El hombre en el ático (TV)

Es la historia de un muchacho maltratado psicológicamente. Ella se aprovecha de está solo en el mundo. Lo atrae para que la consuele por la muerte de su hijo y lo aísla de todo para manipularlo a su antojo. Le convence abandonar los estudios y vivir en el ático y así poder verse siempre que el marido no esté.
Poco a poco, lo va moldeando. Primero "haz las tareas de la casa", luego un "no te das cuenta de que dejaste los estudios, de qué íbamos a vivir", "no sabes hacer nada", "así estamos bien", "qué vas a necesitar más que a mí"...
En fin, el pobre ahí todo el día solo, sin salir, se va desquiciando y la otra pues ya directamente se ve con otros en la casa y si no te parece bien: puerta... Ah no, que eres un inútil. Y todo se va liando.

Resumiendo, la historia es interesante, la película mediocre. Neil destaca en su interpretación de un jovencito que cree amar, pero que en realidad es víctima de una sociópata.

Es la historia real de Walburga “Dolly” Oesterreich y su amante Otto Sanhuber -conocido como el “hombre murciélago”– fue uno de los mayores escándalos sexuales de 1930 en Estados Unidos.
Ella una alemana, de soltera Walburga Korschel, llegó con su familia a Estados Unidos cuando era niña. Se crió en una humilde granja, pero su suerte cambió cuando se casó con un rico fabricante textil, llamado Fred Oesterreich.
Un día de 1913, a petición de su esposa Fred envió a uno de sus obreros de 17 años, llamado Otto Samhuber, a su casa para ayudar a su mujer con una máquina de coser descompuesta.
Walburga recibió al muchacho vistiendo sólo una bata y medias, captando inmediatamente su atención. Desde ese momento entablaron una relación secreta, basada en encuentros en hoteles y en la propia casa del matrimonio cuando el marido no estaba. No obstante, con el tiempo los vecinos comenzaron a sospechar del romance, mientras Dolly trataba de excusarse asegurando que el muchacho era como su medio hermano vagabundo.
Para terminar con el problema, a la mujer se le ocurrió una insólita solución: Que Sanhuber renunciara a su trabajo y se fuera a vivir al desván de su casa. Como Fred nunca iba ahí, podrían continuar su romance sin riesgo de ser descubiertos.
Para que el plan resultara, el joven debía dejar de interactuar con el mundo. La única persona con la que podría hablar sería Dolly. Como Sanhuber estaba lo suficientemente obsesionado con la mujer y no tenía familia cercana, no le importó.
Durante el tiempo encerrado, Sanhuber se dedicó a satisfacer sexualmente a Dolly, y escribir. De hecho, era un buen escritor de ficción e incluso algunas de sus obras fueron publicadas bajo un seudónimo.
Si quieren saber cómo termina la historia, vean la película.