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Fènix 11·23

Drama Durante el otoño del año 2004, Èric Bertrán, un chaval de 14 años, crea una web inspirada en 'Harry Potter y la Orden del Fénix' con el fin de defender la lengua catalana. Una noche, treinta miembros de la brigada antiterrorista irrumpen en su casa y lo acusan de terrorismo informático. Su delito: enviar un e-mail a una cadena de supermercados pidiendo el etiquetaje en catalán. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
9 de mayo de 2013
45 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que ya gozaba de cierta notoriedad gracias a su aparición en un folletín de TV3 y a su fugaz paso por alguna que otra producción española, la auténtica popularidad le llegó a Joel Joan en 1999, gracias a la serie humorística “Plats bruts”, en la que compartía protagonismo con Jordi Sánchez, el hoy celebérrimo Antonio Recio Matamoros de “La que se avecina”.

Lo que muchos de nosotros no podíamos sospechar por entonces era que Joel Joan acabaría convertido en una caricatura infinitamente más exagerada que el pijo egocéntrico y cortito de luces, eterno y mediocre aspirante a actor, al que daba vida en aquella serie y que, en un extraño e inesperado bucle, le veríamos un día interpretando, día tras día y en la vida real, a un personaje acartonado, risible e histriónico, de modo no muy diferente a como lo interpretaría el personaje que lo había hecho popular.

Revestido de una solemnidad involuntariamente hilarante, ataviado con la parafernalia pret-a-porter al uso (gorra guerrillera con estrellita, puño prieto en ristre, consignas escupidas a toda mandíbula), Joan lleva años consagrado a la noble y heroica tarea de convencer al mundo de que “España es la aberración más grande de la Europa central, oriental y del Este” (léase de nuevo por si no ha quedado claro): tan pronto monta pollos en restaurantes supuestamente catalanófobos cuyo nombre es después incapaz de recordar como compara la situación lingüística catalana con la de los judíos en la Noche de los Cristales Rotos o señala con el dedo a los no independentistas para advertirles de que, en el futuro, podrían ser considerados traidores a su patria. Dicho en plata: ojito, que sabemos dónde vivís y a quiénes votáis. Al loro.

Ese, y no otro, es el contexto en que hay que encuadrar una película a cuyos responsables el cine les importa bien poco, si no es como arma de agitación y propaganda, por mucho que su director, sin duda en recompensa a las altas virtudes que atesora, haya presidido durante cinco años la Academia del Cine Catalán. De ahí que, en sus manos, la historia de la desproporcionada -y a la postre ridícula- respuesta del aparato estatal a la estúpida -pero en el fondo inocua- ocurrencia de un adolescente de amenazar por internet a diversas cadenas de supermercados por no etiquetar sus productos en catalán no sea sino un panfleto esquemático, torpe y plagado de ridículos e innecesarios subrayados, destinado a inflamar las ascuas sobre las cuales, por culpa de unos y de otros, muchos llevamos bailando, de un tiempo a esta parte, sin tener ni putas ganas de hacerlo.

Lejos de conmover o indignar por el evidente atropello que padeció Éric Bertrán, lo que acaba logrando “Fénix 11-23” es, paradójicamente, que uno se pregunte si esas ascuas que necesitan mártires en la edad del pavo y villanos de tebeo para seguir vivas se enfriarán por fin algún día y qué clase de criatura surgirá de entre sus cenizas. Y quién estará allí para montarla. Y quién para contarnos su historia.
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Normelvis Bates
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13 de abril de 2013
43 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de comenzar con el análisis de la película en si, desearía comentar dos aspectos para mi fundamentales. En primer lugar, me gustaría destacar a una actriz en concreto. Su nombre es Ana Wagener. Posiblemente se me tachará de exagerado, pero bajo mi humilde punto de vista creo haber asistido durante escasos cinco minutos (interrogatorio de Èric) a una de las mejores actuaciones que recuerde dentro del panorama cinematográfico. Mi opinión respecto a los actores es muy clara. Existirán actuaciones mejores y peores, pero realmente las buenas son aquellas que no te dejan indiferente, es decir, aquellas que te provocan algún tipo de sentimiento. Mi sentimiento de rabia fue creciendo a medida que avanzaba el interrogatorio. Sublime, simplemente.

