Wild Wild Country (Miniserie de TV)

A diferencia de "Making a Muerderer", otro gran documental de Netflix, aquí nos encontramos ante 6 episodios con una narración excelente, dotado de una elevada intriga y emoción. En el caso de "Making a Murderer" la historia se desarrollaba durante 4 episodios más (para un total de 10), centrándose en la mitad final únicamente en el proceso judicial, restándole ritmo. Han aprendido la lección y nos han traído una joya.

Desconocía esta historia por completo, si bien tras el visionado del documental queda claro que en su momento (años 80) fue un gran acontecimiento en Estados Unidos. No quiero entrar a describir o valorar la trama o el argumento en sí mismo, ya que la encadenación de giros, sorpresas y entrevistas intercaladas entre éstas, hace difícil valorar qué entra y qué no en el terreno Spoiler.

La historia de esta "comunidad invasora" en la América de Ronald Reagan, el cual sin aparecer explícitamente más de 4 ó 5 segundos, se hace presente en la voz de muchos de los implicados, así como la personalidad tan especial de estos invasores, nos plantea un campo de batalla de lo más surrealista y aterradoramente humano. Porque lo absurdo es lo más humano que encontramos en este mundo.

En esta historia de bandos, no se pretende juzgar a ninguno de ellos y al acabar el visionado, puedes repudiar a unos y a otros, o como es mi caso, quedarte con lo singular y especial de muchos de estos diminutos personajes históricos.

Por último mencionar que el 95% del documental se centre en los años de los acontecimientos que nos narran (hay mucho material original que han rescatado), y tan solo el 5%, en las "consecuencias", principalmente en el ámbito personal de unos pocos protagonistas, otorgándole a este documental un tremendo ritmo y valor histórico.

Gran documental que muestra un material inédito y muy completo sobre el nacimiento, evolución, lucha de poderes y muerte de un una secta.

Es fascinante que algo así, con tanta repercusión en la sociedad norteamericana de los 80, apenas haya trascendido y pocos, muy pocos relacionan a Osho con un movimiento sectario, pero menos todavía con lo que este documental nos muestra...impresionante!

Me deja algo perpleja que muchas de las críticas que he leído parecen olvidar que es una documental sobre sucesos reales, personas reales, muchas de ellas vivas...y parecen estar hablando de una película tragicómica...en fin.

Lo que echo de menos?...no entrar de lleno en la vida de la comuna, en las prácticas con los adeptos. Cómo se puede convencer a alguien, de la noche a la mañana, de soltar la flor para coger un fusil y usarlo...esas técnicas de manipulación que tanto Osho como Sheela -especialmente- dominaban a la perfección, habrían sido interesante de conocer en profundidad. El propio documental nos da la referencia de una película que puede tener muchas de esas claves.

Creo que es un documental que se ha conocer y compartir, porque algo que parece vintage esta muy de actualidad en muchos gurús del mismo estilo o con aspecto más refinado, con corbata algunos, con bata de médico otros...pero todos igual de manipuladores y amantes del dinero y del poder.

Acabo de terminar la miniserie y creo que es el producto de Netflix con el que más he disfrutado. No conocía ese episodio disparatado de la historia de EEUU, que resulta interesantísimo desde muchos puntos de vista. El personaje de Sheela es simplemente fascinante, y el documental está tan bien realizado, que no decae el interés en ningún momento. Cada giro de guión, digo, de la historia es más increíble que el anterior. Magnífica.

Estupidez. Y avaricia, egoísmo, codicia, vacíos emocionales, sadismo y muchos pecados más. Eso es el excelente documental original de Netflix “Wild Wild Country”

Relata la historia de Baghwan, un famoso gurú indio luego conocido como Osho, que tenía una próspera (en el sentido más monetario de la palabra) comunidad de seguidores en Puna, India y la quiso refundar tomando casi por asalto un pueblo del estado de Oregon, en la costa oeste de los Estados Unidos. No conviene decir más. Ni siquiera googlear el nombre del gurú para empaparse de su biografía. Conviene ver el primer capítulo, dejar que la caja de Pandora se abra, y sentarse a disfrutar las más de 6 horas este fascinante documental.

Lo que es realmente destacable es la cantidad y calidad del footage original que retrata la vida en las comunidades de Puna y Oregon. En el material de archivo se ve lo que se suele imaginar que pasa en este tipo de comunidades: muchas personas pertenecientes a la sociedad occidental que llenan sus vacíos espirituales al mismo tiempo que llenan la cuenta bancaria del gurú que adoran de forma fanática y embelesada. Hasta ahí, territorio presumiblemente conocido. Y quizá entendible. Estás en un lugar en donde no estás atado a la rutina de un trabajo de oficina, con total libertad sexual y de experimentaciones varias. Pero, ¿en qué niveles de preocupante fanatismo se debe estar para ignorar que tu gurú es una persona que tiene decenas de Rolls Royce, casi no habla en público y se mueve rodeado de guardaespaldas con trajes de color morado y AK 47? En un fanatismo que hace que agradezcamos que uno no cree en nada, gracias a Dios.

Conocía los libros y la iconoclasta filosofía de Osho, que siempre me ha parecido un personaje fascinante. Este documental arroja, sin embargo, negras sombras sobre un episodio crucial de su biografía, en lo que resulta un apasionante relato, con elementos criminales, en el que se ponen en juego los mecanismos de poder, los engaños, las adhesiones ciegas, y los enfrentamientos que, al parecer, son inevitables en el devenir de cualquier secta. Me ha fascinado especialmente el personaje de Sheela, la pragmática lugarteniente del Gurú, que finalmente se convierte en su némesis.

A la luz de lo que nos cuenta este documental, sería conveniente recordar los paralelismos con cualquier religión organizada. Incluso el Cristianismo fue también una secta en sus principios, donde no faltaban traiciones, luchas intestinas, persecuciones, ni la incomprensión generalizada del "stablishment". Como la historia nos demuestra una y otra vez, una cosa es la filosofía o la religión, y otra las opresivas estructuras que se construyen en su nombre.

Muy recomendable.