Juana de París

Juana de París tiene a Paul Henreid pero no es Casablanca. También tiene a Thomas Mitchell más sereno de lo normal ya que viste sotana. Luego está el herido Alan Ladd que no estaba en Casablanca pero lo hubiera hecho muy bien. Juana de París tampoco sale en el libro del Vídeo-Cine de Carlos Aguilar y eso no es reseñable ya que tampoco sale Spione de Lang. Juana de París tiene vida propia y sufiente envergadura para vivir por encima de la moda de Casablanca. Intriga y amor para una cinta muy estimable de un director ninguneado al 100%. Además tiene una escena que Lang cogió para Cloak and Dagger y eso está al alcance de muy pocos. Aunque en la de Lang es una pelota que baja las escaleras para ir al muerto; en Juana de París es una bola del mundo en pequeño que rueda hasta que se ven las piernas de Michèle Morgan. El tercer hombre tiene una escena casi igual a la de Lang pero la influencia es la del director de Opio. Y estoy esperando a ver Opio entre nosotros. Y espero algún día ver Juana de París entera ya que no pasé de los últimos 45 minutos. Entonces es posible que el 8 se quede corto.

Paul Levallier, capitán de un escuadrón británico abatido por los nazis en Francia, tiene que esconderse junto a sus hombres en París. Allí deberá contactar con los servicios de inteligencia ingleses, algo que sólo logrará gracias a la ayuda de una bella camarera parisina llamada Joan.
Del mismo año de realización que "Casablanca", 1942, "Juana de París" presenta ciertas similitudes con la magnífica película de Curtiz. Pero se queda sólo en eso, en ciertas similitudes, porque esta "Juana de París" es más bien flojita. Stevenson ni imprime ritmo a la película ni sabe emocionarnos. Tampoco recibe ninguna ayuda; el guión es malo, los diálogos aburridos y de una cursilería insoportable y las interpretaciones de Paul Henried y Michèle Morgan patéticas. Como ya comento en otras críticas la combinación adecuada de géneros (en este caso comedia, bélico y romántico) sólo es posible gracias a la sutileza y al talento de unos pocos directores. Es evidente que Stevenson en "Juana de París" no la consigue.

Paul Lavallier lidera un grupo de paracaidistas caídos en la Francia ocupada durante la segunda guerra mundial que trata de retornar a Inglaterra contactando con agentes secretos británicos. Producto de factoría, cine de propaganda sin mayor interés que disfrutar de un romántico y elegante Paul Henreid en un papel que tantas veces repitió –aunque no siempre del mismo lado; en “Tren nocturno a Munich” (1940) de Carol Reed hace de nazi-, y que alcanzaría estatus mítico en su papel de Victor Laszlo en “Casablanca” (1942) de Michael Curtiz

Mezcla de propaganda y romántica historia la película reserva un buen papel para Thomas Mitchell como comprometido párroco de la Iglesia de San Joan y una aparición breve para un jovencísimo Alan Ladd. Buena intriga y clásica loa al sacrificio personal en aras del bien común, tan típica del cine propagandístico del momento. Intrascendentemente agradable.

Entretenida cinta estadounidense filmada mientras tenía lugar la II Guerra Mundial, bien diriga por Robert Stevenson, que logra, por una parte ofrecer las convenientes dosis de patriotismo que se requería en el momento, y por otro insuflar de aires de aventura e intriga a un guión sencillo pero con buenos momentos, plenos de intensidad narrativa.
Muy bien interpretada, con una atractiva Michéle Morgan y un Paul Henreid que dió muestras de la dignidad que se requería para su posterior papel en la mítica "Casablanca", "Joana de París" no consigue elevarse a la máxima categoría fílmica, pero sí que conserva su valor ético, donde los buenos y los malos están perfectamente definidos y se muestra el camino que lleva a la libertad y dignidad.

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