Hell Ride

No contento con "Death Proof", Tarantino se dedica a producir películas para sus amigos, siguiendo la senda "Explotation" de su anterior film. Hay muchas diferencias ente "Death Proof" y "Hell Ride", la de Tarantino tenía un presupuesto bestial y la de Bishop es más bien modesta.

Pero a pesar de sus descompensados presupuestos, la premisa viene a ser la misma. Mujeres despampanantes, palabras mal sonantes, sexo, drogas, sangre y olor a neumático quemado. "Hell Ride" es una más de las tantas películas que se han hecho sobre bandas de moteros, sobre esas ridículas rivalidades resueltas a golpe de puño americano. Pero Bishop va más allá de las simples reyertas y nos propone un desfile de degolladuras, disparos a bocajarro, quemados vivos y disparados con flechas. Todo con el lenguaje más soez y vulgar posible y con la venganza como hilo conductor de la película.

El director, no conforme con estar apadrinado por Quentin, se reserva el papel protagonista de la película, y como no, ya puestos, se pasa por la piedra a infinidad de macizas exuberantes. Afortunadamente, Bishop reserva para papeles importantes a actores que el papel les viene como anillo al dedo. Michael Madsen parece un clásico en este tipo de papeles i Vinnie Jones nos deleita con su mal humor y sus malos modos.

El guión de "Hell Ride" es completamente absurdo y ridículo, pero la película cumple más o menos con su objetivo, que no es ni más ni menos que el simple entretenimiento. Tal vez sepa a poco, pero si sólo esperas lo que ofrece, es decir, tetas, motos y sangre, lo más seguro es que no te decepcione.

Se podría calificar sin ningún género de dudas a Quentin Tarantino como el rey de la exploitation actual. Sin duda su capacidad cinéfaga para absorber y revisitar todo un mundo de cine basura y ya de paso convertirlo en un producto de calidad es digno de elogio. Lo que ya no lo es tanto es que aprovechando el filón se dedique a producir, o al menos a dar cobertura, a subproductos firmados por amiguetes, que naturalmente darán su rendimiento económico, pero que cinematográficamente hablando no aportan más que gamberradas divertidas, en el mejor de los casos, o como en este Hell Ride, un motivo más para hundir un prestigio ganado a pulso.

En este ocasión, es Larry Bishop, secundario en Kill Bill volumen 2, quién protagoniza y dirige, por decir algo el producto con la consigna clara de ofrecer al público lo que se espera, en este caso un reparto que ha sido rebañado de la filmografía tarantiniana y unas dosis de violencia y desnudos que marcan claramente el componente exploit del film, subiéndolos un par de peldaños dejando constancia de la vocación de serie B del film.

Esto es a grandes rasgos todo lo que se puede comentar de la película, puesto que el guión se reduce a una serie de frases cuya única función es demostrar cuantas veces se puede utilizar la palabra fuck (y derivados) en una misma línea, una trama vacía y estúpida que gira en torno al mundo de los moteros y una filmación de corte posmoderno, con abundancia de zooms, planos cortos y flashbacks tan estúpidos e innecesarios como mal inseridos en la tabla de montaje.

Esto no significa que el cine exploitation tenga que ser malo per se, se trata de que una reivindicación de un género tan maltratado por la crítica como este se exprese a través de productos cinematográficamente competentes. Mientras se siga la senda de desvaríos psicotrópicos como este lamentablemente el resultado será precisamente el contrario al deseado, es decir el ninguneo y el desprecio más absoluto para esta clase de films.

Aquí encontrará un producto “tarantineano” al 100%:

* Mucho lenguaje vulgar.
* Bestial despliegue de violencia y gore.
* Abundante abuso de la sensualidad en el elemento femenino que deambula sin ropas, hay más putonas dando vueltas que diálogos en el guión.
* Numerosos personajes masculinos anti-héroes curtidos y rústicos, sórdidos motoristas de la ruta ávidos de venganza.
* Traiciones, violencia física en mutilaciones y asesinatos, sexo duro y alcohol.

Como se puede vislumbrar, la cinta no se caracteriza por la complejidad ni la gran elaboración en sus variantes, sino que más bien es un producto dirigido a los fans del “exploitation” donde el mérito no está ubicado en el nivel artístico del producto sino por el sensacionalismo que acapara la atención del espectador: aquí obviamente que es la sangre de la vendetta, el sexo sucio, las enormes motos ruteras y los tipos duros que limitan su existencia al placer y la destrucción.

Poco positivo se puede decir de esta cinta, quizás el cartel promocional, muy conseguido; y el casting femenino.

El guión es inexistente, se limita a una tópica trama de venganza y a unos diálogos que pretenden copiar el estilo Tarantino ( me suena de algo esta frase... ), pero que resultan ridículos y sin la más mínima creatividad o ingenio. Eso si, un lenguaje muy vulgar, que queda muy chulo.

Un montaje torpe, con escenas que sobran ( flashbacks tontos, momento peyote, pelea de los colegas ), una banda sonora "Tarantiniana", escenas de acción rodadas pésimamente, y una multitud de planos a lo "Easy rider".

En cuanto a los actores, tenemos a Michael Madsen haciendo de Michael Madsen; Vinnie Jones poniendo cara de mala hostia, Dennis Hopper tratando de poner algo de interés, con un personaje que podría haber dado mucho más; un cameo de David Carradine, siempre correcto, y el amigo Larry Bishop, el terror de las nenas, que actuar, actúa poco, pero el tipo se lo pasa bomba.

Quentin Tarantino no debería mezclar su nombre tan alegremente con algunos productos.

Lo nuevo como productor ejecutivo de Quentin Tarantino (como en Hostel, que mucha gente creyó que era suya) es esta cinta de su amiguete Larry Bishop. La película es la típica de moteros malos con aires de peli explotation (o como se escriba): insultos, alcohol, tipos duros y tias buenas.

La dirección es correcta, las escenas de tiros resultan muy atractivas (tanto como las mujeres) y el momento “peyote” es genial. Los créditos son buenísimos, y la música y la fotografía también.

En el apartado actoral estan dos de los actores más rudos del panorama actual: Vinnie Jones y Michael Madsen, y eso es suficiente para ver la película. Y completan el reparto el mismo Larry Bishop y los veteranos Dennis Hopper y David Carradine, siempre a la altura de las circunstancias.

El argumento la verdad que no tiene mucha miga pero el director hace que sea complejo, y más con la versión subtitulada que yo vi… que merecería otra crítica aparte.

Poco más que decir. Una película que no defraudará ni a los amantes del cine “tarantiniano” ni a los que les guste el elenco protagonista, pero que el resto, seguramente la olviden.