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Barry Seal: El traficante

Thriller Basada en la vida real de Barry Seal, un piloto de la TWA reclutado por la CIA que se convirtió en un importante narcotraficante que movía droga para el cartel de Medellín de Jorge Ochoa y Pablo Escobar entre los Estados Unidos y Centroamérica, viéndose involucrado en importantes sucesos de los años 80 como el escándalo Irán-Contra. (FILMAFFINITY)

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Críticas 99
Críticas ordenadas por utilidad
2 de septiembre de 2017
58 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo salir del cine con una gran sonrisa en la cara y la fantástica sensación de haber degustado cine del bueno? Tom Cruise, Doug Liman y Gary Spinelli tienen la respuesta, se llama ‘Barry Seal: el traficante’. Una interesante historia real narrada con inteligencia, humor y agilidad que cambia la crueldad, sangre y balas del género por un refrescante y descarado tono. Michael Bay hizo lo propio con la solvente ‘Pain & Gain’, siendo la de Liman mucho más comedida y menos absurda en su planteamiento.

Una de las cintas más redondas en lo que va de año, con el permiso de la excelente ‘Dunquerke’, protagonizada por un fantástico Cruise, sin duda el mejor en tiempo. Liman apuesta por hacer que quieras dar un abrazo a uno de los mayores traficantes de droga de Norteamérica, y créeme que después de ver ‘American Made’ se lo darías a todo el equipo de rodaje, desde el encargado de la fotografía hasta al compositor de su notable banda sonora.

‘Barry Seal’ es como un polvo de aquellos que quedan, no el mejor, ni el más pasional, ni el más provocativo, sino aquel que tiene de todo un poco. Un inicio que entona captando toda tu atención, la justa diversión para levantar el ánimo sin convertirse en una comedia y una experiencia delicada pero atrevida cuyo resultado no es explosivo pero si te deja bien a gustito. Un entretenimiento de nivel, con personalidad y mucho encanto.

Lo mejor: un refrescante guion, una inteligente dirección y un notable Tom Cruise.

Lo peor: puede que no a todos satisfaga una versión tan amable de una historia tan sucia.

Más en Más en www.magazinema.es y www.estovacine.blogspot.com.es
Marcus
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1 de septiembre de 2017
44 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Doug Liman es un interesante cineasta que ha realizado obras sobresalientes (“El caso Bourne”) y notables (“Caza a la espía”) y que, en general, domina con soltura el género de acción (“Al filo del mañana”), incluso cuando lo combina con un desenfadado toque cómico (“Sr. y Sra. Smith”). Aunque cuente en su haber con algún título claramente prescindible, se ha ganado a pulso un nombre dentro de la industria del Séptimo Arte, de tal manera que su participación en un proyecto supone aval suficiente para prestarle atención. Ahora estrena “Barry Seal: El traficante”, nueva incursión en esa modalidad que mezcla la recreación humorística con la intensidad narrativa de la aventura y que ya abordó en el largometraje citado anteriormente y protagonizado por la otrora pareja sentimental formada por Angelina Jolie y Brad Pitt. Lo cierto es que el producto final resulta entretenido y efectivo, en el sentido de dejarse llevar por un relato sostenido sobre la comicidad y el ritmo ágil.
Del mismo modo que Steven Spielberg narró con un tono divertido y una brillantez indiscutible la historia real del estafador Frank W. Abagnale en “Atrápame si puedes”, Liman, con menor genialidad pero suficiente habilidad, aborda la biografía de Barry Seal, un expiloto reconvertido en importante narcotraficante del cartel de Medellín que acabó siendo reclutado por la CIA y por el Departamento de Inteligencia de la DEA. Pese a que se hayan adaptado convenientemente unos hechos ciertos para presentarlos ante el público con un envoltorio osado y gracioso, el resultado final funciona. Los espectadores se darán cuenta de esa voluntaria tergiversación destinada a lograr un toque más descarado y comercial de la cinta, pero a buen seguro la perdonarán, ya que recibirán a cambio un pasatiempo amable y entretenido.
Tal y como ocurría en “Sr. y Sra. Smith” (sus primeros veinte minutos me parecen geniales, si bien dan paso después a una proyección más irregular), en sus casi dos horas de duración hay lugar para todo. Se percibe tanto la superficialidad del tratamiento de la trama como la innegable efectividad de la mezcla entre acción y diversión. Si uno renuncia a encontrar las pegas y se limita a disfrutar del dinamismo del metraje y de la narración desenvuelta, termina por pasar un buen rato. Sin ser en absoluto su mejor trabajo, Liman continúa sumando como profesional.
Desde luego, Tom Cruise no es Brad Pitt (éste posee una mayor capacidad para dotar a su personaje de ese toque gamberro pero adorable) pero, tras una década concatenando malas interpretaciones en proyectos mediocres, por fin afronta una interpretación mínimamente acertada. Creo que Cruise es un buen actor y parte de su filmografía lo acredita sin discusión. Sin embargo, desde la ya lejana “Leones por corderos” había entrado en una espiral de actuaciones centradas en dar una imagen de héroe de acción que le estaban arrastrando al desastre. Por fin aquí se ha decantado por un papel más elaborado, aunque alejado aún de su mejor nivel. Por desgracia, da la sensación de no ser consciente de su deriva, habida cuenta que sus próximos estrenos serán la sexta entrega de “Misión imposible” y la continuación de “Top Gun”.
Me gustaría recuperar al intérprete de “El color del dinero”, “Rain man”, “Nacido el 4 de julio”, “Algunos hombres buenos” o “Collateral” pero, engullido por el terrible agujero negro de la falta de creatividad, sigue rodando secuelas y optando por perfiles destinados a actores quince años más jóvenes que él. Una lástima.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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3 de septiembre de 2017
26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
El fulano en cuestión, Barry Seal, era un piloto de la TWA que se sacaba propinas trapicheando con puros cubanos y otras minucias, y cuya habilidad para hacerle la competencia desleal al duty free no pasó desapercibida a sus compatriotas de la CIA, que lo terminaron reclutando como transportista por esas guerras de Dios y papá Reagan.

