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El secuestro de Michel Houellebecq

Drama. Comedia Inesperadamente, Houellebecq es secuestrado por un grupo de matones que piden un rescate a cambio de dejarle en libertad. A medida que pasa el tiempo, el escritor se va haciendo amigo de sus secuestradores, llegando a emborracharse con ellos. La fantasía y la realidad se entremezclan para construir una serie de situaciones surrealistas... Michel Houellebecq, autor de libros tan celebrados como "La posibilidad de una isla", es uno de los ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
5 de julio de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una comedia blanca, como para ver en familia. De esas que te deja buen sabor de boca porque solo hay personajes buenos. La comicidad de la película viene de los diálogos tan improbables entre secuestrado y secuestradores. Tan improbables pero a la vez tan naturales. El desenlace del "secuestro" se le revela al espectador desde el primer momento, de manera que no es una película de intriga. El protagonista me recuerda a Gerard Depardieu en "Mammuth" (2010) y quien quiera ver otra película con un poco de "síndrome de Estocolmo invertido", como dice la crítica Andrea G. Bermejo, puede ver "El siciliano" (1987).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iznogud
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1 de septiembre de 2014
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enano, feo y cabezón. Está hecho mierda el bueno de Houellebecq.
¿Película? que solo se puede entender si tenemos en cuenta que estamos ante una estrella pop, un escritor que es mucho más que eso; es una figura, un personaje, ha roto la barrera y se ha convertido en un fenómeno de feria al que las (ciertas) masas de ávidos seguidores han proclamado como pequeño genio, enfant terrible de las letras francesas, hombre al que hay que escuchar con atención y esperanza, el que quizás nos diga, por fin, la verdad de las cosas, o que por lo menos nos entretenga con sus rarezas cultas, su fracaso de hombre apaleado por la vida, epítome de todos los ¿derrotados? que triunfan finalmente, aunque sea de aquella manera.
Comedia que maldita la gracia. Bobada simpática en la que un bonachón y decrépito francés es secuestrado por tres especímenes de cuidado; un luchador, un culturista y un gitano gordo y majete, en el fondo son todos queribles y bondadosos, de postal. Eso es todo amigos. Bueno, también se habla de arquitectura nazi, de Mozart ralentizado, de Polonia, de escritores pederastas, de la inspiración creativa...
Guion inexistente; es una especie de documental, como una entrevista disimulada; una excusa para que Michel suelte alguna parida interesante que nos sorprenda o haga reír.
Fumador compulsivo y bebedor impenitente, sobrevive con más pena que gloria. Pragmático e imperturbable (una ataraxia posmoderna y humorística), abierto y curioso, nada humano le es ajeno. Cansado de vivir. Un Woody Allen pasado de vueltas, con menos gracia pero mayor sinceridad.
Un poco como los Coen mezclados con un "Informe Semanal" sección figuras de relumbrón y con algo de los Celebrities de "Muchachada Nui"; entre lo bizarro y lo ¿artístico? Curiosidad solo apta para fanáticos o gente con tiempo. Poca cosa sería decir mucho.
Vale por verle, por observar el físico de este escritor que en su día sacudió las letras europeas con mucho vitriolo, rabia y sentido del humor; provocadoras y lúcidas novelas en las que un hombre en su madurez se daba cuenta de que no tenía nada, no tenía armas para combatir en el mundo actual; tristes reivindicaciones de un poco de cariño (sexo, por favor) y un mucho de verdad; historias raquíticamente construidas pero potentes como brutos desahogos, como ideas-martillo, rotundas y luminosas en su claridad cazurra. Retrato mordaz de un estado de las cosas agónico; con muchos hijos de los progres del 68 desnortados y desesperados, atrapados en un capitalismo triunfante en el que todo es susceptible de ser competido y desalmado, tasado, donde hasta las necesidades primarias o los ámbitos más íntimos pertenecen desde ya al mercado, a la compra-venta, a la oferta y la demanda más despiadadas y crueles. Un mundo donde no tienen cabida los inadaptados, los frágiles y débiles, los Houellebecqs, seres feos y apocados, con nulas capacidades sociales, hambrientos de amor y atención.
Ferdydurke
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1 de marzo de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michel Houellebecq es uno de los escritores más originales y controvertidos de la actualidad, y quizás el más importante escritor vivo en francés. Su literatura no deja para nada indiferente; quien haya leído alguno de sus libros se encuentra seguramente o entre el grupo de detractores o entre el de entusiastas defensores. No parece haber punto intermedio.

