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Informe Robinson: Michael Robinson - Good, Better, Best (TV)

Documental La edición de Informe Robinson más especial en sus trece años en la plataforma: un reportaje dedicado íntegramente a la figura de su presentador Michael Robinson, fallecido el 28 de abril del 2020 a los 61 años tras una dura batalla contra el cáncer. El programa ofrece este homenaje a quien ha sido un querido compañero durante tres décadas, repasando la trayectoria de Robinson desde sus primeros pasos, su progreso en el fútbol y en los ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
30 de octubre de 2020
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando acabas de ver "Michael Robinson - Good, Better, Best" sabes que acabas de ser testigo de uno de los más bellos testamentos que una persona pueda legar.
Dirigido por su inseparable Román Escoda, autor, entre otros, de "Cuando fuimos campeones", probablemente el mejor episodio de "Informe Robinson" junto a éste, el documental nos permite recorrer de la mano de Michael y de su familia toda una vida llena de "felicidad, suerte y fortuna", en palabras del protagonista.
El film nos lleva desde Blackpool, donde Robinson pasó su infancia, hasta Madrid, donde falleció el 28 de Abril pasado, recorriendo con detalle su paso como futbolista por el Manchester City ("que perdió todo criterio cuando decidió convertirme en uno de los futbolistas más caros del mundo"), donde fracasó; por el Brighton, probablemente su etapa más divertida como jugador; por el Liverpool, donde triunfó ganando el triplete (Copa de Europa, Liga y Copa) en la Temporada 1983-84, hasta llegar al Osasuna, donde descubrió las delicias del que sería su país de adopción, España, y donde dejó una huella imborrable.
Pero si notable fue su etapa como jugador, donde Michael destacó realmente fue como periodista deportivo.
He de decir que junto al también desaparecido Andrés Montes es mi comentarista deportivo favorito, pero no conforme con eso, decidió introducirse en el mundo del documental creando "Informe Robinson", programa de obligado visionado para cualquier amante del deporte.
Su atracción por el lado más humano de los héroes deportivos le hizo realizar preciosos films como el referido "Cuando fuimos campeones", el mejor documental que se ha hecho sobre la victoria de la selección española de fútbol en el Mundial de Sudáfrica, en 2010, "Luis Ocaña, un héroe trágico", "Yo vi jugar a Nate Davis", "Diego, maratón y vida" o "La huella de Fernando Martín".
No me quiero extender más, sólo acabar con una frase inolvidable que el protagonista dice al principio del reportaje, "aunque sólo he vivido 61 años, he tenido en mi vida tanto amor, tanta suerte, tanta fortuna, que sólo cabrían en una vida de 130 años."
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lisufelligus
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14 de noviembre de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El fútbol es un deporte tan presente en el día a día, tan accesible, tan "partido a partido", que solo cuando alguien se detiene, piensa, y desarrolla la historia de un sólo futbolista, de su vida, y de sus emociones, es cuando nos damos cuenta de lo grande que es una persona.

El documental de Michael Robinson es una joya de emociones. Siempre seguí su trayectoria desde que aterrizó en Pamplona como futbolista y ya me llamó la atención. Pero nunca profundicé en su persona.

Su periodo de locutor y presentador, la he seguido menos por desarrollarse en una plataforma privada, pero siempre intuía donde estaba y que hacía.

Pero que me cuenten la vida de Michael Robinson desde niño, sus ilusiones, dificultades, familia, amigos, para luego seguir su etapa de futbolista donde fue un grande en Inglaterra e Irlanda, para pasar a España donde hizo un poquito más grande a Osasuna y terminar desembarcando en los medios de comunicación donde enamoró a todos los españoles con su espíritu "español" y su marcado acento inglés, ... es una absoluta maravilla.

De maravilla a rozar la obra maestra en cuanto a emociones, lo hace Michael Robinson, participando en el documental, ya enfermo, y únicamente 13 días antes de .....!!!!

Y ya te derrumba conocerlo más a nivel personal, su amor por España casi por encima de su Irlanda e Inglaterra natal, su humor, su don de la comunicación, y su pasión por la gente humilde y trabajadora.

El documental muestra un Michael humilde. Siempre tuvo la sensación de que tenía menos nivel de donde estuvo. En el Liverpool, en la televisión. Y con esa humildad, y sensación de baja autoestima, solo pudo salir siendo grande, natural, viviendo la vida y compartiéndola con la gente que estaba junto a él.

Un precioso homenaje. Una lección de vida
JK04
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2 de noviembre de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emotivo documental, que va de menos a más y que se convierte en su última media hora en un alegato sentimental y honesto sobre la figura de Michael Robinson. Digamos que el recorrido abarca la parte racional, objetiva y biográfica de Michael, pero es en la otra: la irracional, subjetiva y pasional, donde se ve su verdadera cara. Un "Stendhal" de imágenes icónicas del fútbol español de los noventa y dosmiles. Osasuna, Cádiz, Canal Plus y grandes amigos diciendo sobre él lo que ya intuíamos. Increíble también la aparición en el documental del propio Michael, grabado unos días antes de morir. Casi sin querer, esta obra nos habla de la vida y de la subyacente muerte, hecho este último, que quizás hizo a Robinson un hombre que sintió entusiasmo por vivir y eso es lo que contagia este documental.
gpiqueras
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8 de enero de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen recuerdo.

