí lo hago más adelante, por qué no, bien se lo tiene ganado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jean Ra
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2 de octubre de 2010
72 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
---- "When I close my eyes, I see this thing, a sign, I see this name in bright blue neon lights with a purple outline. And this name is so bright and so sharp that the sign - it just blows up because the name is so powerful... It says, 'Dirk Diggler'."

Cuando terminó de rodar "Sydney" (1996), Paul Thomas Anderson no perdió el tiempo. Se aseguró de volver a contar con John C. Reilly en un papel menor en cuanto a minutos en pantalla pero pese a todo más que digno, consiguió un poco de pasta extra y se lanzó a dirigir lo que desde su estreno es una de las mejores producciones americanas de los años '90, sólo un poco inferior a la sobresaliente Magnolia. Hija de su tiempo, influenciada enormemente por la obra de Martin Scorsese o Quentin Tarantino, recogiendo del primero el brío y la técnica, y del segundo los ágiles diálogos y el dominio del montaje, "Boogie Nights" narra la historia, desde su descubrimiento hasta su ascenso y caída, de una estrella del porno en la hipócrita América de los 70-80: Eddie Adams/Dirk Diggler.

"Boogie Nights" comienza de forma que deja claro hacia dónde va a dirigirse. Un elaborado plano secuencia que homenajea al que realizase Scorsese en "Uno de los nuestros" sirve para presentar a gran parte de los personajes que van a ir desarrollándose a lo largo de la historia. Lo que viene después no desmerece, pues no es más que una extensión de las ambiciones de Paul Thomas Anderson como creador. Capaz de dar vida a personajes excepcionales, darles una bofetada si lo requieren pero dejarles la puerta abierta hacia la redención, lo que aquí se nos narra no es únicamente cómo funcionaba la industria del porno, sino que a través de esto se plantea una idea más profunda, más importante: que en esta vida hay que perseguir los sueños, alzar la cabeza en las situaciones menos favorables. Respirar.

Con "Boogie Nights" me pasa exactamente lo mismo que con "Jackie Brown" de Tarantino. Ambas me parecen soberbias, ejercicios de estilo con entidad, calidad desbordante y un ritmo endiablado, pese a su larguísima duración. Pero aún así, por matices, detalles, inferiores a las obras mayores de sus realizadores ("Magnolia" y "Pulp Fiction", respectivamente). PTA rodó el film con menos de 30 años, pero ya era la obra de un virtuoso de la técnica, un maestro de la dirección de actores (todos, sin excepción, desde principales a secundarios, están brillantes) y un melómano empedernido, que construyó una de las bandas sonoras más sobresalientes que recuerdo. Sí, adoro "Boogie Nights".

Es ese tipo de película que no me aburre revisar, que si pillo empezada puedo seguir viéndola y disfrutándola, el tipo de trabajo que me apasiona y del que me sentiría orgulloso. Es "Pulp Fiction", es "Jackie Brown", es "Chunking Express" o "Casino", es "Uno de los nuestros" y "Magnolia". Es cine con mayúsculas y el bautismo de uno de los grandes realizadores de nuestro tiempo. Y para quien lo dude, después de "Boogie Nights" hizo "Magnolia". Sin palabras.
Caith_Sith
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14 de junio de 2009
49 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
No esperaba que esta película me resultase, no sé, tan...entrañable, pero lo es. Se ve que Anderson está completamente enamorado de lo que rueda, o por lo menos lo finge de puta madre. Ya de entrada, su recreación de unos horteras, chillones y definitivamente seductores años setenta es como un pase privilegiado para viajar un rato en el tiempo y mezclarse como espectadores de primera fila entre los personajes que pululan por "Boogie Nights". Entre ellos y empezando desde abajo, el joven Eddie, un chico de diecisiete años que trabaja de camarero y sueña con ser algo indeterminado pero en definitiva glorioso. Eddie traba relación con Jack y su amante Amber, parejita dedicada a esa profesión que lleva a gala lo de contradecir el dicho de "donde tengas la olla, no metas la...". Da la feliz casualidad de que este joven, además de ser atractivo y muy simpático, está dotado de una manera que podíamos definir como equina siendo delicados y si no lo somos tanto, diríamos claramente que el muchacho tiene un pollón de aquí a Huelva. De aquí a convertirse en una estrella de la industria pornográfica hay dos polvos como quien dice.

