El asesino

De un perfeccionista a otro. Igual precisión. Mismos hábitos metódicos que no dejan espacio a la improvisación para ejecutar, con enfermizo, frío y perfecto sentido de la minuciosidad -casado con la sangre- un plano o simplemente a otro ser humano. Michael Fassbender y David Fincher beben del mismo caldo para convertirse y seguir respectivamente los pasos de un sicario sin precisar herramientas verbales (si no son en off) hasta casi traspasarse la media hora inicial.
Subrayando los logros de uno y otro, los francotiradores de cabecera mejor posicionados, sobre el papel y a un nivel musical del cine de Fincher: el guionista Andrew Kevin Walker ('Seven') adaptando la historia de Alexis Nolent para una novela gráfica y los inactivos -en lo que no atañe a componer bandas sonoras- Nine Inch Nails. No es casualidad que para el verdugo de expresión imperturbable la música sea su vínculo con un estado psicológico puramente logístico, frío, mecánico y desnudo de obstáculos emocionales que le impidan matar.

Que David Fincher, director de El Club de la Lucha, Seven y La Red Social entre otras, estrene una película y casi nadie se entere es un crimen. La poca publicidad que ha habido para The Killer sorprende, pero yo personalmente llevo con ganas de verla desde que se anunció y desde el principio estaba entre mis estrenos más anticipados del año.
Tras esa carta de amor al cine clásico que fue Mank, Fincher vuelve a lo que más le gusta y se le da tan bien: los thrillers. Lo hace además, con una propuesta subversiva, colocando a un asesino a sueldo como protagonista y sumergiéndonos en su día a día y su preciso método. De este modo, seguimos a este asesino en su viaje y hasta nos ponemos de su parte en cierto modo. Michael Fassbender ofrece su mejor actuación hasta la fecha y una de las más memorables de este año, con una interpretación magistral del asesino y la narración que acompaña y que es vital en la atmósfera de la película, esa atmósfera que Fincher construye tan bien ayudado por la oscura fotografía y los inquietantes compases de Trent Reznor y Atticus Cross.
Estamos ante una película muy particular, en la que la historia no es más que una excusa para el verdadero objetivo de Fincher: sumergirse en la noción del asesinato y deconstruir a su asesino. El resultado es una cinta brillante que atrapa en su crudeza y meticulosa ejecución, y que realza a un más a Fincher como rey del género.

Ni el asesino más frío, metódico y calculador es capaz de lograr con brillantez todos y cada uno de los trabajos. Un simple fallo, no solo pone bajo tela de juicio la credibilidad de tu modus operandi, sino que te acerca más a lo humano, y eso es lo primero que se tiene que solventar, o no.

Bajo esa premisa, nos metemos en la piel de un asesino a sueldo que comete un error en uno de sus encargos y que desencadena en diversos sucesos que tiene que ir dejando atados. Y digo, nos metemos en la piel, porque eso es lo que pretende la historia, que acompañemos en toda la historia al protagonista y a su mente.
No hay estímulos externos, ni tenemos información de terceros. Solo nosotros y la mente fría y controladora de Michael Fassbender, que está soberbio.

Y es que a pesar de ser una persona que repite constantemente el “stick to the plan” “don’t feel empathy”, por momentos nos hace dudar en si el motivo real de su milimetrico plan es una venganza o es un “no puedo dejar cabos sueltos.” Y en eso creo que es dónde la película está mejor.

A pesar que mucho fan de David Fincher esperaba otra cosa, a mi me ha convencido y para muy bien.
No quiere ser un film ni ostentoso ni ambicioso, en parte porque el guión no lo permite, pero es que no lo necesita.
Fincher cuenta la historia de una manera excelente y genera una atmósfera muy adecuada para lo que estamos presenciando, y para mí, hacer eso de forma tan milímetrica, es magistral.

Quizá no será su película más recordada, y quizá me excedo en mi crítica por, entro otros, que me guste el rollo “hitman”, pero para mi, con una fotografía impecable y una atmosfera tan precisa, la convierten en una de sus propuestas más virtuosas de estos últimos años.

Del final hablo aquí abajo.

El maestro David Fincher, tan aclamado por años, y cómo no con películas tan míticas como Seven a joyas infravaloradas como Gone Girl. Ésta película viene en un momento muy especial, todo debido a varios motivos entre los que se incluyen el no tan buen recibimiento de Mank entre el público general (aunque contrario al crítico y de premiaciones) y que incluyera al mismo guionista de la aclamada Seven a su nueva obra que desde los tráileres ya se veía como esos thrillers que Fincher hacia en antaño pues se veía un panorama excelente. Tras recibir premiere en Venecia y estrenos exclusivos en cines, por fin llegó a Netflix y puedo decir que valió la pena la espera.