El segundo aspecto corresponde con mi ideología. En este tipo de películas, tu ideología es fundamental. El ojo humano es subjetivo. Personalmente, me doy cuenta de ello y por eso me gustaría compartilo con los lectores de mi crítica (si es que hay alguno). Soy valenciano y me considero independentista. Las razones creo que no vienen al caso en una página cinematográfica, pero me gustaría que supieráis con que ojos he visto la película.

Ahora ya, me voy a centrar en la película (que ya es hora, estaréis pensando). El tema de la película para mi es un tema necesario que se ha de tratar. La película se ha comercializado poco. No sé si es porque no interesa que se comercialice. Muchos de vosotros podréis en este caso contestarme deciéndome que no se ha comercializado porque es de baja calidad. Si os digo la cartelera del cine de mi pueblo veréis lo que es calidad. Ninguna pasa de un 2. En fin, el debate sobre estos temas siempre es de utillidad. Menos Gran Hermano y más cine.

Por otro lado, personalmente no tengo mucha experiencia en el mundo del cine debido a mi corta edad y tampoco soy quién para valorar con exhaustividad la dirección de la película, las interpretaciones, etc. Sinceramente, a mi la película no se me ha hecho aburrida pero tampoco he estado vibrando durante toda ella. Con esto quiero decir que quizás le haya faltado un poco de ritmo. Las interpretaciones bajo mi punto de vista son correctas. El protagonista no lo hace nada mal.

Concluyendo. Sea cual sea tu ideología recomiendo la película. Quizás no sea una obra de arte pero es muy interesante conocer la historia. Uno debe tener la mente abierta e informarse. Es una película que abre los ojos del espectador.

Finalmente, me vais a permitir unas líneas en que deje de ser menos correcto y me entrometa en otros temas que quizás no vienen al caso. Realmente, lo que hizo Èric me parece una chiquillada. No por pedir el etiquitaje en catalán (yo también lo hubiera hecho) si no toda la historia de la "orden del fènix". Se ha de tener en cuenta la edad de las personas y en ocasiones hay adultos que con sus actitudes parece que no hayan pasado de los diez años.
Ereyur
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18 de diciembre de 2012
25 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque no es el panfleto nacionalista con el que temía encontrarme, Fenix 11*23 sigue siendo una película floja. Lo mejor es que no se trata de una pieza superficial de buenos y malos ni de un producto prefabricado con la intención de promover el independentismo. Lo peor, que es sencillamente una película vacía.

Como catalán, me duele leer las críticas negativas que con tanta frecuencia recibe la mayor parte del cine procedente de Catalunya. Como cinéfilo, no puedo hacer más que reconocer cabizbajo que en la mayoría de los casos esas críticas son acertadas. Pero por suerte, en los últimos años, piezas como Salvador Puigantic, Tres días amb la familia o Pa negre han arrojado algo de luz en el oscuro panorama que suponía hasta ahora el mencionado cine; y es gracias a ellas que éste no es ya asociado irremediablemente a la mala calidad, al menos no como pasaba hasta hace poco.

No mezclemos arte con política. El que hasta ahora nuestro cine no se haya movido de Catalunya se debe únicamente a su baja calidad. Y como prueba de ello contamos con el éxito de las tres películas mencionadas, distribuidas por toda España y una de ellas ganadora del Goya a la mejor película. Desde aquí les mando un saludo, puesto que soy catalán como el que más y como tal me niego a defender la distribución de piezas tan lamentables como las que nos acostumbran a traer los “directores” Ventura Pons y Joaquim Oristrell: si nuestro cine tiene que ser representado por ellos, prefiero seguir en el anonimato.

Pero como decíamos, parece que las cosas empiezan a cambiar, y siendo así, una película como Fenix 11*23 no tiene más remedio que asumir el reto que, como película comprometida, se le plantea: dar un paso más en el capítulo pendiente que todavía es el cine catalán.