Alcanzado 2021, tras un año extraño, miramos el año pasado por el retrovisor con recelo.

Michael Robinson se merece que repasemos su vida una y otra vez. Eso, y que vivamos la nuestra. Un hombre cuyo corazón hierve al rojo vivo y cuya sangre corre por sus venas con tal intensidad que exprime cada segundo de vida. Haciendo algo hermoso, divertido y absolutamente único con cada instante y quienes se encuentran a su alrededor. Contagia a todo el mundo. Su energía vital es tronchante.

Como jugador de fútbol, uno de los más especiales por su carisma y por su capacidad para llegar lejos haciendo uso de su entrega, arrasando en los campos y en la calle con el mismo descaro y la misma generosidad infinita.

Británico afincado en España. El Liverpool lo recordará tanto como él será recordado en los vestuarios y en la ciudad: por su idiosincrasia. Su paso humilde y brillante por el equipo de Anfield; de su afición; fue honorable como lo fue su relación con cada elemento de la ecuación.

Después de ganar la Copa de Europa con The Beatles como banda sonora, jugó en Osasuna, el penúltimo de La Liga entonces; y aprendió, disfrutó y se esforzó como siempre. Tras un periodo de reflexión y dudas, comenzó una nueva vida como showman y fue bueno, mejor, el mejor.

Si algo ha marcado su vida son el amor, la felicidad y la motivación/humor/alegría... Quizás sea el único ser humano en el que todos los adjetivos personales que alguien podría considerar positivos encajan sin desmerecer ni tan solo un ápice. Irrepetible, inspirador y parte de la cultura universal. Representa la felicidad sin matices.

Decía que el fútbol le robó la Universidad, pero nada le impidió regalar un legado futbolísitco y filosófico; fundamentalmente humanista; y sembrar una semilla de esperanza entre los que alguna vez escucharon su voz.

Extraigo algunas citas para tratar de intuir un trocito de su esencia:

"A mí me han llamado manta en el minuto 15' y ser un crack en el minuto 19' si acabo de meter un gol. Entonces, llega un momento, cuando lo que tienes que hacer es intentar navegar entre esos dos impostores que son el fracaso y el éxito y no hacerle mucho caso". (Michael Robinson, 1958-2020).

"Hay montones y montones de cosas que yo admiraba: su sentido del humor, su capacidad para reírse de sí mismo, pero, sobre todo, la capacidad de sobrevivir al éxito". (Carlos Martínez, compañero de Michael como comentarista de fútbol durante 29 años).

"Cuando vio todo el amor de un país, le elevó. Es muy raro que una persona viva para saber cuánto le quieren". (Su hija).

Michael Robinson inventó una forma de vivir, un idioma. Su existencia es brillante y, obviamente, destacable gracias en gran medida a su capacidad de comunicación. Observador agudo. Su motor era el miedo al fracaso. Porque temía fallar, no dar la talla, siempre dio lo mejor de si mismo cuando jugó en equipo (Queen Park Rangers, Liverpool, Osasuna); cuenta su trayectoria por anécdotas, triunfos y goles. Cuando, tras su etapa como deportista, se transformó, transformó las reglas (¡sin normas!) y se inventó su propio juego. La complicidad como forma de relacionarse, el fútbol y el deporte en general a través de su mirada impenitente y curiosa; y España como patio de recreo.

'El día después' e 'Informe Robinson' son ejemplos perfectos de programas geniales.

Agradecimiento especial en su historia para su mujer, familia, y tierra (Cádiz). Cada valor o sentimiento que provoca, es siempre recíproco y original. También conoció la tristeza, la tragedia y el fatalismo entre un programa y el otro. Todo hizo de él una persona que hacía preguntas, miraba y contaba historias.

Su mundo, su vida, sus 61 años. Él mismo los resume: amar, ser amado, sonrisas, risas... Felicidad, fortuna o suerte comparables a haber vivido 130 primaveras. Tenía la virtud de unir a la gente, de hacer a las personas mejores personas.

Las palabras pronunciadas en su despedida son poesía (des)encantada. Un canto irrepetible a un ser humano extraordinario.

Con Michael Robinson se van tantas cosas como se quedan. Un latido vital.

Un buen recuerdo.



P. D. Podría convertirse en leyenda.
el Noi de Sucre
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23 de enero de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
*De rematar un cochinillo a estar en la casa de todos

Nunca conocí a Michael Robinson. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Cuando alguien entra en tu casa todas las semanas durante tantos años, acaba siendo uno más de la familia. El último Informe Robinson (Movistar+) sobre su figura es un broche excepcional a una vida vivida. Como dice Jorge Valdano, “para ser, yo me pido Robinson“.