Con tanto trasiego, la destreza de Seal no tardó en convertirse en reclamo para hombres de negocios tan ilustres como Pablo Escobar y sus socios de Medellín, o el general Manuel Antonio Noriega, así que el ex piloto comercial no desaprovechó su nueva faceta mercenaria y se las ingenió para compaginar sus misiones patrióticas (fotos aéreas del enemigo, suministro de armas a la contra nicaragüense, etc.) con el oficio de camello al por mayor, lo cual le reportó tanta pasta que no llegó a caberle (literalmente) en casa.

Así fue hasta que su antaño valiosa contribución pasó a ser un peligro para los culos apoltronados. Esos mismo culos que dejaron a Seal con el suyo al aire (un trasero que, por cierto, vemos también literalmente un par de veces, haciendo eso que se llama “un calvo”, inmejorable metáfora de lo que en el fondo resultó ser todo este tinglado).

Una historia real con la que cualquiera se imagina a Michael Moore babeando o a Oliver Stone relamiéndose —o viceversa—, pero que ha sido Doug Liman quien se ha ocupado finalmente de filmar, y eso significa que el aspecto lúdico importa tanto como la denuncia política, y desde aquí brindamos por ello, porque el resultado es sobresaliente.

Liman aplica una fórmula narrativa que es casi una réplica de la que Scorsese empleó en películas como "Uno de los nuestros" o "Casino": montaje frenético a ritmo de éxitos rockeros, relato en primera persona del protagonista (a veces como voz en off y a veces mirando directamente a la cámara), destellos satíricos o cien por cien cómicos que no atenúan sino que incluso subrayan aún más la crueldad de ciertos episodios… Y sumado a todo esto, la ausencia total de imposiciones morales, estampas paisajísticas de síndrome de Stendhal, y un uso antológico de las imágenes de archivo, con gags dignos de "El intermedio", como el del matrimonio Reagan aconsejando a los niños que no se droguen o el momento “camaleón” de Bush padre para eludir una pregunta comprometida.

Tom Cruise, que acostumbra a pasarse de rosca tanto en casa como delante de la cámara, es un buen actor cuando quiere, y aquí parecía quererlo de verdad.

"Barry Seal: El traficante" es valiosa por sus virtudes reivindicativas y documentales, pero no menos por ser un entretenimiento de primera categoría. Al cine se va para eso; o al menos es lo que yo entendí.
Más información en http://ambigugarcia.blogspot.com.es/
Nacho Ambigú García
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3 de septiembre de 2017
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la línea de la Guerra de Charlie Wilson o El señor de la guerra, esta película nos relata las espeluznantes tramas que manejan el mundo, basándose en personajes y hechos reales, que te asombran y te indignan.
Un poco como aquellas, aquí se relata con cierto tono humorístico como un "río por no llorar" o "vamos a tomárnoslo con un poco de humor porque si no reventamos ante la evidencia".
La narración es ágil, rápida, con abundantes datos sencillamente explicados que, por la propia naturaleza enredada de los hechos reales, al final hasta marean un poco.
Haciéndolo bien, quizá la podía haber protagonizado un actor más joven que Tom Cruise, como correspondía al personajes real.
Casi dos horas de buen cine que te dejan un poco temblando.
Sabado cine
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11 de febrero de 2018
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
"American Made" cuenta la historia real de Barry Seal, un piloto comercial que tuvo una vida particular cuanto menos; si antes de ver la película me hubiesen contado algunas de las cosas que hace o que le pasan seguramente no lo habría creído, habría dado por hecho que la película juega con la delgada línea entre "basado" e "inspirado" en hechos reales, que los hechos habrían sido exagerados en favor de una historia más "Hollywoodiense" por así decirlo. Pues por inverosímil que parezca, la película no miente, todo lo que le pasa al personaje de Tom Cruise está documentado, le pasó realmente a Barry Seal; una historia surrealista dónde las haya.

La dirección de Doug Liman, muy dinámica, no te deja despegar los ojos de la pantalla, cuenta con una banda sonora genuinamente molona, de esas que entran en la categoría de "quiero esa música en mi coche", y establece perfectamente el tono de cada contexto. Nos transporta a la América de finales de los 70 donde la gente tiene ese aire optimista y la media sonrisa por bandera; también nos lleva a la Colombia de Pablo Escobar en el nacimiento de uno de los mayores imperios del narcotráfico de la historia; y pasamos por la guerrilla en Centroamérica dónde los gringos regalan cajas del Tío Sam a la vez que se resguardan las espaldas con bates de béisbol.

Tom Cruise, este hombre lleva más de 30 años haciendo películas de acción siendo el héroe de su propia historia y hay que reconocer que es muy satisfactorio verle en el papel de antihéroe carismático, en un papel que puede decir "motherfucker!" o "holy shit!" y descojonarse después. Esta es una de las mejores interpretaciones de Tom Cruise y no solo porque hace un papel diferente al que nos tiene acostumbrados, o porque sea el propio actor el que pilota los aviones, sino porque borda cada segundo que está en pantalla.

Una película muy entretenida, con dosis inteligentes de humor, sátira tanto política como social y que cuenta una historia de esas que confirman que la realidad suele superar a la ficción.
Jaime de Aguilar
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