Entre vivir y soñar

Cinta española ambientada en París que pasó aún más desapercibida que "I love you baby" tras el éxito de "Sobreviviré". Albacete y Menkes demuestran con "Entre vivir y soñar" que siguen poseyendo un talento especial y que tienen una buena técnica a la hora de rodar películas.

Nos encontramos ante una comedia amable, fresca, limpia, ágil, que huele bien, que no llega a despertar carcajadas continuamente pero si hace que te pases todo el visionado con una sonrisa en la boca y eso se agradece. Verla es como dar un paseo por París. La cinta cuenta con un magnetismo especial provocado por el personaje de Carmen Maura, que hace que la acompañes durante su viaje, en busca de una ilusión: encontrar a un "amor" que hace 30 años que no ve, y que ella recuerda como si fuera ayer.

Mi admiración por la Maura crece con cada nueva película que veo de ella, siempre en plena forma, escogiendo cuidadosamente sus papeles, aquí se muestra más graciosa y simpática de lo habitual, con un personaje un poco borde y egoísta al que se le coge mucho cariño, tiene absoluta complicidad con todos los secundarios, en especial con su vecino de abajo, co-protagonista de la cinta. Maura es la protagonista absoluta, llevando todo el guión a sus espaldas y gracias a su carismática interpretación, su chispa y gracia natural, la película se hace muy llevadera y amena.

Completan el reparto la prometedora Marta Etura ("Para que no me olvides"), Soledad
Silveyra y bastantes caras conocidas alguna de ellas de la televisión.

En apartados técnicos, la película se muestra colorísta, parisína, con bonitos paisajes y un montaje inteligente, en conjunto de bastante calidad. Una nueva muestra de que hay películas españolas muy buenas que tienen una trayectoria de lo más fugaz por las carteleras.

Lo mejor: Ella
Lo peor: Mónica Cervera solo tiene una escena.

Quinto largometraje de Alfonso Albacete y David Menkes ("Sobreviviré", 1999). Se rueda en Barcelona, Vilanova i la Geltrú y París durante 6 semanas a partir del 3-XI-2003. Producida por Joaquín Padró y Mar Targarona, se proyecta por primera vez el 10-XII-2004 (Festival Cine Cataluña).

La acción tiene lugar en Barcelona y París, en 2002/03. Ana (Carmen Maura), de más de 40 años, está casada desde hace más de 20 con Félix (Manuel Manquiña). Son padres de una hija de 17 años, de horarios desordenados. Ana lleva una vida rutinaria entre las clases de cocina que da, las de francés que recibe y el trabajo de la casa.

La película es una comedia romántica singular, que desarrolla con frescura una historia sencilla, sosegada y atractiva, en la que se cruzan sueños y realidad, la vida en Barcelona y un viaje a París, la monotonía de una vida rutinaria y un emotivo e idealizado sueño de juventud. La suma de realidad y sueño, de experiencia y deseos, contine elementos con fuerza propia que pueden cambiar muchas cosas. La cinta está impregnada de un humor ingenioso que sostiene la sonrisa. El trabajo de los realizadores se presenta muy elaborado y cuidado con esmero. Delata su apasionada afición al cine. La interpretación de Carmen Maura es convincente y, sobre todo, cautivadora. Alex Brendemühl resuelve un papel difícil, algo caricaturesco, de persona solitaria, desordenada y desorientada. Marta Etura, como Ana adolescente, está resplandeciente. La película contiene referencias cinéfilas ("Sabrina", Wilder, 1954; "El último tnago en París", Bertolucci, 1973; "Mi tío", Tati, 1958, etc.). Son destacables varias escenas: Ana en la plaza Palais Royal (París) en una evocadora tarde de otoño, el recorrido por el Sena y los "travellings" que muestran París. El título invoca un verso de Machado: "Entre vivir y soñar está el despertar". En el pórtico de la película se inscribe una vitalista cita de Katherine Hepburn: "si cumples todas las reglas, te pierdes la diversión".

La música, de Juan Bardem, alegre y sonora, ocupa un lugar destacado en el film. La partitura original está interpretada por la Orquesta Sinfónica de Praga. Se añaden canciones de los 60 ("Capri c'est fini", "Mon oncle" y otras), época de la adolescencia de Ana, y una canción roquera ("Golfas de carretera"). La fotografía se adapta a las dos caras de la vida de Ana y a las dos ciudades en las que se desarrolla la acción. Usa colores suaves con predominio alternativo de cremas y azules. Luce encuadres precisos y composiciones de excelente dibujo. Es una obra correcta y grata de ver, que entona un hermoso canto a la vida, no necesariamente perfecta.

Encuentro la película agradable, amable y con cierto mensaje. Contiene preciosas escenas de calles parisinas y apartamentos bohemios e ideales, sin grandes pretensiones. Los detalles en rojo de la indumentaria o los complementos de la protagonista sugieren su pasión, su yo reprimido.
A Carmen Maura la encuentro estupenda y con ella un montón de caras conocidas que siempre resulta agradable ir descubriendo y que en cierto modo sugiere un respaldo, una solidez a la producción.

¿Conformarse o ser realista, qué diferencia hay?

Esta comedia romántica recuerda bastante al cine clásico, donde las divas, en este caso Carmen Maura, crean un personaje tierno y pasional a la vez. No es que sea un clásico, ni una gran película, pero se deja ver con simpatía y consigue arrancarte alguna que otra carcajada.

Lo mejor el reparto encabezado por Maura y con actores como Alex Brendemühl y Marta Etura.

Ana (Carmen Maura) es una mujer que va camino de los cincuenta años y que ve en qué se ha convertido su vida. Su marido Félix (Manuel Manquiña) idealista roquero cuando se casó, es ahora un mediocre empleado de una agencia de viajes. Su hija (Duna Jové) es una adolescente desmadrada y ella ha sucumbido a la rutina.

Todo esto sería normal si no fuera porque cuando Ana se queda sola, su cabeza comienza a soñar, a imaginar una vida diferente a la que lleva. Porque Ana tiene dos vidas, la real y la que desea, la que sólo existe en su pensamiento, en sus sueños.

Hasta que se le presenta la ocasión de revivir uno de sus sueños juveniles: viajar a París y buscar a Pierre (Thierry Lhermitte) el que fue su primer amor. Desde siempre ha soñado con ese amor romántico y alimenta sus días con el recuerdo de Pierre. Pero, en realidad, de aquello sólo le quedan las clases que recibe de francés y el sabor del vichisuás.

Cuando le surge la oportunidad de viajar, Ana acepta una oferta laboral que la lleva a París. Allí un simpático florista (Alex Brendemühl) la ayudará ¿desinteresadamente? a reencontrarse con un amor de adolescencia. Ana no lo piensa dos veces y decide hacer lo imposible para convertir su sueño en realidad.

Ana es la típica mujer madura que quiere volver a sentir la pasión y el deseo con alguien que no sea su marido. Algo que la falta para ser completamente feliz, ese despertar del que nos habla el poeta. Muchos de los sueños de Ana han sido creados a partir de los recuerdos.

Carmen Maura acaba por ser, una vez más, lo mejor de la película.