Teniendo mucho de literatura Houellebecq, lo mismo ocurre con este docu-film, sindo sin embargo la mayoría de críticas periodísticas positivas, y la de usuarios, negativas. El motivo de mi crítica es ampliar un poco el abanico de críticas de usuarios.

Hay que empezar diciendo que el filme se encuentra a medio camino entre una película y un falso documental, no siendo ninguna de las dos cosas. Carece de un guión claro, a pesar de contar la historia de un secuestro. El mismo director, Nicloux, admitió que se trabajó sin guión. De documental tiene quizás el estilo aséptico y su sucesión cronológica de situaciones y conversaciones escogidas un poco al azar.

Aún así, el filme consigue un objetivo bastante remarcable: mostrar, como en algún lugar he leído, el proceso de síndrome de estocolmo inverso que padecen los secuestradores, y hacerlo con unos medios muy limitados.

Y entre tanto, el disfrute viene de su tono cómico, de sus situaciones extravagantes, a veces incluso absurdas, y de algunas curiosas reflexiones que se dan en la múltiples conversaciones entre Houellebecq y sus secuestradores, todo con el añadido de poder ver a un gran escritor fuera de su pecera literaria, que además se parodia a sí mismo con admirable honestidad.

Igual que la literatura de Houellebecq, este filme no puede agradar a todo el mundo, pero si te ha gustado alguno de sus libros o disfrutas con el humor extravagante y las propuestas originales, es posible que pases unos buenos 93 minutos con este filme.

Lo mejor: Ratio medios/resultado, sus destellos de humor, Michel Houellebecq haciendo de sí mismo.
Lo peor: No es para todos los gustos.

Nota: 7,5
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Arbequina
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20 de enero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si nos ceñimos a la trama de la cinta en sentido literal puedo estar de acuerdo con la mayoría de críticas que he leído por aquí: estaríamos ante una comedia insulsa, sin gracia y en la que parece que no sucede nada. Pero ¿soy al único al le parece obvio que el cautiverio de Houellebecq es en realidad una precisa alegoría sociopolítica sobre Francia? Sobre su recorrido vital, su visión personal del país, del Estado, de las fuerzas militares, de la relación con Alemania y con el Islam, de la clase política…


La primera escena nos presenta la tesis de la película. Michel está en su casa charlando con un amigo sobre la reforma que le gustaría hacer en su apartamento [Francia], quiere “tirarlo todo”. La madera la prefiere de caoba porque “los tonos claros le recuerdan a Escandinavia” (en la última escena comenta su odio al sistema político escandinavo, “son una dictadura”). Quiere que se vean las escaleras. Sólo hay una cosa que desea mantener: “la cocina está bien”.

Tras el rapto, Houellebecq es llevado a la casa en la que transcurre toda la trama.

1. LOS PADRES DE FAMILIA COMO ENCARNACIÓN DE LA PATRIA FRANCESA Y ALEMANA

La matriarca de la familia, Ginette, se presenta como “ésta es mi casa y tú eres mi invitado”. La encontramos en muchas escenas tejiendo una tela roja, blanca y azul. Mediadora en las discusiones entre sus hijos pero abierta y permisiva, llega a ofrecer una película porno a su invitado, con el que se muestra compasiva durante todo el relato.

Ginette presenta a su marido como polaco (aunque como más tarde comenta Houellebecq “Polonia es un semi-país, un sueño que sólo ha existido en el exilio”) encarna al Imperio Alemán. Su primera intervención es un “me acabo de duchar”. Acerca de su biblioteca, ella comenta “si son libros de guerra son de mi marido, el resto son míos”.

Durante una cena, borrachos, discuten enérgicamente y hacen comentarios que no tienen sentido si no los entendemos como una escenificación de la Segunda Guerra Mundial: después de mencionar Alsacia, Ginette suelta “si algún día cayese un rayo [el blitzkrieg alemán] barrería todo, pero de noche lo rehicieron con una cruz” [‘catolización’ polaca durante el periodo comunista]. Tras mencionar el paso de sus abuelos por Auschwitz, a Michel le ponen un pijama y lo mandan al cuarto a dormir.

