Gran película de Tarantino, buenos diálogos, muchos guiños, dirección de actores magistral, personajes cuidados, técnicamente perfecta... aunque después de leer el guión uno se da cuenta del daño que hace la tijera.

Sigo en spoiler.

Tras sorprender, aterrar y asquear (en el buen sentido) al público con la irregular y loca “La casa de los 1000 cadáveres”, el cantante y ahora director reconocido Rob Zombie nos regaló en 2005 una secuela de su opera prima que supera con creces a la primera.

Podemos decir que este film no se parece en nada a su antecesora, “Los Renegados” es una road movie ultraviolenta con una fotografía excepcional y un montaje que demuestra que Rob Zombie puede llegar lejos en esto del cine. Con un principio y un final dignos de obra maestra, una música elegida con un tacto al más puro estilo Tarantino y unos actores no conocidos por el gran público pero que saben moverse delante de las cámaras, estamos ante una película que mejorará con el tiempo, como el buen vino.

Sin más dilación, si os gusta el cine de terror, la buena música y los espectáculos visuales, no dudéis en ver “Los Renegados del Diablo”. Eso si, si esperáis algún tipo de mensaje, de moral o aspectos que a los críticos les encanta encontrar, esta no es vuestra película.

Por cierto, impagable la escena del crítico de cine.

Aunque en principio no iba a comentar esta película, ayer la volví a ver y no he podido evitar caer en la tentación de hablar de ella.

Nick Cassavetes (hijo del gran John Cassavetes) es un director que se caracteriza por dirigir dramas románticos (con la excepción de la para mi genial “Alphadog”) que buscan la lagrima fácil, pero con John Q. nos da algo más: una feroz crítica social a la sanidad estadounidense.

En el apartado técnico la película es correcta, aunque en ningún momento destaca la manera de dirigir de Cassavetes, que se encarga únicamente de darle el ritmo necesario a la película. El guión está muy bien elaborado y es preciso, con los giros necesarios para que la intriga y la emoción no decaigan. Además la película mezcla muy bien el drama, el thriller policiaco y las películas de secuestros. El montaje es rápido y bien realizado, sin confusiones y directo.

El reparto lo encabeza un soberbio Denzel Washington (uno de mis actores favoritos), en una de sus mejores actuaciones junto a “Training Day” (por la cual ganó un oscar). Denzel hace un papel contenido pero lleno de matices, y hace que te metas en la piel de ese padre desesperado que no le importa morir para salvar la vida de su hijo y que te arranca las lágrimas con esa charla que le da a su hijo al final de la película.

Entre el resto del numeroso reparto tenemos a unos secundarios de lujo como son Robert Duvall, buenísimo actor que siempre cumple a pesar de que ya no sale en tantas películas como antes (de las últimas recomiendo el visionado de “La noche es nuestra”); James Woods, haciendo uno de sus clásicos papeles de “cabronazo”, en este caso médico “cabronazo”, pero que finalmente acaba ablandado; Ray Liotta, que aunque no es el de “Uno de los nuestros”, sigue siendo un gran actor y siempre sabe sacarle partido a sus papeles, en este caso de poli malo; o al divertidísimo Eddie Griffin, actor cómico al que no se suele ver en este tipo de películas (se le puede ver en la serie “Malcolm & Eddie”) pero que en este caso es un acierto porque le da algo de comedia a la película.

En definitiva, John Q. no es una obra maestra ni pasará a los anales de la historia, pero es una buena muestra de cómo buscar la lagrima haciendo crítica social y sin resultar cargante. Esta película fue número 1 en la taquilla estadounidense he hizo replantearse muchas cosas a un país que no cuida nada la sanidad para la gente que no tiene dinero o trabajo, y que solo se preocupa de las capas altas de la sociedad. Esta película es la lucha de un padre contra dos injusticias: la muerte de su hijo y la sanidad americana; y personalmente, junto con “el intercambio” de Clint Eastwood”, una de la películas que más me ha emocionado.

Típica película de conspiraciones contra el presidente de los USA, aunque esta vez desde dentro. Se deja ver y es bastante entretenida. Michael Douglas y Kiefer Sutherland ponen el oficio y Eva Longoria y Kim Basinger la belleza.

Para los que busquen un buen entretenimiento y pasar una buena tarde de domingo, es de lo más recomendable.

Gran interpretación de Pacino para un guión que empieza bien (incluso tiene algunos diálogos muy buenos) pero acaba no llegando a ninguna parte y dejando tramas a medio acabar. Solo recomendable para quienes quieran ver al último gran Pacino en un papel de relaciones públicas acabado.