The Blackout (Oculto en la memoria)
1.249
Drama. Thriller
Tras ser abandonado por su mujer, Matty (Matthew Modine), una gran estrella cinematográfica, se refugia en un mundo de orgías, corrupción y alcohol, hundiéndose en un oscuro túnel del que no saldrá en mucho tiempo. Dieciocho meses después, está completamente recuperado y se ha casado con Susan (Claudia Schiffer). Todo marcha bien hasta que unos extraños sueños, en los que aparece una mujer asesina, empiezan a torturarlo. Obsesionado por ... [+]
7 de julio de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Abel Ferrara es considerado como un director de culto con sus films en los que el interés en desarrollar una determinada histora desde el punto de vista muy personal y sin tener encuenta las exigencias de la taquilla.
El film narra, de forma tortuosa, la enrevesada historia de Matty, la tormentosa historia de The Blackout consiste en densificar la ausencia, el agujero negro de la memoria de May (Matthew Modine), sabedor pero no consciente de que ha cometido un acto terrible, que le persigue día y noche, aunque no acabe de asumirlo del todo.
El director desdobla la intoxicación en física y moral. Mientras que aparentemente se ha desintoxicado físicamente, ha rehecho su vida casándose con Susan (Claudia Schiffer), y todo parece irle bien. Sin embargo, moralmente algo le perturba, un recuerdo de su vida anterior con otra mujer Annie (Beatrice Dalle), la antítesis de Susan, o mejor dicho un hecho trágico que le implica directamente.
Ferrara realiza una radiografia del caos interior y externo en que (mal)viven sus personajes, todo ello adornado de imágenes impactantes, entre surrealistas y oníricas con las que pretende confundir al espectador para que no distinga la línea entre los sueños (o mejor dicho pesadillas) y la realidad.
La segunda parte del film es un giro hacia el universo personal de Ferrara, como si un viaje alucinógeno se tratara, que aunque no tienen nada que ver, se podría tener a Lynch como referencia, aunque el cine de Ferrara es tan personal como el de David Lynch y por ello mismo muy diferentes entre ellos.
El film narra, de forma tortuosa, la enrevesada historia de Matty, la tormentosa historia de The Blackout consiste en densificar la ausencia, el agujero negro de la memoria de May (Matthew Modine), sabedor pero no consciente de que ha cometido un acto terrible, que le persigue día y noche, aunque no acabe de asumirlo del todo.
El director desdobla la intoxicación en física y moral. Mientras que aparentemente se ha desintoxicado físicamente, ha rehecho su vida casándose con Susan (Claudia Schiffer), y todo parece irle bien. Sin embargo, moralmente algo le perturba, un recuerdo de su vida anterior con otra mujer Annie (Beatrice Dalle), la antítesis de Susan, o mejor dicho un hecho trágico que le implica directamente.
Ferrara realiza una radiografia del caos interior y externo en que (mal)viven sus personajes, todo ello adornado de imágenes impactantes, entre surrealistas y oníricas con las que pretende confundir al espectador para que no distinga la línea entre los sueños (o mejor dicho pesadillas) y la realidad.
La segunda parte del film es un giro hacia el universo personal de Ferrara, como si un viaje alucinógeno se tratara, que aunque no tienen nada que ver, se podría tener a Lynch como referencia, aunque el cine de Ferrara es tan personal como el de David Lynch y por ello mismo muy diferentes entre ellos.
16 de mayo de 2008
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flipar, según la RAE, es un anglicismo que se aplica, en sentido estricto, a aquel que está bajo los efectos de una sustancia psicotrópica. Pero flipar también puede significar ver esta película una buena tardecita. Ahí está el bueno de Dennis Hopper, más pasado que de costumbre, siempre en su papel de extravagante gritón y gesticulador. Ahí está Matthew Modine, no sé si representándose a sí mismo, dando vida a una Estella de cine confundida por la noche, el sexo y las cintas de vídeo. Por ahí aparece también Claudia Schiffer, con las mismas aptitudes para la actuación que Torrente para anunciar champú antigrasa. También está Beatrice Dalle luciendo palmito, neurótica perdida y madre frustrada. Este videoclip presuntuoso no tiene mayor atractivo que el que puedan ofrecer los esculturales cuerpos de las modelos que se montan el numerito lésbico, la banda sonora super fashion y alguna que otra afortunada imagen de la noche de Miami. A lo mejor, si uno está puesto hasta los mismísimos, puede llegar a engancharse, nunca mejor dicho, pero estando sereno produce un viaje de lo más chungo.
