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Descubriendo a Anna Frank. Historias paralelas

6,2
142
Documental Helen Mirren reflexiona sobre la vida de Anne Frank a través de las páginas de su diario en un documental que celebra su 90 cumpleaños. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
1 de septiembre de 2020
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 1942 los ejércitos de Hitler conquistaban media Europa y la Holanda de Anna Frank era ocupada por los invasores nazis. No obstante, a pesar de la orgía de crímenes y deportaciones que imponían los tiranos a la población judía (con complicidad de alguna gente local), la adolescente de unos 13 o 14 años oculta en un desván se hacía el tiempo y la voluntad para escribir un diario personal, describiendo detalles de su vida y del entorno acerca de lo que estaba sucediendo.

No hay nada más fuerte que la imagen de Anna Frank para reunir en un solo rostro lo que fue su presencia. Este trabajo documental de la dupla italiana Sabina Fedeli y Anna Migotto tiene como misión divulgar, entre otras cosas, el legado de Ana Frank a través de su objeto más preciado: las palabras de su diario.

En un gran acierto de casting, la actriz Helen Mirren se convierte en la portadora para narrar con gran calidez algunos de los fragmentos del libro. Y lejos de una lectura fría, nos transmite algunos de sus escritos respetuosamente, con el tono de voz justo, degustando las palabras. Cito a continuación uno de ellos, apartándome de los de mayor desconsuelo y optando en cambio por alguno más apropiado de una niña que va asomándose a su adolescencia y experimenta su primer romance con su compañero de cuarto. Se nos lee de su diario, “nuestras cabezas estuvieron pegadas, no puedo describir la sensación que invadió mi cuerpo, me sentía dichosa y creo que él también. Más tarde hay un beso de verdad y yo lo abracé, mi boca se topó con la suya y embriagados nos apretamos una y otra vez hasta nunca acabar”. Respirando hondo, poniendo la acentuación en cada palabra, mirando a cámara, la actriz protagonista de The Queen (2006) nos brinda en este emotivo pasaje un muy buen ejemplo de lo que es saber transmitir al espectador sentimientos y emociones, amor o valentía.

Las historias paralelas se suceden en este documental. Y a la vez imprime una mirada desde la actualidad a la historia, instaurando un imaginario contrapunto de Anna con una adolescente de hoy, la joven Martina Gatti, que va trasladándose en tren por diferentes sitios tras la ruta geográfica (Praga, Paris, Amsterdam) donde se conoce que Anna padeció su éxodo antes de fallecer de tifus en el campo checoslovaco de Bergen Belsen.

“Somos casi de la misma edad podríamos ser amigas? Qué soñabas? Quiero entender. Los últimos días tenías esperanzas?" Se va preguntando Martina Gatti, separándose de la imagen documental clásico para alternar con lo que sería un registro tomado por otro formato de cine, como podría ser el teclado de un celular o Instagram.
Este juego con los valores estéticos de las redes sociales está en alguna forma plenamente justificada con el empleo de palabras altamente simbólicas, precedidos por sucesivos “hashtags” que se va haciendo la joven: #diario, #conocimiento, #fosas comunes, #aniquilación, #valentía, #resistencia, #imaginación. #Legado, “qué linda es la libertad, pronto estaré en tu casa secreta”.
Sin dudas, esta iconicidad estilo Instagram genera un tipo de complicidad muy pegado a lo verídico, al menos entre los adolescentes. Público “centennial” que hoy rondaría la misma edad en que Anna escribió su libro y al que justamente se busca hacerle llegar estas historias de vida.


Es importante agregar que el documental se enriquece con el aporte de los testimonios de un grupo de mujeres sobrevivientes de los campos de concentración que nos relatan sus experiencias, como también con la exhibición a cámara del mismísimo diario gracias a la labor de divulgación de los miembros de fundación Anna Frank de Basilea y con una cámara atenta que se detiene para contemplar importantes museos europeos conmemorativos de la Shoah.
Para culminar debo decir que tengo la impresión que las historias que aquí se narran han sido de mi interés durante mucho tiempo, de ahí que no dude mucho a la hora de realizar en forma escrita una devolución, mi devolución.
Alesztejn
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18 de mayo de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La herencia del dolor

Sabina Fedeli y Anna Migotto reviven uno de los episodios más cruentos de la historia de la humanidad: el Holocausto. Es innegable que las atrocidades que se cometieron durante el nazismo son incontables. Por lo cual, con Descubriendo a Anna Frank. Historias paralelas se pone sobre la mesa las vivencias de la afamada escritora. Junto a ella, varios relatos de otras mujeres, de la misma edad o circunstancias que la alemana, cuentan las terribles experiencias y secuelas que vivieron. La forma en la que lo encuadran no es edulcorada, es cruda y dolorosa, pero, también, han sabido moldearlo para hacerlo desde una perspectiva luminosa. La manera en la que lo cuentan y cómo crean esos puntos de unión con Frank, hacen de este recorrido narrativo una delicia. Por ello, ayudan a comprender que no es algo tan lejano de la sociedad actual y que sigue latente.

