Glen o Glenda

Extraordinaria película, es sin duda una de las más extrañas y vanguardistas (aunque no fuese ésta la intención de Ed Wood) que podemos encontrar en el cine norteamericano de la época.
Quizá Wood no tuviese un gran talento, y las interpretaciones de todos los ¿actores? dejan bastante que desear (en especial la de Dolores Fuller), pero consiguió una película fascinante, adelantada a su tiempo y profundamente personal.
Olvidándose de cualquier lógica y de las reglas que regían el cine "convencional", Wood crea sus propias leyes (mezcla de imágenes de archivo con otras rodadas para la película, reutilización de escenas de otros films, desaparición de la línea que separa los sueños de la realidad, coexistencia de todo tipo de géneros: melodrama, drama psicológico, documental, terror, policiaco, erótico...), obteniendo como resultado una obra inclasificable, de la que han bebido posteriormente autores tan reputados como David Lynch o Tim Burton.

Rodada a modo de falso documental y protagonizada por su director, el irrepetible Ed Wood, habla del travestismo e incluso de la transexualidad, reivindicando la tolerancia, aunque con muchas inconcreciones. Recordemos que estamos en 1953. El tema surge a raíz de los titulares en la prensa americana sobre la primera operación de cambio de sexo llevada a cabo en 1952, y toda la controversia generada.

Un factor a destacar es la presencia de su admirado Bela Lugosi en el papel de dios moralista que manipula las obsesiones de los hombres, con un decorado tipo laboratorio/castillo encantado y unas escenas psicotrópicas que ni David Lynch. Se dice que la presencia del actor impidió que participaran en el proyecto algunos de los verdaderos transexuales a los que el productor se lo propuso; nadie quería aparecer en la misma película que Drácula y asociar su cambio de sexo a algo horrible.

El hecho de ser la primera película que habla de transexualidad, y la gracia y soltura con que lo hace justifican su visionado y ese notable!

El valor de una película como Ed Wood, dejando de lado otras consideraciones artísticas, es que permiten descubrir a un cineasta maldito, olvidado, y de paso, ofrecer una visión romántica e incluso divertida de sus experiencias vitales por traumáticas que estas sean. De todo ello se puede deducir que Burton se vió identificado con esa imagen de marginalidad freak de Wood y por ello el homenaje se convierte en peligrosa hagiografía.

Porque lo que Burton olvidó de mostrar es que más allá del entusiasmo de Wood o de su falta de recursos lo que debería definir a este cineasta y su cine es sin duda su falta de talento.

Efectivamente el universo de un homenaje puede resultar divertido, pero visionar la película real está más cercano a una tortura, una experiencia delirante que tiene el agravante de no poder reírse con ni de ella, básicamente porque, aunque parezca increíble, está rodada con una intención no sólo seria sino además con ínfulas de manifiesto pedagógico sobre cuestiones sociales.

Precisamente esta es la única cuestión que puede hacer el visionado del film algo interesante: lo arriesgado del análisis del travestismo desde un punto de vista “científico” y su denuncia contra la intolerancia social hacia el fenómeno.

Lo demás constituye lo que podría denominarse la antítesis del arte cinematográfico. Fallos de raccord, de continuidad en el montaje, nulo tratamiento del sonido, guión pretencioso reiterativo, pedante y absurdo, una cámara que se mueve sin ton ni son, sin ningún tipo de planificación y sin más objetivo que rodar todas las ideas atropelladas que se le ocurrieran al señor Wood y una estructura que deambula entre el flashbacks absurdo, los puntos de vistas cambiantes al albedrío del director y un montaje paralelo entre situaciones que no sólo nunca convergen sino que son meras digresiones justificadas para insertar metraje sobrante de otros films. (sigue en spoiler)

Luego de tener a la Ed Wood de Tim Burton como una de mis películas favoritas de uno de mis directores favoritos, he ido viendo la obra original del peor director de la historia. En ésta se confirma lo anterior, la peor película que alguna vez se realizó y el consabido premio al peor director justamente ganado por su estrafalaria producción. Pero quiero destacar el cariño que me despierta el personaje real Edward D. Wood Jr. y por extensión toda su troupe de freaks. En la película de Tim Burton el antihéroe nos despertaba misericordia y ternura. Esta obra semiautobiográfica me confirma en mis sentimientos anteriores y me despierta una profunda corriente de simpatía hacia este director fracasado, delirante y soñador. Creador de su propio mito, ojalá el cine hubiera dado muchos más Ed Woods, que para directores fatuos, aburridos, mediocres, seudotalentosos y soberbios, los tenemos por centenas. Edward......¡Fuiste un genio del séptimo arte! Al menos así lo creías vos.

Para los que conozcan el cine de Ed Wood sería absurdo que en cada crítica se repitieran todos los fallos, gazapos y costrerías que hacen de sus películas la caspa de la caspa, aunque muchas veces es difícil vencer la tentación... Interpretaciones, desarrollo (con una ida de pinza en un momento que no es que flipes, es que simplemente pasas del tema), guión y diálogos, escenarios, luces, gazapos técnicos y estéticos... Todo.

Lo que pasa es que las pelis de Ed Wood son tan casposas que están bien para echarse unas risas con los colegas un día cualquiera. Si quieres buscar lo peor de lo peor, lo tienes, con risas aseguradas (de lo mala que es, no de otra cosa), y eso no deja de tener su mérito, aunque Ed Wood no lo buscara (yo personalmente pienso que no, hay gente que dice que llega a ser a veces tan escandaloso que parece que lo hace adrede...) Por eso, películas como "Plan 9 from outer space" o "Bride of the monster", aún siendo pésimas, son de mis favoritas por cumplir los requisitos que acabo de mencionar. No subirán del 1, pero no me importa volverla a ver rodeado de mi gente friki.

Sin embargo, "Glen or Glenda", pese a tener sus puntos (me refiero a los que puedan tener esas dos pelis), la verdad es que hay momentos de auténtico aburrimiento, por intentar ser surrealistas y en realidad no llegar ni a lo absurdo. Parece que la película iba a durar 35 minutos o así y para llegar a la hora le metieron esa especie de sueño cutre lleno de una supuesta paranoia (puro absurdo) en el que Bela Lugosi repite una y otra vez que si caracoles grandes y gordos, que si los travestis comen niños, que si no sé qué.

Vale, sí, puede que tenga un mínimo mérito el querer hablar de travestismo en 1953. Además empieza bien, hablando de personas y no de sexos, de una sociedad que no acepta lo extraño, cerrada, etc. Pero la película va evolucionando para decir que el travestismo es una enfermedad psicológica curable y que sólo deberían operarse los hermafroditas o pseudohermafroditas. Per lo más chungo es a mitad de peli cuando dice Bela Lugosi en su voz en off algo parecido a "los travestidos son personas totalmente normales, sólo se trata de hombres a los que les gusta ponerse ropa de mujer, pero no son homosexuales, son heterosexuales". ¡Toma ya! Y luego, como ya digo, lo trata como una enfermedad que debemos respetar, pues el respeto y amor es la cura para esta gente. Pues menudo de adelantada que es la peli, la leche!!

En fin, por su mensaje falseado y por ser un tostón en un buen momento de la peli, merecería un 0, porque son mejores, dentro de sus bodrios, la de "Plan 9" o "La Novia del Monstruo"