*La última palabra

Michael Robinson: Good, Better, Best es el final. El último Informe Robinson porque, sin Michael, no tiene sentido seguir. La pena por su pérdida será paliada por todos los integrantes del equipo, que dispersarán el “acento Robinson” en sus proyectos posteriores. El programa era un oasis de verdad en una parrilla televisiva dominada por la crispación. Esta línea se ha seguido inquebrantablemente hasta el final. Trece años, con una calidad altísima y que ha creado un estilo propio. Defendió un periodismo de contar historias y entretener. Cada Informe Robinson es una aventura en el alma humana con el deporte como pretexto. Las derrotas, las adicciones, las despedidas o simplemente asumir que has hecho historia.

Michael Robinson: Good, Better, Best abarca desde sus inicios en Blackpool hasta la faceta más reciente de comunicador. Siempre han tenido mala fama los británicos fuera de las Islas. Michael no. Quizá es que Michael era ya uno de los nuestros. En este tipo de programas el tono se impregna del protagonista. Por eso, es normal que en este caso el tono sea alegre y vitalista. Sin embargo, no se pasan por encima fracasos televisivos (Maracaná), su apego a la bebida durante un tiempo y los problemas físicos que le obligaron a operarse y retirarse. Hay que contar una historia de vida y, para eso, siempre hay zonas claras y oscuras.

*Las dos familias de Michael Robinson

Es fácil imaginar a Sammy Lee empezando todas las peleas en un pub. Verle con sus ojos vidriosos al borde del llanto, hace ver hasta que punto Robinson te calaba dentro. Carles Francino, presentador de la Ventana donde Michael colaboraba, también rompe a llorar. Fue en este mismo programa donde anunció su enfermedad. Se lo comunicó con naturalidad en privado y, de la misma forma, lo hizo ya en antena.

Carlos Martínez es uno de los que más ha sufrido su pérdida. Tantos años compartiendo partidos, viajes y confidencias generan un vinculo que, como los buenos delanteros, solo con una mirada basta. En Michael Robinson: Good, Better, Best, el narrador tardó en hablar de su amigo. Siempre con un hilo de voz, porque los partidos pasan, pero la amistad sigue indeleble aunque se haya ido.

Aparece la familia de Michael, su mujer Christine, sus hijos Liam y Aimee. También hablan su hermano, compañeros de colegio y equipo. Dan una visión más personal de un personaje tan público como Michael. Su pundonor, sus ganas de llegar a ser futbolista, como era el padre y marido cuando los focos se apagaban. Las voces se entrecortan por la emoción.

En Michael Robinson: Good, Better, Best aparece la capacidad de reinventarse y, de la mano de Relaño, entrar en esa casa que fue Canal Plus, que revolucionó el audiovisual español. Raúl Ruiz y Antoni Daimiel hablan del jefe que contó con ellos. Dibujan el instinto que tenía para el entretenimiento, porque lo peor que se puede hacer es aburrir.

*Palabra de Michael

Además de todos los testimonios en el documental Michael Robinson: Good, Better, Best, también habla el propio Michael. Nueve días antes de su muerte mantuvo una conversación con Luis Fermoso durante cuatro horas. Eso sí, con parones para que Michael pudiera fumar un “piti”. Con el tratamiento ya no tenía pelo, podía parecer que había perdido su humor. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Se resume con sus propias palabras: ”lo confieso, siempre he sido calvo”.

En el Ondas póstumo es destacado “por ser renovador del lenguaje deportivo en la televisión”. Siendo Robinson alguien que pedía rondas en Pamplona al ritmo de “cuatro hijos de puta”, y acuñó entre otros términos la palabra minisimo, tiene su gracia la cosa.

*Tocar el cielo con las manos

Michael tuvo una vida llena de anécdotas. Se muestran en Michael Robinson: Good, Better, Best sus momentos de más tensión, como fueron el ascenso del Cádiz o la tanda de penaltis en la Copa de Europa que ganó con el Liverpool. Es difícil de entender como surgió el enamoramiento entre Michael y Cádiz. Se convirtió en un gaditano más, enamorado de la ciudad y de sus gentes.

Cuando comenta su pasado en el club de Anfield, aparece el síndrome del impostor. La presión de saberse no apto para ese nivel estaba en su cabeza constantemente. Lo dijo él, lo difícil no es jugar en el Liverpool, lo difícil es que te fiche el Liverpool. Siempre entendió el haber vestido de rojo como un honor.

*Esto es Informe Robinson. Ha sido un placer

El último partido que comentó fue en su querido Anfield. Parecía que se cerraba el círculo. El día después, su estado de salud empeoró y todo se aceleró. Comienzan a sonar los acordes de Mrs Robinson. Allí está Michael, con una sonrisa amplia, serena, la que no le abandonó nunca y que fue su carta de presentación allá donde fue. Quédense hasta el final de Michael Robinson: Good, Better, Best, créditos incluidos. La magia de Michael nunca decae. Sabe que el show debe continuar.

“No descansaré hasta que mi bueno sea mejor, y mi mejor sea el mejor de todos”, Michael Robinson.

Escrito por Carlos Gómez Puebla
Cinemagavia
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