El tiempo de las confesiones

Hay directores livianos, directores ágiles, directores capaces de imprimir a la narración el ritmo adecuado aunque sea una obra de cámara. Pienso en el Polanski de La venus de las pieles. Y hay directores plúmbeos, pesados, paquidérmicos, que no logran ni atrapar al espectador, ni anudar la esencia del relato, ni apoderarse de la pantalla. Régis Wargnier, lo siento por él, es uno de ellos. Aún recuerdo con espanto los 159 minutos de Indochina, lo más parecido a un blockbuster francés, y que dinamitó las taquillas del país vecino. Estuve a punto de caer dormido debido al ritmo (?) cansino y caracolero. Luego vi Plaga final, donde Wargnier se cargaba la literatura rutilante de Fred Vargas, en una aventura del entrañable comisario Adamberg. Otra decepción.
Le temps des aveux también transcurre en Indochina, concretamente en Camboya, durante el reinado de terror de Pol Pot y sus secuaces, los Jemeres Rojos. Es bien sabido que, en su afán por adoctrinar a la población en su delirante lectura del comunismo, dos millones de personas fueron asesinadas por aquello de que "o conmigo o sin ti". Un desdichado etnólogo francés cae en poder de una banda de Jemeres Rojos, que le acusan, naturalmente, de espía. Tras ser sometido a todo tipo de vejaciones, alcanzará la libertad. Años después, tras la caída del régimen de Pol Pot, su torturador, que se esforzó por dejarle libre, se pone en contacto con él para que preste testimonio en su juicio. Todo ello narrado de forma morosa y arrastrada, desaprovechando el entorno natural en que sucede la acción, repitiendo las situaciones una y otra vez, en un bucle que no cesa. Podría haber sido interesante, pero se queda muy corta. Diría que inédita en España.

Aunque la película podría haber entrado más en los horrores de los jémeres rojos, que quedan solo apuntados, hay cosas buenas. En entre ellas, la relación entre el protagonista y el jefe comunista. Se establece entre ellos una relación de confianza, y casi de amistad, a pesar de los crímenes que el jemer comete, según él en obediencia a la revolución.
No es que sea una gran producción pero se deja ver, porque la interpretación de Raphael Personas es sobria y convincente.