Por qué Fénix 11*23 sí:

Salta a la vista que Joel Joan y Sergi Lara se han esforzado en relatar con la máxima objetividad el desafortunado incidente protagonizado por Èric Bertrand. Es en parte gracias a un guion bien construido que los dos directores consiguen contar con realismo a la vez que dureza la injusticia a la que fue sometido dicho personaje cuando contaba tan solo 14 años. Por ejemplo, no se esconden ciertas aptitudes innecesariamente provocadoras e incluso irresponsables por parte de su protagonista (está el mensaje referente a ETA mandado desde su ordenador o la forma irrespetuosa con que se dirige a la juez que lleva su caso, personaje, por lo visto, suavizado por los guionistas ante el temor a que resultara inverosímil). En este aspecto, podemos decir que Joel Joan y Sergi Lara salen airosos del desafío que suponía narrar una injusticia social (y política) sin caer en el panfleto fácil.

Por qué Fénix 11*23 no:

A pesar de su objetividad, Fénix 11*23 no logra ser una película profunda. Los personajes resultan algo descuidados y las situaciones cotidianas parecen realizadas por un aprendiz de culebrones televisivos. Por culpa de ello será difícil que el espectador ajeno al conflicto catalán se identifique con ninguno de los protagonistas y aun más que sienta interés por el caso. Y lo peor de todo es que dicha vaciedad da todas las armas imaginables a aquellos que quieran acusar a Fénix 11*23 de ser panfletaria, de modo que todo el esfuerzo por plantear el caso con objetividad acaba resultando inútil.

Con todo, es triste reconocer que calidad y cine catalán todavía son dos conceptos que solo van juntos de forma excepcional. Y es que de poco sirve ser objetivo cuando la calidad del producto no es suficiente para dirigirlo al público no especializado. Una lástima que la oportunidad que se presentaba no haya sido aprovechada para dar un empujón al perezoso arranque que está suponiendo el (lento) nacimiento de dicho cine.
Martí
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22 de junio de 2013
26 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto no es una película, sino un panfleto. Es imposible separar una crítica cinematográfica de la política porque precisamente la intención de los directores es hacer política de forma descarada. Pero bueno, tan mal no les ha salido. Así consiguen que los colegas les aplaudan aunque hagan un producto deleznable. Sólo hay que ver que este bodrio haya recibido en proporción más dieces que "En el nombre del padre". O que, como se dice en otra crítica, "obligaban a ir a verla en clase de catalán".

Ejemplo de esto es como se tratan las distintas tramas. ¿En algún momento alguien se entera de cómo lo está pasando el protagonista? ¿A alguien le importa que se esté echando novia? No, todo se trata de forma secundaria. Pero eso sí. Que se entere todo el mundo al dedillo de lo mucho que les ayudaron desde ERC, Plataforma per la Llengua, etc. La película "Camino" criticaba al Opus pero profundizaba en lo que sentía la chica, te involucraba, te hacía comprenderla. Aquí nada de nada.

De hecho, el segundo gran defecto es que no sólo no consigues empatizar con el protagonista, sino que te dan ganas de que reciba una cura de humildad. El crío en todo momento es chulo, mentiroso, idiota y cobarde. Oye, que has enviado una carta amenazante a una empresa, que tienes una web con pinta chunga y que te han pillado haciendo prácticamente apología de ETA. Asume que la has liado. No irás a la cárcel, pero al menos comprende que has dado pie a que se equivoquen. Pero no. La culpa es de todos menos él, que le persiguen. Y ojo, que aunque mienta o no haga caso a su propia familia, tampoco aprende nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
E_Jim
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19 de octubre de 2013
25 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, no se trata de una película, sino de un largo panfleto. Y como buen panfleto ideológico, no importa la verdad, sino TU verdad. Todo debe estar bien mascadito, y dejar claro quiénes son los buenos, y quienes los malos.
Básicamente, es un Raza, a la catalana. Podría no hacer un análisis político, pero como el objetivo del autor no es contar una historia, sino hacer un largo discurso independentista, mi crítica, no va a analizar la calidad de la película, las interpretaciones, o la fotografía, sino el supuesto mensaje, y para ello utilizaré lo que yo denomino: "momentazos", que son unas fascinantes perlas totalmente subjetivas y/o demagógicas.
Así que, metámonos en faena:

