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My First Summer

Drama. Romance Claudia, de 16 años, ha crecido aislada del mundo exterior. Perdida tras la muerte de su madre, se sorprende cuando Grace, una enérgica adolescente local, aparece en el jardín como un espejismo, un soplo de aire fresco. Entre ellas encuentran el apoyo, el amor y la intimidad que necesitan, y se enseñan mutuamente el poder restaurador de la conexión humana. Pero su paz idílica es frágil a medida que el mundo de los adultos se acerca y ... [+]
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
11 de noviembre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Descubrimiento social

No son pocas las películas que abordan el descubrimiento personal y sexual durante la adolescencia, recogidas dentro del género coming-of-age. My First Summer pertenece a este tipo de largometrajes, donde sus protagonistas realizan un recorrido experimental en torno a sus propias vidas. Sin embargo, en este caso, viene precedido por dos contextos trágicos, donde se mezclan la muerte, el trauma, y una familia desestructurada. Asimismo, goza de unas pinceladas interesantes en torno a un sujeto que ha vivido de forma marginal del resto de la sociedad, permitiendo que esa exploración con el mundo exterior, a través del personaje de Grace, sea otra línea argumental atrayente. Esa forma de descubrir detalles tan banales de la cotidianidad, hace que se plantee un prisma tierno y dulce al propio film, sin perder de vista la intención principal de la cinta.

La creación de los personajes se profundiza, sobre todo, en Claudia y Grace, las dos adolescentes que son el eje principal de la acción. Mientras que Claudia es el reflejo de un aislamiento forzado, Grace busca esa evasión del mundo exterior. Esa dicotomía que se formula entre ambas, permite que se creen anclajes que provoquen la sonrisa en el espectador. Además, se adereza con una inocencia e ingenuidad pertinentes para la edad que representan, así como un tratamiento de las relaciones sexuales con un realismo certero. Únicamente, hay un exceso de edulcorado en el tratamiento de varios temas de gran complejidad, que se resuelven con una facilidad que quita verosimilitud a la problemática. La razón no es otra que la elegancia con la que se cimienta todo ese universo personal, que pierde fuerza al abordarse de esta forma.

*Algo más

A pesar de tener un reparto coral algo numeroso, la acción de My First Summer recae especialmente en Markella Kavenagh y Maiah Stewardson. Ambas dan vida a Claudia y Grace, respectivamente. Para comenzar, Markella Kavenagh cuenta ya con cierta experiencia frente a la pantalla, lo que le permite desarrollar la sensibilidad de su personaje sin problemas. Ese puzzle de emociones, formado por el miedo, la sorpresa y la felicidad, se desarrolla fervientemente en su expresividad corporal y facial. La actriz maneja sin problemas este torbellino emocional y lo transmite con una fragilidad y elegancia estupendas. Además, en todo momento se mantiene en coherencia con la personalidad que ha ido mostrando ante la pantalla. También hay que destacar la excelente formulación en torno al carácter juvenil y luminoso que necesita su personaje.

Maiah Stewardson, en cambio, es un torrente de energía desde sus primeras escenas, comprendiendo cuál es el tono de su personaje en todo momento. Gracias a ese movimiento que presenta en su interpretación, se halla un equilibrio con la energía más pausada y lúgubre que plantea Kavenagh desde su personaje. Igualmente, transfiere toda esa ingenuidad y descubrimiento, lo que permite que se explote esa vertiente realista sobre la etapa que está abordando. Por tanto, entre las dos actrices se fabrica una sinergia muy bonita, que culmina en esa atracción adolescente que consolida la química que se crea entre sendas intérpretes. Por otro lado, mencionar el trabajo de Katherine Tonkin, quien se convierte en la efímera Veronica Fox. A pesar de no estar presente en la mayor parte del film, su esencia hipnótica logra ser captada delante de la cámara.

*La naturaleza y el hogar

La magia de los espacios abrazados por la naturaleza y la fuerza que conlleva ambientarlos en estos lugares hace que la presentación visual sea favorable. Con lo cual, My First Summer sigue esta estrategia visual, donde la mayor parte de la acción se transfiere a ese pequeño oasis rural, donde parecen no ser envenenados por la idiosincrasia de la sociedad civilizada urbana. Sin embargo, cabe mencionar que el protagonismo lo tiene realmente la propia casa, por lo que este impacto visual no se explota tanto como se pudiese. Aun así, esa ambientación de perderse entre árboles sigue estando vigente, dando la posibilidad de mantener ese carácter más fresco y sencillo. Además, hay que aplaudir varias de las decisiones de la dirección de fotografía, que logra apostar por planos que son un auténtico frenesí emocional.