Después, la narración como nexo es un acierto, dado que tiene un golpe de efecto y un significado atractivo y que funciona perfectamente como vehículo de expresividad. Sin embargo, la brillantez con la que van convergiendo las líneas narrativas de las historias de estas mujeres, se ven opacadas por una de las maestras de ceremonias. Es más, no se termina de comprender lo que quiere transmitir con sus viajes y comentarios, que se quedan en un plano excesivamente banal. Aun así, la balanza se equilibra con el mensaje bien introducido y desarrollado de cómo afecta a la descendencia de las víctimas de los campos de concentración. Además, lo realizan a través de distintas generaciones, otorgando una construcción enriquecida y diversa. Por lo cual, hay esa introspección en la que se hace partícipe al espectador.

*El icono perdido

Helen Mirren ha sido la actriz seleccionada para acompañar las palabras de Anna Frank en Descubriendo a Anna Frank. Historias paralelas. La actriz es la encargada de narrar varios pasajes del famoso diario, mostrando una expresión magnífica con un sumo cuidado en controlar todas las emociones que emanan del libro. Asimismo, la dicción, la tonalidad y el ritmo de la narración son certeros, claros y envuelven al público dentro de la reflexión. A ello, hay que sumar la gran sensibilidad que muestra en pantalla, con una expresividad y un movimiento ante la cámara sutil, pero lleno de emoción. Sería conveniente subrayar que Mirren es, sin duda, de lo mejor de la película, dándole vigorosidad a las historias que se están relatando, unida al trasfondo histórico que las une.

No obstante, no ocurre lo mismo con Martina Gatti. Como se ha comentado anteriormente, este punto de unión se hace algo superficial y la forma de enseñar a Gatti y ese camino por la historia podría no ser el conveniente. Mientras que Mirren sabe gestionar la energía ante la pantalla, Gatti se pierde en una indiferencia que no aporta ni de forma narrativa ni expresiva. Inclusive, en cierta forma, es lo que rompe toda la sinergia que se establece con el resto de personas que participan en la cinta. Por suerte, esta participación confusa se compensa con la firmeza de las supervivientes. Cada una de ellas es historia viva y, sin duda, es un regalo no solo para el público, sino para la propia humanidad. Solo ya por eso, merece la pena escucharlas y ver el film.

*Un viaje hacia el presente

Buscar la diferencia en una temática explotada en el cine en varias formas, hace que la disposición técnica sea imprescindible para desmarcarse de otros proyectos. Con Descubriendo a Anna Frank. Historias paralelas hay una intencionalidad muy interesante, en la que no se pone el foco solo en narrar las vivencias, sino la repercusión que hay en la actualidad. De esta manera, la estructura invade la concepción de cómo para hablar del ahora, es importante revisionar el pasado. Gracias a ello, da un esqueleto audiovisual original, ya que se percibe en la forma que ha sido montada la película, ese mensaje de la herencia del pasado, del peso de la Historia. Por lo cual, se desmarca de la estructura general del género documental, para ir en busca de unas líneas creativas que le ayuden a expandir el concepto en ambos mundos: el pasado y el presente.

Después, la dirección de fotografía es fantástica, no se puede negar que hay un cuidado de la imagen increíble. Junto al material de archivo, se conjugan ambas en un retrato personal y riguroso de lo que supuso, a nivel humano, esas experiencias. Por otra parte, la dirección artística, en especial en los escenarios claves, tienen un cuidado y un detalle muy mágico. Sin embargo, en las partes en las que participa Gatti, hay momentos que no termina de establecerse bien el lugar, hay cierta confusión espacial, aunque no opaca lo fascinante de los lugares que salen a escena. Luego, el buen uso de la imagen se ve bien combinado con una banda sonora acorde. Gracias a un hilo musical en el que se puede sentir la contemplación y el aprendizaje. Por lo tanto, un film con una calidad técnica atractiva, pero que, por lo narrativo, no brilla como pudiera.

