El guardián del paraíso

Aunque sólo sea para recordar aquellos abnegados hombres, en su mayoría emigrantes de las grandes ciudades, que dignificaron una profesión tan sencilla pero tan humana como los SERENOS, sólo por este motivo deberían ver -El guardián del Paraíso-
Que necesitabas un medicamento, que tenías una urgencia y necesitabas un taxi, que no podías dormir por la noche, el sereno siempre estaba allí para conversar, en definitiva para resolver problemas para buscar soluciones.
Quien mejor que Fernando Fernán-Gómez para enseñarnos como era el Sereno en aquellos años de carencias y penalidades.
Son tres historias bien contadas, el poeta enamorado que encuentra la ayuda del Sereno.
La monja que con la complicidad del sereno ayuda al pequeño enfermo y por último el valor y el arrojo del sereno que arriesga su vida por evitar un robo.
El fondo nocturno de la película con unos interiores de estudio muy bien logrados dan una ambientación callejera muy entrañable.
Y que decir de los actores, José Mª Rodero el poeta bohemio y solitario, Emma Penella la valiente monja sacrificada y José Isbert haciendo suyo el papel del taxista servicial cuando se le necesita.
Que retrato más sencillo de una profesión que los jóvenes de hoy no han conocido y que en manos de estos grandes actores, ya saben quienes eran.....los GUARDIANES DEL PARAISO.
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Película propia de la mitad del siglo XX en España y muy del gusto de los censores puesto que no en vano el argumento y el guión fueron debidos a M. Pombo Angulo, a la sazón galardonado con el Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo 1952-1955.
La película posee corte costumbrista y cuenta con ingenuo sentido cinematográfico tres historias nocturnas unidas por el nexo común del sereno que oficiaba en los aledaños de la madrileña Plaza Mayor.
Apenas posee brío narrativo y combina una pizca de humor con otra pizca de dramatismo pero por encima de todo siempre planea la moralina de la vida ejemplar.
Carece de vigencia en la actualidad pero no es desdeñable el hecho de que cuenta con notables representantes del gremio actoral español y que alguna de sus intervenciones resulta excelente.

Es una película que cuenta historias, con algo en común: el protagonista como sereno. Con un final de esos que los hacen expresamente para dejar un sabor alegre.

Es un poco publicista, ya que habla muy bien de ser sereno y lo que comporta y el orgullo de serlo, como también el orgullo de trabajar en una fábrica... cosas que creo que realmente la gente no estaba muy contento con esos trabajos, pero era lo que había en aquella época.

Es agradable de ver a Fernando Fernán Gómez, aún siendo bastante joven. A Emma Penella irreconocible de joven y también a un jovencísimo Antonio Ozores que por aquel entonces hacía papeles bastante secundarios. Y como no, abuelo del cine español: José Isbert, aunque el papel que hace de borracho no me gusta mucho... lo denigra un poco.

Una película para olvidar, porque no tiene mucho atractivo, lo dicho, va directo a lo que la gente le podía gustar: al principio tiene algo de comedia, luego algo muy tierno con la historia de la monja y al final una historia de amor.