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Sólo ellos

Drama Tras la trágica muerte de su segunda esposa, el conocido periodista deportivo Joe Warr (Clive Owen) tiene que hacerse cargo de su hijo de seis años. Su situación se complica aún más cuando Harry, el hijo de su primer matrimonio, se traslada a Australia para pasar una temporada con él. Entonces, tendrá que arreglárselas para sacar adelante una familia formada exclusivamente por chicos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
9 de abril de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scott Hicks tiene un gran mérito en esta película, y es haber caminado sobre la delgada línea imaginaria que divide los mundos del sentimentalismo barato de hollywood y el de las historias dramáticas correctamente contadas. Si bien es cierto no es una obra maestra, ni está cerca de serlo y tampoco lo pretende; sí cumple el cometido de que tanto el espectador común, el espectador crítico, como el crítico académico entiendan el mensaje que el film pretende.

La política del sí, esa es la que sigue y promulga un padre viudo que intenta conciliar su agitada vida profesional (es periodista deportivo) con su desordenada vida doméstica (dos hijos en casa) a base de saltarse las normas del buen gobierno de las familias monoparentales. Se trata de adaptar los hábitos de la «women’s picture» al ritmo de los nuevos tiempos, en los que el hombre tiene que dar el do de pecho asumiendo roles que pertenecían al ámbito de lo femenino-casero en la era dorada del cine clásico de Hollywood. Hay un lugar para las lágrimas, pero el caos impuesto por un hombre que no acaba de entender los biorritmos de su prole –compuesta por un niño que tarda en aceptar la muerte de su madre y por un adolescente, hijo de un primer matrimonio, que, sin apenas conocer a su padre, tiene que adaptarse a un nuevo entorno familiar, es el que domina la trama. Hay un lugar, también, para el control de lo sentimental: Scott Hicks, que tuvo su momento Oscar con «Shine», procura tratar de modo breve y discreto la enfermedad terminal de la madre en cuestión, ofreciendo algún atisbo de astuta credibilidad (la primera reacción del niño, indiferente a la muerte).
Clive Owen, que también figura como productor ejecutivo, aporta un cierto encanto a su personaje, aunque el arquetipo masculino que encarna parece salido de un artículo seudo sociológico de un suplemento dominical. El arco dramático que recorre es más que previsible: la disfuncionalidad del modelo familiar que propone la película –sólo con y para hombres, la falta de disciplina como estrategia de cohesión de una familia desestructurada en forma de patriarcado, no esconde sus ansias de convertir en héroe a este padre en apuros, aunque sea a costa de su profesionalidad periodística (es curioso que el relato nunca sancione que cubra eventos deportivos a través de Internet) y de su credibilidad ante una sección femenina que contempla sus métodos primero con escepticismo, luego con moderada admiración.
Recomendable...
herhc
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9 de abril de 2010
28 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros 15 minutos son emotivos. ¿Quién no se emociona ante la trágica muerte por cáncer de una joven madre en la flor de la vida? Por desgracia, todos conocemos casos cercanos.

A partir de ahí, el tierno Owen se hace con el protagonismo absoluto, secundado por un hijo de seis años que parece la encarnación de un orco, por lo feo que es, pero sobre todo por su insufrible comportamiento. Acaba de perder a su mamá, así que hay que consentirle todo; además, Clive solo tiene un espíritu: el deportivo. Por si fuera poco, su otro hijo, fruto de un matrimonio anterior, decide ir a pasar una temporada con su padre y su hermanastro. Precisamente en ese momento (¿?). Dicen que la historia está basada en hechos reales. La verdad es que autobiografiarse como papá mártir ya denota un descaro que abochorna, pero en fin.

En realidad, la película me ha parecido una apología de la irresponsabilidad, porque el nuevo viudo nos ofrece un nutrido catálogo de cómo no se debe educar a los hijos. Eso sí, es súper enrollado: sin horarios, sin castigos, sin obligaciones, sin normas… Miento, sólo hay una: hacer lo que mande el pater familias cuando a él le salga de las narices. Hay que ver lo que se parecen los sistemas igualitarios a las tiranías. Si es que ya está todo inventado.

Sin duda, el prota está mucho más dotado para la crónica deportiva que para la paternidad. Pero sale Rafita Nadal ganando en Australia y, en general, la peli es ideal para papis progres, admiradores/as de Owen y aficionados al Grand Slam. No obstante, la cosa no va más allá de un normalito drama televisivo. Chachi pilongui.