22 de enero de 2009
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película dura, oscura, nihilista. Con grandes actuaciones de Hooper y Modine y una Claudia Schiffer que no desentona. Hoy en dia se hacen pocas de estas peliculas.
Diría que es en el estilo de Requiem para un Sueño pero menos pop. Si te gustó esta última no lo dudes. La crítica no le hace justicia y por su atrevimiento tengo que calificarla de muy buena.
Diría que es en el estilo de Requiem para un Sueño pero menos pop. Si te gustó esta última no lo dudes. La crítica no le hace justicia y por su atrevimiento tengo que calificarla de muy buena.
2 de noviembre de 2006
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Abel Ferrara, más pasado aquí que en cualquiera de sus anteriores trabajos, se define como una sombra de aquellas obras que alejadas de ser tan pretenciosas, mostraban su talento natural para inmortalizar aquello que el ojo humano no percibe, llámese fotografía del alma.
Blackout, es un alquiler de ideas propiamente dicho, David Lynh aprece para descolocárnos continuamente con sus sueños mortales. Ferrara que cuenta con la aparición de la Modelo alemana, con tanto desparpajo delante de la cámara como un melocotón maduro y con la misma actitud en toda la película, de haberse tirado un pedo en la consulta del médico y Dennis Hopper anclado en su "Easy Rider" naufrágan aquí en esta película de forma estrepitosa, uno para volver a ser actor y la otra por intentarlo.
Lástima, quizá otros proyectos hagan renazer el espíritu "voyerista" de Ferrara.
Blackout, es un alquiler de ideas propiamente dicho, David Lynh aprece para descolocárnos continuamente con sus sueños mortales. Ferrara que cuenta con la aparición de la Modelo alemana, con tanto desparpajo delante de la cámara como un melocotón maduro y con la misma actitud en toda la película, de haberse tirado un pedo en la consulta del médico y Dennis Hopper anclado en su "Easy Rider" naufrágan aquí en esta película de forma estrepitosa, uno para volver a ser actor y la otra por intentarlo.
Lástima, quizá otros proyectos hagan renazer el espíritu "voyerista" de Ferrara.
20 de diciembre de 2014
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas masacradas por la crítica, por el público, que a veces a uno le gusta darle una oportunidad. Te pones de parte de ella. Venga, que algo tendrá, te dices. Y efectivamente, comienza The Blackout, una película menor de Abel Ferrara, y ese cine dentro del cine que muestra no está mal. Ya ves que va a ser una película “moderna”, pero te dices que hay sensualidad, Beatrice Dalle, has oído que también sale luego Claudia Schiffer...
Ay, luego. Lo que comienza siendo esperanzador, pronto se convierte en “ay, que esto se desmorona”. Y sí, se desmorona. Más que eso, hecatombe. Matthew Modine, del que nunca voy a saber si se trata de un actor en condiciones, hace aguas en el momento en que a Ferrara le da por pasarse de la raya argumental. La Schiffer sale, sí, pero su presencia es vacua y anodina. El resultado de mezclar un batiburrillo de "qué es real-qué no" se muestra más que soporífero. Está el cómo son las gentes del cine, el retrato de la “modernez” y eso. Pero poco más.
En resumen, esta película acaba siendo un completo coñazo, y de los gordos.
Sí, le di una oportunidad a The Blackout. Se la di.
Ay, luego. Lo que comienza siendo esperanzador, pronto se convierte en “ay, que esto se desmorona”. Y sí, se desmorona. Más que eso, hecatombe. Matthew Modine, del que nunca voy a saber si se trata de un actor en condiciones, hace aguas en el momento en que a Ferrara le da por pasarse de la raya argumental. La Schiffer sale, sí, pero su presencia es vacua y anodina. El resultado de mezclar un batiburrillo de "qué es real-qué no" se muestra más que soporífero. Está el cómo son las gentes del cine, el retrato de la “modernez” y eso. Pero poco más.
En resumen, esta película acaba siendo un completo coñazo, y de los gordos.
Sí, le di una oportunidad a The Blackout. Se la di.
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