El padre muestra al escritor un coche que está restaurando: “es un Dodge de 1941, pero le he cambiado todo: el suelo es nuevo, el parabrisas es de Estados Unidos, el radiador [Berlín] está arriba. Los contadores ya no están militarizados”. La alusión a la Alemania de posguerra parece obvia. Además, las labores mecánicas no las realiza él sino un “obrero” extranjero que vive en un mugriento contenedor junto a la casa.


2. LOS HERMANOS Y SECUESTRADORES COMO LA CIUDADANÍA Y LOS PODERES DEL ESTADO

Trabajan para un supuesto cliente del que reciben instrucciones, pero viven en la casa de sus padres. En una secuencia en la que los tres se abrazan mientras proclaman orgullosos “somos hermanos”, cada uno viste uno de los tres colores de la bandera francesa. El más bruto de los hermanos incide reiteradamente en su condición de gitano judío, algo que irrita a Michel. Luego intenta enseñarle cómo silbar la Marsellesa pero no lo consigue.

Otro de los hermanos, ex-boxeador, representa al estamento militar. Mientras muestra un vídeo de un antiguo combate le dice a Houellebecq “si no te gusta no tienes por qué verlo, pero a si a nosotros nos gusta ¿entiendes que lo hagamos?” “Podrías escribir sobre mí” añade luego, a lo que Michel se niega. Ve con buenos ojos a Michel y no parece soportar a su hermano gitano: “tú te irás y yo tendré que quedarme con mis padres y hermanos”. En una escena exhibe sus músculos para luego añadir “ya no estoy para competir”.

Mantienen un régimen estricto con el tabaco pero permiten beber todo lo que el escritor demande.

“Te quejas mucho” le replica uno de ellos “Bueno, hay que decir las cosas” responde Houellebecq. “Me parece que no tenéis un plan, tomáis las decisiones los tres” les llega a espetar. Luego comenta lo extraño de que no escondan la cara ya que podría identificarlos y delatarlos más tarde. Los secuestradores no parecen preocupados y uno responde “tú di que no te enteraste de nada. Que había mucho ruido, música muy alta. O que te habíamos drogado”. Veo aquí una crítica al pueblo francés que, a pesar de conocer con nombres y apellidos a los dirigentes políticos, prefieren emplear sus vidas en principios más hedonistas.


3. RESPECTO A LAS POLÉMICAS AL CONTENIDO Y ESTILO DE HOUELLEBECQ

Hay varias alusiones directas a lo polémica de la obra del autor. La discusión de Houellebecq con el captor que ha leído un libro suyo pero no ha entendido absolutamente nada. Aún así éste se empeña en criticar al autor: “Los escritores escriben para tener un estilo, no?”, un reproche que se le suele hacer a su obra. En otra escena uno de ellos le pregunta: “Hablabas con mamá. ¿le explicabas tu nuevo libro?” “No, la verdad es que hablaba más ella. Me ha dicho que no diga nada.”

(Continúa en la zona spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jequecito
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3 de septiembre de 2014
4 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guillaume Nicloux (La religiosa) nos hace vivir un secuestro como en un documental. Todo el mundo muy enrollado, el omnipresente Houellebecq habla de arte y de política con su secuestradores sin urgencias y con resultado variopinto. Lo acontecimientos son, retención aparte, innumerables comidas con la familia que lo retiene, beber en grupo y fumar punteando las discusiones filosóficas y literarias sobre lo divino y lo humano. Consigue además hacernos mas amables los captores, de etnia gitana, que no el autor, burdo y maleducado, elementos de los que abusa en su ya desagraciada posición. Documenta la narracion del literato que desapareció unos días en el 2010 dando pie a todo tipo de especulaciones, que el mismo alimenta en este falso film con sus propia interpretación. Que otra cosa se podía esperar del autor de Las partículas elementales, Lanzarote o La posibilidad de una isla. Nada que no inventara ya Agatha Christie en 1926. Menos falsos son los secundarios Mathieu Nicourt, Luc Schwarz o Maxime Lefrançois.
joan salvany balada
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