Quiero comentar el guion de inicio, muy metódico y profundo en cuanto al desarrollo del personaje principal, llenándolo de momentos que parecen tranquilos, pero que por dentro te llegan a meter mucha intensidad y tensión dando poca sensación de relajación (en el buen sentido). Con cada capítulo en el que está dividido la película, la emoción incrementa por la gran construcción a la que la historia está sometida, siendo sus puntos más altos los capítulos cuatro y cinco que tiran de una gran gama de aspectos por destacar, pero dos concretos que desarrollare a posteriori. Aunque también la trama tiene sus problemas, ya que hay ciertos diálogos un poco innecesarios y superficiales, también destacó que lo peor de la película es el final que rompe el clímax que se andaba construyendo dejando un momento algo decepcionante.

Una de esas cosas que tanto destacan aquí son las actuaciones, pero sobre todo el que lleva la batuta aquí, Michael Fassbender, dando cátedra de psicología al personaje y llenándolo de una esencia especial que hace que resalte mucho más de lo que ya de por sí brilla. Lo del diálogo por voz en off me gusta cómo forma de que veamos desde el inicio quién es el tipo de protagonista que vamos a ver y en su mayoría salen datos bastante interesantes para la trama a partir de aquí. Los demás actores no tiene grandes papeles, pero Tilda Swinton de nuevo se luce dando otras de sus excelentes papeles a pesar del poco tiempo en pantalla, justificado por cierto.

Acabo con los aspectos técnicos, que siguen siendo geniales ideas que Fincher siga recurriendo a Erik
Messerschmidt para la increíble fotografía que da con tonos pálidos y azules , pero con movimientos rápidos de los que digo que el mejor momento es la secuencia de pelea del cuarto capítulo que está rodada de una forma absolutamente brutal. La banda sonora sigue siendo de confianza los chicos de Fincher como son Trent Reznor y Atticus Ross dando otra excelente banda sonora con momentos musicales que se acercan a sonidos electrónicos que forman un gran ambiente para lo que vemos en pantalla, y obviamente tengo que hablar de cómo suenan en ocasiones The Smiths, buena banda.

Concluyo con qué, The Killer, es otro acierto de este gran director, que aunque dudo que llegue a ser un recuerdo permanente en su filmografía, sí que es una película que da buenos momentos y deja una muy buena película que se deja ver si enormes pretensiones.

Todas las películas de David Fincher me han gustado mucho, y si no me han gustado del todo ("Alien 3", "Panic Room") siempre las he defendido a capa y espada. Fincher rueda como Dios, es un genio de la narrativa, y pese a "tan solo" haber rodado una docena de películas, muchas de ellas me parecen sobresalientes. Es más: muchas de ellas son obras maestras ("Se7en", "Benjamin Button", "Zodiac", "Perdida"). Y, especialmente, "La red social". Premiar a Tom Hooper por "El discurso del rey" en los Óscar en lugar de a él como realizador siempre me parecerá un ESCÁNDALO con mayúsculas, a la altura de "Crash" como mejor pelicula en detrimento de "Brokeback Mountain" (al menos Ang Lee ganó el Óscar como director frente a Paul Haggis, cosa que Fincher no consiguió). Os recuerdo, además, que mientras que Hooper dirigió a posteriori la horrenda y risible "Cats" (pobre Judy Dench, menos mal que la resarcieron años después nominándola por "Belfast"), Fincher, firmó la adaptación al cine de "Los hombres que no amaban a las mujeres" de Stieg Larsson, juntando a James Bond y a una apabullante Rooney Mara pre "Carol", y también la laberíntica, imposible y arrolladora "Zodiac".

(Confieso que "Mank" no me gustó nada. Y he visto "Ciudadano Kane". No la entendí. No me sedujo. Me aburrió).

Pero ahora vuelve Fincher y rueda de nuevo para Netflix "El asesino". Un thriller frío y granítico, nihilista y misántropo. Una poderosa lección de cine que nos brinda la película más personal de un director perfeccionista e implacable. Es una de las mejores películas que he visto este año. Es un trabajo sombrio, fascinante, juguetón (esos títulos de crédito) e incontestable. Fincher no tiene límites.

Michael Fassbender me ha dado aquí más miedo que en "Shame".
El montaje y los efectos de sonido son sobresalientes.
Trent Reznor y Atticus Ross, sois Dios.