Al borde de la eternidad

Tras un inicio muy bueno decae lo justo por una pelirroja con sombrero. La intriga se sostiene por la maestría de su director y por varias escenas que la salvan de la mediocridad. Mediocre no es ya que para ser mediocre no debería haber visto un excelente comienzo y varias escenas realmente conseguidas. Lo que hubiera ganado mucho es una mayor aportación de Jack Elam que está de chico del cubo. Un excelente principio, varias escenas muy dignas y El Gran Cañón del Colorado y se pasa 76 minutos de evasión.

Basta unos minutos de proyección para que el espectador se sienta trasladado a Arizona y el polvo del Gran Cañón se incruste en su piel.
La fotografía y la intriga recorren un camino parejo y la pantalla no deja resquicios al azar
Es como decir que una historia magnífica se desarrolla en un escenario solemne y que se dan la mano para que un director solvente -D. Siegel- la descubra y nos la traslade con la magia de las cámaras, de las luces y de los contrastes.
Presenta momentos muy brillantes y en ningún caso decae el interés, la intriga o el vigor narrativo.
Excelente opción.

Magnífica pelìcula con buenos escenarios naturales y un suspense que no decae en ningún momento. También tiene retazos de fina ironìa. Se ha programado en la TPA dentro de un ciclo de western, y desde luego que no es de ese género.
Le pongo un 9 porque cumple lo más importante para mí: entretiene, se ve con gusto y mantiene el interés en todo momento.

Muy muy buena.
Siempre he pensado que, en el cine clásico de Hollywood, hasta los guiones de las películas menores, como esta, estaban mucho más trabajados que los guiones de las películas más taquilleras de estos tiempos.
Ahora bien, la historia podría parecer insignificante entre tantos policiales, que por esa época, eran abundantes.
Si es verdad que la trama no es la gran cosa; pero está muy bien confeccionada.
El comienzo, muy intrigante.
El desarrollo, muy bien llevado. La investigación de Martin va paso a paso y se balancea de forma perfecta con el desarrollo de su relación con Janice.
El final, inesperado y emocionante. Nada más que le falto un poco de tensión.

Lo que más disfruté fueron los ingeniosos diálogos y las interacciones entre los personajes que en más de una ocasión me sacaron una sonrisa. Cornel Wilde es un actor muy carismático que destila mucho atractivo en su interpretación. Mickey Shaughnessy y Victoria Shaw estaban también fenomenales.

La realización, muy bien hecha.
La fotografía, espléndida con esos planos generales del majestuoso gran cañón que añaden gran atractivo al desarrollo de la trama.

Me parece que el título es tan superlativo que viene siendo una advertencia de lo que pretende ser y no es, algo tan impactante como estar en el borde de la eternidad empuja al espectador a encontrar algo grande, algo inmenso, algo verdaderamente prometedor. Lejos de eso, se trata de una película normalita con un ayudante de sheriff aburrido de poner multas en esos inmensos espacios alrededor del gran Cañón que se cruza con una pelirroja con la que sin entender cómo ni porqué acaba saliendo de copichuelas. Bueno, verla y acabar de verla es lo mismo porque se olvida sin más.

Siempre habrá quien opine lo contrario y vea una gran película, la verdad es que incluso dentro de la filmografía de su director se trata de un título muy del montón, ahí quedan muchos otros ejemplos de mayor calidad que no aguantarían comparación alguna. Es breve, sí, al menos no nos martirizan con más de noventa minutos de trama policíaca que al principio sí parece interesante pero que con el paso de los minutos puede llegar a darte igual. Te desanima porque no engancha, incluso hasta que se desvela todo al final puede resultar poca cosa.

Lees el título de nuevo cuando ya ha acabado la película, tan grandilocuente, y no sabes si reír o llorar...