La historia empieza en un polígono industrial, de un pueblo costero catalán, donde tenemos el...
Primer Momentazo: el protagonista, un adolescente que se dedica a hacer fotografías a muros donde hay pintadas independentistas, como si de la franja de Gaza se tratara, para después subirlas en la red (La Web se llama Fénix 11 23, por un lado por el tema de Harry Potter, y los números por fechas relacionas con la historia catalana), y que sean jaleadas y comentadas, por otros miembros independentistas; un maravilloso mundo pictórico, donde se ven quemas de banderas, manifas donde son golpeados por el aparato opresor, etc... Veo bien, que uno tenga inquietudes ideológicas, incluso independentistas, pero sentir afecto, por un grupo de cafres intolerantes y violentos, cuando en democracia hay innumerables mecanismos pacíficos para difundir tus ideas. Para el autor, este grupo de individuos, son los buenos (¡Viva los revolucionarios-antisistema-anarco-comunistas-independentistas-catalinistas!...)
Sigamos, en esta Cataluña oprimida y sin libertades, vemos que nuestro prota, tiene un amigo con el que se pasa el verano ligando con guiris o catalanas (enamorándose de un barcelonesa, no vaya a ser que se enamore de una de Cuenca y fastidie el invento), dejando de manera subliminal, que Cataluña no necesita a los pobretones españoles, para sobrevivir, si con el inglés y el catalán vas a cualquier sitio. Además, vive en un caserón de dos plantas, con su madre, su hermano que va a ir a la Universidad, el padre, un camionero autónomo que hace portes, y su perro, vamos, prácticamente en la indigencia por culpa del expolio español. Todos, creo que incluso el perro, hablan catalán, ya sea en la calle, colegio o trabajo y en ningún momento, se les critica por ello. Es más, y aquí viene el...
Segundo Momentazo: en el colegio, todos hablan en catalán, pero hay una sutil diferencia, mientras los catalanes "buenos", llevan camisas por la independencia, son listos, guapos y bien educados; e incluso los inmigrantes, gracias a la inversión lingüística, asumen esa condición de seres superiores (Inolvidable, el momento en que la chica ecuatoriana, le pregunta en perfecto catalán, como ha pasado las vacaciones, al prota, dando una lección de cómo ser un buen charnego); los catalanes "malos", que recordamos, también hablan siempre en catalán, van con la cabeza rapada, tienen pinta de repetidores (normal, son españolistas, y no dan más de sí), son mal educados y huelen mal. Esto demuestra, de manera indirecta, un mensaje contrario al que se quiere difundir, y es que, según parece el catalán es perseguido, pero, ¿si los supuestos anti catalanes, se llevan toda la película hablando en catalán?, algo no me cuadra (supongo que el mensaje es, tenemos que seguir con la inversión lingüística, ya que aún nos quedan unos pocos por adoctrinar, al menos ya saben el idioma, y pronto tendrán las ideas, homogeneizando a la población). Y llegamos al...
Tercer Momentazo: Todo panfleto, digo, película, necesita un punto de inflexión y épica. Nuestro prota, mientras prepara el desayuno con su familia, se da cuenta que en el cartón de leche, no vienen los ingredientes en catalán (dramón), y decide a través de su web, amenazar a la empresa (con sede en Madrid, será mala, con lo bonita que es Barcelona), sino recapacitan y ponen el etiquetaje en catalán (podía luchar contra el hambre en el mundo, o al menos los pobres de Cataluña; contra la deforestación del Amazonas; contra la mala gestión de los gobernantes catalanes durante décadas; contra la prohibición de rotular los negocios en castellano...perdón, que esto no es aquí). Los dueños de la empresa se asustan un poco, no es muy agradable que los amenacen, aunque sea por una chorrada como esa; así que, avisan a la Guardia Civil, que investigando llegan al ordenador del prota, con "redada imperialista", a la casa del protagonista, incluida. Y llegamos al...
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Neutrox
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