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Los pacientes de un psiquiatra en apuros

Comedia Como el célebre terapeuta sexual George Maitlin sufre una crisis nerviosa necesita urgentemente un psiquiatra que lo sustituya en su programa de radio. Por su parte, John Burns, que necesita una nueva identidad, pues se ha fugado del centro psiquiátrico de la prisión de Cicero, ocupa el puesto de Maitlin en y obtiene un éxito insospechado con sus descabellados consejos. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
24 de julio de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Lo esencial en la vida no son las máquinas, la política o la industria, ni siquiera los cohetes que se envían a la luna, sino las relaciones humanas”.

Memorable frase la que dice un incidental personaje de esta película, la cual sirve para introducirnos, con delicioso humor negro y un desparpajo absoluto, en una comedia que, bien masticadita, es un certero alegato contra cierto tipo de “profesionales”, que aún se conserva bastante fresco.

La pregunta clave que surge de esta irreverente, punzante y muy válida película de Michael Ritchie, podría ser ésta: ¿De qué sirve el poder, el dinero, los títulos, las maestrías… si a la hora de manejar las relaciones humanas, te pelas? Si no eres dócil para conectarte con el otro; si no empatizas con aquellos a los que, se supone, sirves; ni le pones corazón a las cosas que haces, todavía no sabes nada… y lamentable decirlo, pero, aún llevas en la frente la marca de los necios.

Observen el delicioso y significativo contraste que se presenta en la película, entre el comportamiento de los “eminentes” psiquiatras George Maitlin (Charles Grodin) -cuya crisis emocional lleva a que se le busque un reemplazo en su famoso programa radial- y Lawrence Baird (David Clenon) el director del Hospital Penitenciario para Deficiencias Mentales, al lado del que asume el ex-recluso John W. Burns Jr. (Dan Aykroyd), demente no comprobado y por “oportunidad tomada” nuevo presentador del programa radial, y bien se tiene ahí lo que no deben, y cómo deben ser, las relaciones humanas.

Los diálogos son frescos, a veces agudos y otras veces mordaces, en ocasiones escuetos y en su momento irreverentes, pero, cada frase y cada situación apuntan a mostrarnos tal como somos… y, especialmente, a dejar bien claro que, con más frecuencia de la que parece, la verdadera locura está del lado de los que siempre suponemos cuerdos.

Se me viene a la memoria “La Loca de Chaillot” de Bryan Forbes y pienso una vez más que, muchas cosas debemos revaluarlas porque, entre la gente que está en los manicomios, hay quienes podrían dar clases de sensatez a muchos de los ahora ocupan los edificios del “poder”.

Basados en la novela “The Couch Trip” que, Ken Kolb, publicara en 1971, Kampmann, Porter y Stein, con la especial colaboración de Walter Bernstein -quien, por alguna razón, no recibió su crédito-, han logrado una poderosa sátira de comienzo a fin con la que, entre otras cosas, se proponen recordarnos que, es bueno preocuparse por la lucidez mental, porque, como dice el abogado Michaels: “Ambicioso y tonto es mi combinación preferida”.

Una vez más, grata presencia de Walter Matthau como el “degradado” cura Donald Becker, el nuevo ‘socio a la fuerza’ de Burns; y Donna Dixon -casada con Aykroyd desde que aparecieran juntos en “Doctor Detroit” (1983) - sigue logrando que la pantalla resplandezca con su magnífico rostro.

Título para Latinoamérica: DEL MANICOMIO AL SOFÁ
Luis Guillermo Cardona
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18 de febrero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una curiosa comedia de los 80s y sátira también, que toca el tema de los profesionales de la salud mental y la tenue línea que separa la cordura de la locura algunas veces.
Como la falta de empatía y de amor por el trabajo pueden hacer que todo descarrile.

John Burns (Dan Aykroyd) es un paciente en una institución mental en Cicero. Algo disperso, aunque muy inteligente, ha ido dando tumbos por la vida hasta acabar allí fingiendo para librarse de la cárcel.

Por una casualidad afortunada acaba escapando bajo la tapadera de psiquiatra y haciéndose cargo de la consulta de George Maitlin (Charles Grodin) eminente psiquiatra que pasa por una crisis personal, y formando un curioso equipo con un predicador (Walter Matthau) que le cala desde el primer momento.

Sus consejos en una consulta radiofónica comienzan a causar furor mientras intenta fugarse a México antes de ser descubierto. La fuente de su éxito se debe a su empatía, a que se preocupa de los demás de forma genuina y sincera, y a que aplica el sentido común en un mundo bastante loco.

Film poco valorado de Michael Ritchie que cuenta con la bella Donna Dixon y Chevy Chase en un original spot.
Una sátira en la que los eminentes psiquiatras cometen los actos más locos mientras siguen sus consecuencias lógicas en contraposición a un Burns que hace lo que le parece correcto y que es el inadaptado social, al que tachan de loco por no seguir las normas, tener imaginación y que vive viendo la vida como debería ser en lugar de como es.
mi_mo_ca
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23 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Floja comedieta que daba para mucho más de sí, sobre todo cuando cuentas como actor al genial Walter Mathau y al competente Dan Aykroyd, ( y la belleza de la supermodelo Donna Dixon. Por una así uno enloquece. En aquel entonces Sra de Aykroyd).

El argumento ya lo han leído. Si tan solo hubiera tenido un mejor guionista la película, porque al final las historias se repiten y los personajes pecan de esterotipos de fobias.

Me quedo con la belleza de Donna Dixon en su esplendor, de mayor he visto que ha engordado muchísimo, sobre todo cuando monta en moto.., y poco más.

Olvidable. ( excepto por ya saben quién).
peleon
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