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Ópera prima

Comedia. Romance Matías, un periodista divorciado de 25 años que pasea su amargura por Madrid, en la Plaza de la Ópera, se enamora de su prima Violeta, que sólo tiene 18. A pesar de sus diferencias, aunque ni siquiera él mismo se lo puede creer del todo, y pese a los consejos de sus amigos, Matías llega a la conclusión de que ella es la mujer de su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2007
30 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión si no la mejor si la más agil intelectualmente de las películas de Trueba. Yo quiero pensar que dicha circunstancia se deba a la aportación de Oscar Ladoire como co-guionista y protagonista, pero supongo que lo digo porque estoy enamorada de Matías.
Una película llena de ironía y cargadísima de desencanto. Resumida en el breve diálogo entre Resines y Ladoire en los primeros minutos de película:
- No quiero perder más tiempo sin estar con ella.
- Mientras no perdais el tiempo juntos...
Geniales subtramas o, más bien, anecdóticas secuencias puntuales, con Marisa Paredes interpretando a Zoila, una ninfómana directora de cine porno y la entrevista en el aeropuerto a una especie de clon paródico de Bukowski, que bebe whisky mientras pontifica acerca de la decadencia de la sociedad moderna que le ha hecho rico gracias a convertir en un best seller su novela titulada "Mierda seca".
Antonio Resines no puede estar mejor, en el papel de mejor amigo del protagonista, ofreciéndole disparatados consejos para conservar su relación.
Quizás la película sólo se ve perjudicada por su claustrofóbica banda sonora, una Paula Molina tan mona como sosa e insustancial - su personaje parece creado por un misógino impresentable - y el cargante, ininteligible y antiestético tipejo encargado de representar al rival romántico de Oscar Ladoire. Nadie se sentiría amenazado por ese elemento.
chaplina
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19 de marzo de 2008
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima, que hace honor a su nombre por ser la primera película de Trueba, es calificada por éste como su película más infantil, cuando infantil no debería ser exactamente la palabra, más bien joven diría yo. Joven porque conoce el pensamiento veinteañero, por resultar diversión y sensualidad continuas, por ser tan sencilla que se basa en la forma de la palabra, utilizando tres o cuatro escenarios que poca importancia pueden tener.

Los actores Óscar Ladoire y Antonio Resines, asegura Trueba, eran compañeros suyos de facultad, por lo que la historia cuánto menos parece auténtica. Aunque aquí lo que prima son los personajes y sus diferentes inquietudes, personajes que hoy en día podemos ver en cualquier rinconcito de antro alternativo, mentando a Truffaut y tomando té negro; que "la Coca-cola es para los cretinos". Paula Molina no lo hace mal, si bien el papel más arriesgado lo lleva a cabo Óscar Ladoire, que da vida a una personalidad más convencional y sin falsos misticismos, un tipo que no necesita vestir con trapos rotos ni tocar el violín para ser especial.

Lo que es el film en sí es bastante aceptable, nada artificioso y, si me apuran, llega a caer en algunos desniveles, pero es único. Es una obra tan extraordinariamente exclusiva que desborda comicidad y sarcasmo por los cuatro costados; tan genial que puede ofrecer un punto de vista sobre algo más que corriente -a diferencia de Matías, que expresaba que no tenía sentido escribir una novela sobre algo que se ve todos los días - y que destaque por su peculiaridad.

Sin dilaciones, los días de un novelista con una lista de fracasos amorosos a su espalda al que el destino sorprende con el encuentro de su prima, y que convierte lo que fuera un día más en el comienzo de una nueva batalla de la que, con sabores y sinsabores, seremos testigos durante una hora y media; también sería válido cambiar el sintagma “un novelista” por “cualquiera de nosotros” y “su prima” por “aquel viejo amor de verano”.

No es imprescindible, pero véanla.
Una_de_ellos
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11 de noviembre de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué suerte que alguien consiga a la primera y tan pronto el éxito; y encima en aquello que le gusta. Trueba es de esos privilegiados que logra el triunfo en la disciplina que ha elegido para ganarse la vida, algo inusual. Debía estar dando gracias a la vida desde entonces y tratar de mostrarse generoso y, es más, animar y ayudar a aquellos que luchan por conseguir lo mismo pero no tienen tanta suerte, en vez de echar por la boca espumarajos de gilipolleces y renegar de la tierra donde nació.

Y lo consiguió y así hay que reconocerlo aunque por mí se podía morir con su ojo topacio, pero también es cierto que me alegro por él. Y es que esta Ópera Prima es una delicia de historia juvenil rodada con una naturalidad asombrosa y conseguida del todo gracias a la espontaneidad y a la frescura de sus protagonistas.

