Codo con codo

Todo lo que resultaba más que digno y sorprendente en Megatón Yeyé se convierte en execrable en Codo con Codo, que no es continuación ni nada por el estilo, por mucho que aparezca Micky y sus compadres Los Tonys. Como film, esto es una vergüenza intolerable que espero causase el ajusticiamiento por garrote vil de su máximo responsable, el chupagomas de Víctor Auz. Porque, vamos a ver, una cosa muy lícita es hacer un vídeo promocional de tal (Micky) o cual (Bruno Lomas) intérprete ligero, e incluso de toda una escena (la brillante 1,2,3 de Zulueta, sin ir más lejos), pero de ahí a venderla como película, añadiendo metraje nonsense y una metáfora muy floja acerca de la amistad con la trillada dicotomía buen amigo/mal amigo, pues media un trecho importante, casi tan grande como la desvergüenza del yeyé éste.

Intentando rescatar algo de la película y su hora y media de necedades, pues quizá reseñar lo guapa que aparece Massiel (la cual aguanta la verticalidad de manera notable haciendo creer al público que no ha soplado lo indecible y no se tira ni un eructo durante las canciones que interpreta), lo payaso que es Micky (aquí se descubre no ya como un histrión, sino como un idiota integral), la constante expresión de "¿ein?" de Bruno Lomas y la brillante aparición de Rafaela Aparicio, que suelta una sentencia a los 3 protagonistas que viene a representar el pensamiento del público y de toda una época: "Pues para ser yeyés vais muy limpitos, ¿eh?".

Película que pretende ser la continuación de Megatón ye ye, y lo que en verdad parece, es una copia pobre de la primera.
Micky en su papel, quizás de lo mejor? de la película, Bruno Lomas no es actor, vaya descubrimiento!!!, Massiel guapísima. Guión pobre, no saben como llenar el metraje de la película.
Destacar la música Micky y los Tonys y de Luis Eduardo Aute, que interpreta Massiel, inolvidadable "Rosas en el mar".
En fin, película recomendada a fans de los músicos ya mencionados.

Aunque parece ser que esta película no obtuvo mucho éxito en su momento tiene dos elementos que suelen conquistar al espectador. Uno es la sencillez que se aprecia en el planteamiento general y en otras cosas como por ejemplo en la puesta en escena que no tiene grandes alardes y que es voluntariosa. El otro elemento para encandilar es la simpatía que desprende la historia de esos tres amigos que intentan abrirse camino como cantantes y que se ayudan mutuamente pensando que nunca dejaran de ser amigos pero luego ven que cuando un amigo triunfa y otro todavía no ha logrado lo que soñó la amistad puede torcerse lo cual resulta bastante verídico por desgracia. El personaje de Micky cae muy simpático porque tiene gracia en los gestos y en la forma de plantearse su vocación musical. Bruno Lomas era un cantante que tenía un estilo personalísimo y que luce su voz con gracia también. Lo mismo puede decirse de Massiel cuyo talento ya resultaba evidente en sus inicios artísticos. Estos tres cantantes que luego tuvieron destinos muy distintos en la vida mantienen la atención del espectador y compensan las carencias que la cinta presenta en otros aspectos. La presencia de Pilar Velázquez supone otro refuerzo considerable para un film que refleja el entusiasmo de la juventud del momento con música del magnífico Antonio Pérez Olea, un compositor muy cotizado en el cine español de los 60. En el cine español de esta época hay muchas obras aceptables que partieron de planteamientos modestos como ocurre aquí y que tenian bastante encanto.