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Dedee

Drama Dedée ejerce de prostituta en el Big Moon, local de Mr. René en el puerto de Amberes. Su chulo, Marco, la trata sin piedad. Una noche a la vuelta de un servicio conoce a Francesco, capitán de un carguero italiano, con el que empieza a vislumbrar un nueva vida en libertad... (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
13 de junio de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Allégret, uno de los damnificados por la petulancia de la Nouvelle Vague, encadenó en sus comienzos unas cuantas películas sombrías, lluviosas, malsana e indecentes, plegadas a los gustos del romanticismo poético y reprochadamente deudoras del cine de Marcel Carné; un ramillete del que Dédée resulte acaso la más atractiva si bien Ménages sea la más conseguida. A pesar de ser una historia antigua, trillada, previsible, cuenta con una poderosa terna, Blier-Signoret-Dalio, que da credibilidad a unos personajes de corte naturalista en los arquetipos miserables que respectivamente representan, con una puesta en escena más que correcta en la que estéticamente contrapuestas se escenifican la redención y el romanticismo de los exteriores (los muelles, la lluvia, los cargueros) con la sordidez y el constreñimiento de las escenas de estudio (burdel), antítesis muy conseguida, fotografiada en un excelente blanco y negro que nos pasea a Simone “Dédée” por la bruma de los puertos en busca del barco que le traiga un salvador, -ambigüedad y paradoja de la puta que encuentra a la vez en el hombre al verdugo y al redentor-;al respecto, resulta significativa la escena en la que, con deleite, ella observa la violenta, casi cruel, reyerta entre marinos: “Me gusta ver a los hombres pelearse, nunca se harán bastante daño”. Por lo demás Signoret (¡Pero cuántas veces ha hecho esta mujer de pilingui!) está bellísima, Plaguiero, lacio, y Allégret, pese a un rodaje lineal, demuestra que siempre fue solvente en destrezas formales bien ajustadas al hilo narrativo; baste recordar aquel traveling inverso del final de "Une si jolie plage".
Álvaro
alvaro
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27 de enero de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dédée, es una joven prostituta que trabaja en el bar nocturno que, un hombre llamado René, tiene en el puerto de Antwerp, Amberes. La muchacha es infeliz, pues, todo lo que gana con su oficio debe entregarlo a Marco, el portero del club quien también actúa como su proxeneta y su amante, pero, cierto aprecio y cuidado que recibe de parte de René y, sobre todo, de su compañera Germaine, la atan a aquel lugar… y a falta de un hombre que la ame y con el que pudiera marcharse, Dédée, sigue aguantando los días, sin mayores alicientes. Cierto día, al puerto llega un italiano llamado Francesco -amigo de René con quien sostiene un oscuro negocio- y tanto éste, como la propia Dédée, sienten que podría ser el hombre con el que, ella, lograra liberarse y, quizás, ser feliz.

Comienza así este drama portuario, dirigido por Yves Allégret, que describe, muy eficientemente, la vida de una muchacha víctima de las condiciones sociales, pero, con la que es fácil encariñarse y sentir que tiene grandes valores. Con excepción de Marco -quizás-, aquí todos los personajes demuestran que tienen alma y sensibilidad y que, son circunstancias existenciales y afanes de sobrevivencia, lo que alienta ciertas profesiones más que un deseo racional y libre de ser eso que, ahora, se es.

René, no ata a nadie; cada muchacha elige llegar a su negocio o hay alguien (un chulo abusador) que elige por ella, pero, cuando él siente que tiene aspiraciones y que posee sinceros valores, las puertas están abiertas para que busque su libertad. Dédée, no tiene plan alguno, pero siente que quiere ser amada porque, con Marco, viene siendo tratada como un objeto… ¡y no es eso lo que ninguna mujer desea para su vida! Por su parte, Francesco siente que su único interés son los negocios, pero, resulta difícil ser mucho tiempo indiferente ante una chica como Dédée… y Marcelo, es tan cobarde y tan débil de carácter que, por eso, juega a sentirse macho con aquellos seres que encuentra más frágiles que él, y ésta bien podría ser la génesis de su crueldad.

Henri La Barthe -mejor conocido como Ashelbé, seudónimo con el que firmó sus novelas y guiones cinematográficos-, quien se hiciera famoso con, “Pépé Le Moko”, novela con la que el director, Julien Duvivier, hiciera una obra maestra cinematográfica, es también el autor de la novela, “Dédée D’Anvers” (1939), y junto a, Jacques Sigurd y el director, Yves Allégret, se ocupó de la escritura del guion de esta película hecha para empaparnos del alma humana y de las extrañas cosas que, tantas veces, impiden que la felicidad sea alcanzada.

La escena de cierre me resultó bastante abrupta y en principio inaceptable, pero, tras repetir su visionado, creo que obedece a la suerte de respuestas primarias que pueden escaparse cuando la que creemos, única salida, sentimos que se ha cerrado para siempre… pero esto ocurre cuando no sabemos ver, y anticipar, las verdaderas razones por las que, posiblemente, ciertas “desgracias” pueden suceder, y es entonces que todo sigue igual, o quizás peor.

Estupendas actuaciones de Simone Signoret, Bernard Blier, Marcel Dalio, Jane Marken y Marcello Pagliero, y la Francia de la primera mitad de siglo, seguía demostrando que poseía una de las más consecuentes cinematografías del mundo.

Título para Latinoamérica: <<DEDÉ DE AMBERES>>
Luis Guillermo Cardona
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8 de noviembre de 2021
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Dirigida por el que fue su primer marido, con el que tuvo su única hija, hace su debut en el celuloide.
Conserva la curiosidad de contemplarla con el pelo oscuro, haciéndo de prostituta.( Como la propia Signoret decía, me ofrecían papeles de prostituta, solamente).
Una fotografía más que aceptable en blanco y negro nos adentra en los ambientes turbios de la Amberes portuaria.
También es un placer ver a un gran actor francés, no demasiado conocido, ni reconocido, aquí con un bigotito ridículo Bernard Blier.
Una vez presentada esta escueta somera reseña mitómana, a disfrutar de los bajos fondos.
Zappianin
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