No puedes dejar de implicarte en esa relación, de escuchar a Matías sus peroratas tan típicas de esa edad y de esa personalidad clásica del que se cree entendido en todo. Filosofea y sentencia con absoluto dominio de la palabrería y te quedas embobado escuchándolo. Qué bien la ternura de Paula Molina y Antonio Resines como experto asesor de esos temas, tan típico también… Incluso hasta te alegra ver al Wyoming ya haciendo sus apariciones.

La veo por segunda vez después de tanto tiempo y la he dado un valor mayor que primeramente no supe ver porque estoy de acuerdo que no pasa de moda, te acerca al espíritu de aquella época "ochentera" de la juventud del lugar, sana, abierta, expectante… La película es ajena totalmente a los problemas políticos y a las reivindicaciones de entonces, obvia la profundidad del entorno pero aún así destila un ambiente social… No sé cómo decirlo… El reconocible ambiente social del momento, y lo clava.
floïd blue
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11 de noviembre de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film con el que debutó Trueba, pese a su éxito inicial de público dentro de la comedia madrileña, me parece a día de hoy irrelevante, impostado, aburrido y pretencioso, al que el tiempo, ese juez insobornable que pone a cada uno en su lugar, si se analiza detenidamente me da la razón, por mucho que se empeñen algunos críticos de cine palmeros con el amigo y antes colega de profesión Fernando Trueba. Una película coyuntural que presumía de frescura, pero que la nefasta influencia de los prejuicios cinéfilos, en el fondo sólo evidencia un exceso discursivo y una enojosa tendencia a la autocomplacencia.”Opera prima” se empeña en ser una comedia romántica sin conseguirlo, porque los personajes no lo sugieren en ningún momento, todo es desmañado y sin glamour, por lo que todo queda en una comedieta cutre de unos personajes que no producen empatía.

El cineasta y Oscar Ladoire perpetraron esto flojo argumento que a mi no me convence en absoluto, Ladoire fue un actor mediocre y ahora olvidado por su inexpresividad, se pasa toda la película castigándonos con su verborrea de intelectual frustrado en una zafia imitación del genuino Woody Allen entonces muy popular por “Annie Hall” o “Manhattan”. Según contaba el cineasta: «Ópera prima no es cine de imágenes, es, sobre todo, cine de personajes. Todo está visto a través del personaje de Matías (Oscar Ladoire), y Matías está visto a través de sus relaciones con su prima Violeta (Paula Molina). La acción transcurre en Madrid, pero igualmente podría suceder en Gijón o en Hong-Kong, y a mediados de 1978, aunque también podría tener lugar en el siglo de las luces. Quiero decir con esto que no es una película localista ni tampoco habla de una generación o un tiempo concretos».

Y yo no estoy de acuerdo, pues el casticismo, la movida madrileña, el momento político de la transición, flota en el ambiente y las reflexiones personales y filosóficas estrafalarias de ese muermo de tío que pretende ser escritor, mientras realiza entrevistas frikis, forman parte del paisaje de la época en que se filmó. Un tipo gris y repulsivo, que va de progre cuando su mentalidad es machista, sus pedantes y ridículas reflexiones son de parvulario, divorciado con un hijo y que se ha encaprichado de su joven primita a la que planea seducir. El personaje de Antonio Resines, compañero fotógrafo y asesor en materia amorosa es el estereotipo de consejero experto en conquistas de una comedia urbana desencantada y reivindicativa de la situación y los comportamientos sociales.

Afortunadamente el cine de Trueba levantaría el vuelo con otros trabajos más aceptables y hasta brillantes, pero lo que es su debut no me parece bueno ni ejemplar, el personaje de Paula Molina tampoco está muy definido, lo encuentro desangelado, se nota la poca pericia del cineasta entonces para hacer funcionar correctamente las relaciones entre los personajes, parece todo un poco artificial y previsible quizá influenciados por el efecto de los porretes que se fumaban entre toma y toma de cada plano. La puesta en escena con planos largos sonido directo y formato panorámico, resulta vacua y estéril, porque los personajes no tienen enjundia ni calado, ahí reside el error del cineasta.
Antonio Morales
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11 de mayo de 2008
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con original título y guión, Fernando Trueba debuta en la dirección. Un buen Óscar Ladoire, cuyo personaje desarrolla una excéntrica personalidad, protagoniza esta interesante trama, que recuerda al estilo de Woody Allen o Eric Rohmer, sin duda con un toque español, incluso madrileño.
Fue rodada por un grupo de jóvenes recién salidos de la universidad, inexpertos, con pocos recursos, pero con muchas ganas de hacer cine. El resultado es una buena película que les dará pie para alimentar al cine español.
hpbordon
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