Conclusión

Descubriendo a Anna Frank. Historias paralelas es un documental que merece ser escuchado por las víctimas y el mensaje que hay en él. Asimismo, se hace una reflexión de cómo las generaciones actuales son herederos de ese sufrimiento y cuál es su papel hacia ello. Por otro lado, las personas involucradas en esta película ofrecen unas vivencias increíbles, que junto a una narración excelente de Helen Mirren, es una introspección imprescindible. Sin embargo, Martina Gatti y su punto de unión no se terminan de comprender y se quedan en un plano más superficial. Ese contraste algo confuso es lo que hace que no termine de brillar, pese a toda el potencial que tiene. Aun así, es un documental interesante y notable. Una mirada hacia el pasado sin perder nunca el presente y con vistas al futuro.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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28 de octubre de 2021
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El libro de Anna es el mayor tesoro desconocido, casi prohibido, censurado/sepultado a fuerza de ser aplaudido/ensalzado, de la historia de la literatura mundial, nadie lo ha leído, por supuesto, vade retro, de hecho, es sabido que si quieres guardar un gran secreto, lo mejor que puedes hacer es publicarlo en un libro, jamás llegará a la gente o al público, quedará cerrado a cal y canto, inmaculado, impoluto, con candado, clausurado, su mensaje escondido para siempre, a salvo de cualquier mirada insidiosa o posible peligro.
Pues eso mismo. Todo apunta en él, a priori, como en este documental se cuenta por mil millonésima vez, al holocausto, a la shoa, al exterminio o genocidio masivo judío, a más de los mismo, a ese horror sin parangón, que te vas a encontrar tragedia a espuertas, llanto y crujir de dientes, un testimonio crudo y desgarrador de la supervivencia atroz de una bendita asolada por la más negra desdicha, una inocente niña desvalida, y me temo que no, descaradamente no, sorpresa sorpresa, es una obra literaria pura, mayor, sin ninguna necesidad de aditamentos ni colorantes ni terroríficos contextos, se basta y se sobra por sí sola, no necesita ayuda externa, es gozosa, plena, sabrosona, nos habla con sutil y corrosiva gracia de las deliciosas y perversas aventuras de una precoz diablesa, esa suma infinita, tan rica y llena de matices, de manejos y maniobras de una infanta más mala que la tiña, tan joven y tan ducha ya en el ejercicio del mal más absoluto, del diario y doméstico, el más o único realmente cierto, el que hace daño verdadero, ninfa que remueve roma con santiago y monta la de dios es cristo para salirse siempre con la suya, en clara y terrible disputa con todos los de su alrededor, la guerra como forma de vida, muy concretamente contra su madre y hermana, de arpía a arpía, es decir, tanto tinglado que organiza para cazar o atrapar a la pieza más codiciada teniendo en cuenta las minoritarias y ominosas circunstancias, la masculina o susodicha, el tal vulgar Peter, una simple y pobre excusa para armar el armagedón, un macho triste, ese oscuro objeto de deseo al que pesca con sus garras de astracán, mentirosa compulsiva, maquiavélica, envidiosa, rencorosa, manipuladora, lianta, una joya o alhaja, tremenda elementa de una inteligencia y amoralidad deslumbrantes, que arrasa con todo, que nadie la detenga, y que da más miedo que una tigresa en celo, yo tanto la idolatro que creo que me he enamorado sin freno. Lo dicho, mensaje en una botella, enterrado en el fondo del mar, para qué mirar o incordiar si hay gente tan buena que con todo lujo de detalles te lo va a explicar, por caridad, por propagar el bien, sin ánimo de lucro, por ejemplo, la de este sano y pulcro documental como una lechuga recién lavada, que te guía por el más bueno y correcto camino, por donde todos los niños y las niñas deben encontrar sabiduría y gran regocijo, calor en sus almas y sus corazones, una guía para el más bello futuro.
Todo lo cual explica mi acojonante pasmo al descubrir esta obra hace ya algún lejano tiempo, habla mi memoria. Tanto es así que me puse a mirar en su día un poco por encima al respecto de semejante y maravilloso misterio y claro, cómo no, te encuentras con todo tipo de peregrinas o científicas teorías sobre el curioso caso del que ahora con tanto ingenio nos ocupamos, con multitud de sospechas, elucubraciones, antagonías y dineros, éxito de ventas, familia, negocio, derechos, versiones, adaptaciones, mi reino por un porcentaje, no pido tanto, cuento, propaganda, sionismo, negacionismo, bandas, bandadas y mucho pajarico y pajarraco, en resumen, que ella no escribió la obra, lógico piensas, imposible a esa temprana edad tanta certeza de leche mala llena, una visión del mundo tan acerada y despiadada, tan exacta como un guantazo en toda la cara de buena mañana, nos toman el pelo una vez más para variar, se nos ríen en los morros, qué pena, que fue su padre el real escribidor o corregidor o traductor o sampleador que arregló o trastocó, puso la guinda, el punto de sal del querido diario, palabra sagrada, el dj, el único además casualmente superviviente, o el editor o un negro (escriben muy bien también, la duda ofende) o varios o la madre que los parió a todos, tal vez el espíritu santo de paso, o eso comentan los más forajidos, los sospechosos habituales, no te fíes ni un pelo de ellos, son delincuentes y mentirosos, mala gente, no tienen pruebas, la oficialidad legalmente constituyente, tanto perito moreno mediante, por el contrario y sin que sirva de precedente, parece que dice que sí a ciencia cierta, que fue ella, a tumba abierta, si lo dudas, eres una horrible persona, te quemarás en el infierno, te enterrarán en las afueras, no en sagrado como al resto, yo te condeno.
O por lo menos todo esto es lo que yo recuerdo de mi experiencia tan placentera con la sin par, la bella y traidora Anna, no me hagáis mucho caso por lo tanto, seguro que me equivoco del todo, de cabo a rabo, la memoria, la histórica no, esa nunca yerra, se adapta a nuestros intereses o presente, no es rigurosa, haced mejor caso de las fuentes más independientes, de sus mejores intenciones, que tienen el bien y el progreso de la humanidad como fin importante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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