Total que no creo que haga falta explicar que esta es otra historia más de ascenso y caída, pero rodada con estilazo y con personajes muy queribles. Anderson nos manipula descaradamente, pintando un panorama de éxito tan idílico que el previsible topetazo por contraste resulta exagerado de tan chungo. No me acabo de tragar que todos los personajes de la industria porno de los 70 fueran tan monos, encantadores y cariñosos y se quisieran tanto y se tratasen tan bien ni que las mafias fueran en el fondo tan inofensivas. Pero bueno, obviando esto. La película es muy entretenida sin ser facilona, lo cual no es tan sencilla de conseguir, combina muy bien los momentos dramáticos con los emotivos y cómicos y muestra momentos de cine soberbios. Cine de 24 kilates o de los 33 centímetros que disponía John Holmes, imagino que inspiración para nuestro Eddie dados los innumerables parecidos con su biografía.

Del reparto encontrareis totalmente irresistible el personaje de John C.Reilly que no sé que tiene que siempre está genial haciendo de lo que sea y el de Rollergirl, que parece haberse colado de otro cuento. Mark Wahlberg está bastante bien, incluso sale algo atractivo, hecho sorprendente que no volvería a repetirse en ninguna de sus películas posteriores.

Eso sí, un recortecillo en la sala de montaje le hubiese venido de perlas a la peli para cargarse esos veinte minutos aproximados de relleno que tiene por ahí y por allá y que no sirven para nada aparte de mostrar lo mucho que se gusta el director rodando. De todos modos, quitando algunos bajones lógicos en una producción de dos horas y pico y actuaciones malísimas como la de Julianne Moore en plan no me lo creo ni yo y Burt Reynolds haciendo de Burt Reynolds, la peli se ve con facilidad y buen rollo. De esas que suelen caerle bien a todo el mundo. Recomendable.
Neathara
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16 de enero de 2008
52 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelentes interpretaciones (a destacar tanto Wahlberg como Reynolds), un guión firme y muy bien desarrollado, notable fotografía y un argumento pero que muy poco habitual, para una buena película que si bien no llega a aburrir en ningún momento, si que se llega a notar lo dilatado de su metraje.
Coincido con otras opiniones aquí reflejadas en apuntar que el final, digamos felíz, es la nota discordante en la brillantez del conjunto.

Muy recomendable por ser muy entretenida y bien realizada, y por su temática tan alejada de lo que estamos acostumbrados a ver.

Como curiosidad: la actriz que encarna a la mujer putilla del personaje que interpreta el señor Macy no es otra que Nina Hartley, toda una reina del porno de los 80'.
Kingo
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16 de febrero de 2008
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para muchos incluso una obra maestra, lo cual me parece muy exagerado. Trata sobre la vida de Dirk Diggier (Wahlberg), el denominado "hombre de la tercera pierna" y con ello de los inicios del cine porno en los EE.UU.
Resulta muy valioso el hecho de que, aún cuando dura dos horas y media, se hace fluida y llevadera, sin incurrir en lugares comunes, así como la captación de la atmósfera de ese peculiar y tan atractivo como peligroso mundo.
El más que interesante Anderson sabe construir guiones y estructuras dramáticas y a la vez dirige con soltura a los actores (el más brillante para mí vuelve a ser el gran William H. Macy). Ahora bien, ni llego a involucrarme hasta lo necesario con las situaciones ni me identifico plenamente con el ídolo caído Diggier, con lo cual digiero el film como un válido ejercicio de estilo, notable en ocasiones, superior a la media dle cine coetáneo que lo circunda, pero en ningún caso magistral.
kafka
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