Parece que a muchos les ha encantado la interpretación del británico. Yo estaría de acuerdo si la película ilustrase, en lugar de la pérdida de un ser querido, la pérdida del autobús para ir al ‘Corte Inglés’, porque la cara que luce Owen la identifico más con la segunda situación. Es lo que tiene el método cadáver.
Shinboneniná
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12 de abril de 2010
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay guiones que no te aportan grandes masas de dinero en taquilla, pero que sin embargo por su temática, humanidad y personajes hacen que merezca la pena y sean recordadas como pequeñas joyas independientes. Owen alejado de pistolas y focos de estrella, demuestra que es un actor muy competente en un drama que narra desde el primer minuto una tragedia familiar, a medida que avanza busca una solución para un padre e hijo que se han quedado sin esposa y madre, finalmente concluye con otra manera de buscar la felicidad en libertad y sabiendo ver lo importante. Hay poco papel secundario, pues el peso de la mayor parte del metraje se sustenta con la interpretación muy respetable de Owen. Sin embargo la interpretación del hijo del anterior matrimonio es también una sorpresa. Preparen el pañuelo debido a que se llora desde el primer hasta el último minuto, pero merece la pena.
pedro
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10 de febrero de 2012
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soltero y padre en la vida, así se quedó el bueno de Clive Owen cuando dejó a su mujer para irse con otra que fallece trágicamente y le deja con un crío pequeño. Lejos de intentar llevar al niño a integrarse en la sociedad (estoy de acuerdo es un coñazo razonar con un niño de 10 años para que haga la cama, los deberes e incluso para que no te de patadas cuando se enrabieta) crea un mundo paralelo en el que no lavas la ropa, no ordenas la casa, comes comida caducada y si quieres revolcarte en el barro, pues nada, adelante, ¿Quién es nadie para jugar con mi libertad de hacer lo que me salga de los cojones o los de mi hijo menor de edad?

La factura técnica de la película es solvente (las cámaras enfocan donde hay que enfocar, los intérpretes ponen las caras apropiadas a cada situación y no miran a la cámara, la música suena cuando algo sucede, no se ven pértigas de micrófono colgando…) pero el conjunto debe ser valorado por la historia que cuenta, que no es otra que una apología del hippismo aplicado a la familia… pero ojo, no es un hippismo por convicción sino por necesidad. El padre intenta que llevar una vida normal con su hijo, pero como el niño es de esos niños de moda tan rebeldes, tan llorones y tan respondones y te mira con ojos de víctima a la que le pides que no te grite en el supermercado, opta por consentirle todo, que haga lo que quiera, cuando quiera y como quiera. Para disimular, consigue embarcar también al hijo de su anterior relación en esa anarquía familiar de modo que pasamos de un fracaso educacional a un nuevo paradigma docente.

¿Dejar que los niños pasten del suelo es ser buen padre? ¿Dejar al crío solo al cuidado de otro menor mientras te vas de viaje es sensato? La película opina que sí, siempre que sea lo que a ellos les guste y consigas unos momentos de paz. Bueno, no es que lo opine, es que nos lo pinta como un publirreportaje de esa vuelta a lo básico. Simpática si la miramos con ojos Disney, peligrosa si esperamos respuestas a como superar una pérdida, compentente si nos limitamos a juzgarla cinematográficamente y, en general, agradable de ver.
OsitoF
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23 de junio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scott Hicks, aunque lejos de su mejor momento de forma, que llegó sin duda con Shine y Mientras nieva sobre los cedros, aún es capaz de entregar hermosas películas llenas de corazón y buenos sentimientos. Porque éso es lo que es Sólo ellos. Un telefilme de sobremesa que apunta directamente al corazón del espectador, tratando de provocar sus emociones en todo momento de la manera más fácil y directa, cosa que no es mala siempre y cuando el producto no engañe, y este drama australiano no lo hace. Quiere emocionar, esa es su principal razón de existir, y apunta en esa dirección desde el comienzo, con Joe Warr paseando a su hijo en coche por la playa. A quien no le guste, pues que no la vea, porque ese es el tono que impera en todo el relato.
Sin embargo, Sólo ellos va un paso por delante de los telefilmes que pueblan las televisiones, porque posee un guión más maduro y con diálogos más cuidados que la media. O será que tiene a Clive Owen como protagonista. El excelente actor inglés demuestra aquí una vez más su enorme versatilidad, carisma y talento para llevar adelante toda clase de personajes, bordando los momentos de más emoción (ver la llamada de teléfono a Harry, o cuando se derrumba solo tras la muerte de su esposa). Lo acompañan maravillosamente los dos chavales, George MacKay y Nicholas McAnulty, prodigiosos en su expresión de sentimientos y su encanto, sobre todo este último.
En definitiva, una película de visionado más que agradable, a la que hay que gradecer que huya de algunos de los clichés más molestos de este tipo de cine (como buscarle corriendo una novia al reciente viudo) y que se esfuerce por dar dignidad, belleza y verdad a un conjunto que podría haber resultado falsamente lacrimógeno. No es así.

Lo mejor: Clive Owen, los dos chavales, el excelente tramo final en Londres, el encanto del cine sencillo que desprende... y esos maravillosos paisajes australianos.
Lo peor: No es una obra maestra, ni siquiera una película excelente, y todo está más visto que el tebeo. Scott Hicks no es Alezander Payne en Los descendientes, película de temática harto similar a esta, pero mucho, muchísimo más brillante a todos los niveles.
Sibila de Delfos
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