Sin embargo, uno de los inconvenientes que tiene el film es un ritmo menos dinámico de lo que podría ser. A pesar de mantener una ligereza en una parte consistente de la acción, hay momentos en los que se halla un prolongación excesiva en torno a una escena que podría resumirse. En consecuencia, da la sensación de dilatarse en el tiempo, lo que deja una sensación de excesiva recreación en algunas partes del film. Aun así, luego lo suple con maestría en otras secuencias, como, por ejemplo, la del acto sexual, la cual se construye sobre un candor y naturalidad excelsa. De esta manera, indica un buen gusto cinematográfico, siendo la espontaneidad y la sencillez su principal arma. Por tanto, Katie Found logra con su ópera prima sentar una idea del progreso que se avecina en su carrera como realizadora.

*Conclusión

My First Summer es una historia de descubrimiento vital, donde se mezclan la sexualidad, la tragedia, la cotidianidad y la ausencia. De esta forma, se plantea un oasis entre tanto ruido visceral, lo que explota una vertiente más dulce, luminosa y agradable. Así, desarrolla su potencial en torno a una exposición coherente con la etapa que presenta y la personalidad de sus personajes. De la misma manera, Markella Kavenagh y Maiah Stewardson realizan dos interpretaciones que mantienen esa esencia ingenua del film. Por otra parte, la realización artística y técnica obtiene su fuerza de la naturaleza y esa metáfora de la evasión, mientras que pierde algo de fuelle en el aletargamiento excesivo en algunas partes del montaje. La ruptura de un aislamiento social, que encuentra su principal baza en la ternura de la exploración emocional.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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4 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
My first summer (2020), película australiana escrita y dirigida por Katie Found, cuenta un romance entre dos adolescentes que se descubren juntas. El film es sencillo, está bellamente filmado tanto en exteriores como interiores y conserva un aire de fábula romántica.

Por Nicolás Bianchi

Cuando las protagonistas de My first summer se encuentran solas y en sintonía una con la otra por primera vez una de las dos confiesa que no sabe qué hacer por lo que la otra le propone algo elemental. Respiremos juntas, le dice. Así de básica e inocente es por momentos la película que parte con una voz en off, como si fuera una pieza literaria más que un film.

Claudia (Markella Kavenagh) cuenta que algo, en un momento crítico, la sacó de dónde estaba. Fue como una luz, un resplandor. Así, como por milagro, conoce a Grace (Maiah Stewardson). Claudia vivía con su madre en una casa en el bosque. Llevaba una vida de reclusión, era educada en su hogar y no conoce lo que es la vida en el exterior. Grace, en cambio, es una chica corriente que vaga por esos bosques con su bicicleta y un día la encuentra.

La madre de Grace se suicida sumergiéndose en un lago, lo que deja a la joven trastornada y en shock. Así la halla Grace. Entre ellas surge una inmediata conexión y pronto cada una pasa a ser el centro de la vida de la otra. Found cuenta la historia de las jóvenes a partir de juegos inocentes, promesas de secretos y otros pequeños encuentros entre las mujercitas que empiezan a rozar sus cuerpos con la posibilidad de que allí se inicie un fuego.

La delicada fotografía le da a la película un marco en el que la trama, sencilla, puede fluir. Son dos chicas de hogares rotos. Claudia por la muerte de su progenitora y Grace por vivir en una casa en la que manda el hosco novio de su madre. Ni bien puede toma la bicicleta y se adentra en el bosque, donde puede ser feliz. Sobre ellas se cierne la amenaza de dos detectives que investigan el suicidio y buscan a Claudia.

My first summer es una versión adolescente de otras películas recientes como Portrait of a lady on fire (2019) o The world to come (2020), en las que mujeres experimentan una súbita y muy potente atracción en un medio que de alguna manera les es hostil. Se podría decir que, por su simpleza, es una hermana menor pero digna de pertenecer a esa familia de historias.

En los 77 minutos de My first summer prima siempre la candidez y la inocencia sobre la sordidez de los orígenes de las chicas. Se ve muy bien, los diálogos son simples y lo que se cuenta también. En el film hay cariño y comprensión, y también pasión. Es tan básico como respirar, aunque en este caso sea de a dos.
El Golo Cine
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