Chernóbil, la noche del fin del mundo

Juraría que escribí una crítica hace poco para La Noche del Fin del Mundo, pero el caso es que... se evaporó. Mal asunto eso de que desaparezcan las críticas de FA. Esperemos que esta se quede en su sitio.

Liquidadores, buceadores y otros héroes anónimos. Ese asesino invisible que es la radiación. Un pueblo fantasma. Silencio, encubrimiento, ignorancia. Miedo. Un monstruo que no ha muerto, sino que duerme encerrado en una cárcel de hormigón. Sólo pensar que una catástrofe de esta magnitud se está repitiendo justo mientras escribo me pone los pelos de punta. Por desgracia, parece que hemos aprendido bastante poco de lo que pasó en Chernóbyl.

Los chicos de Cuarto Milenio se curraron un pedazo de documental. Vedlo. Hay pocas cosas mejores que ver sobre el tema. Quizá ninguna.

Chernobil de Iker Jiménez, es un documental donde expone de forma clara y sin preámbulos un momento de la historia de la humanidad, que debería dársele mayor importancia que la que tiene a día de hoy.

Iker Jiménez, en este documental, dirigido de forma magistral y expuesto de la misma forma, pone sobre la mesa todas las cartas, sin llegar a caer en el dramatismo, que hubiera sido lo más natural y seguramente hubiera calado más en el espectador, pero hubiera perdido parte de su mensaje, que es lo infravalorado que es este tema.

Tiene muchos puntos interesantes, el más catastrofista y más sobrenatural, es el término Chernobil y su relación con el Apocalipsis de la Biblia, explicado rápidamente y sin entrar en muchos detalles pero dejando huella. Otro punto enigmático es el efecto que puede haber producido esa emulsión de gases “venenosos” y su alcance natural, no entra concienzudamente, solo lo deja abierto, algo que el propio espectador debe racionalizar. Así muchos puntos, tantos que llega un momento, que soluciones son pocas las que aporta, pero preguntas muchas, demasiadas y que seguramente la gran mayoría jamás serán contestadas.

En fin, un documental, que tiene mucho, que todo el mundo debería ver, ya que el aprendizaje esta patente en su visionado, al igual que la curiosidad a lo insólito.

Fuera de cualquier escepticismo, de cualquier verdad enajenada por el tiempo, de cualquier maltrecho surgido en aquella gran catástrofe, merecida por otra parte, por la negligencia suscitada aquel 26/04/1986. He de decir, mejor dicho, ofrecer mis respetos y admiración eterna, para todas aquellas personas, olvidadas, que directa e indirectamente sacrificaron sus vidas por la de millones y que gracias a ello hoy puedo escribir estas humildes e insignificantes palabras.

Iker Jiménez ha logrado con este documental mostrar a muchas personas (me incluyo), en cierto modo como ocurrió aquella gran catástrofe. El documental sobrecoge, transmite, emociona a cualquier persona mínimamente sensible, en mi lo consiguió. Ahora yo pregunto. ¿Por qué después de tanta desgracia no aprendemos y seguimos igual? ¿Cuánta gente más tiene que morir para que comprendamos que lo estamos haciendo mal, pero mal de fatal?

Hace nada pasó lo de Japón y aún así seguimos igual, no aprendemos. Qué irracional es el hombre, que primitivo y necio puede llegar a ser.
Tenemos TODO para hacer de este un mundo mejor, un mundo sano, equilibrado, pero sin embargo somos tan inútiles que seguimos como siempre, cometiendo los mismos errores del pasado. No me extrañaría que algún día terminemos nosotros mismos con nuestra especie. Qué triste suena, pero es cierto, es así, yo no me lo he inventado.

Si queréis sentir el 0.001% de lo que aquellas personas sintieron aquel fatídico 26/04/1986, este documental os lo enseñará de la forma más sensata posible. Muy recomendable.

D.E.P Héroes de Chernóbil y Japón.

Después de ver el documental, es la idea con la que me quedo.

Si quitamos la constante en los programas de Iker Jimenez, el intentar dejar abiertos, temas que están cerrados; nos quedamos con un documental impresionante; que nos hace reflexionar sobre el instinto primitivo del hombre, de explotar un recurso, y arriesgar más allá de lo que domina, sin haber conseguido hacer a priori, una valoración ignorancia-consecuencias justa; justa para los involucrados en la decisión, y hablando en términos de una crítica a un desastre nuclear, como el acontecido a las orillas de Pripyat, justa para la Humanidad.

Una consecuencia, probable e inmediata, asociada a la acción de cruzar la bien definida línea entre la certeza, y el desconocimiento, abogando a la fe, a la esperanza, aun no estando seguros de que todo vaya a salir bien, pudiera ser la noche del 26 de abril del 86.


En mi opinión, aun no debiendo interesar a nadie, el mérito del documental, es precisamente ese; no quedarse dentro del círculo, contando con detalle los acontecimientos de esa catástrofe, si no apelar a el gran error que comete el hombre cada vez que arriesga, teniendo como damnificada a la evolución humana, y hacer a los espectadores reflexionar; reflexionar sobre la involución a la que estamos siendo sometidos; eclipsados, por un montón de televisiones, y demás instrumentos tecnológicos, tan absurdos, que nos hacen creer que estamos cruzando el puente de la super-evolución.

Mal jugador quien elige de rival a la naturaleza.

Bueno, yo se que Iker no gusta a todos. Para muchos puede ser un farsante que crea enigmas de todo para ganar programas.
Si bien, por norma general sus programas me resultan aburridos y no me gustan, de vez en cuando toca temas muy interesantes con buen criterio. Aunque a veces puede caer en el error de abrir temas que no tienen misterio, me gusta que lo haga siempre desde la probabilidad, nunca pone la mano en el fuego por nada.


Reconozco que en su momento fui fiel seguidor del programa, pero la saturación de temas llega a cansar, sobre el camposanto, y ciertas historias de ruinas y criptas. Sin embargo aquí llega más allá. Llega al terror de verdad. Y como en algun que otro programa sobre hoteles encantados, y pueblos que dan pánico, sentí cierto resquemor.
Todos sabemos de Chernóbyl, pero también es cierto que sabemos lo justo. Que como pasababa en el cole, se nos olvidaba porque no era divertida.

Iker aborda el drama desde lo más profundo. Empiezan por como la carrera por la supremacía entre bloque soviético y americano derivó en un experimento macabro basado en intentar aprovechar el movimiento de rotación de los alternadores con el sistema al mínimo rendimiento para comprobar cuánta electricidad se podía lograr. Las barras de grafito no bajaron y se mascó la tragedia. Los tres científicos fueron los primeros en sufrir aquella horrible muerte. Por suerte Suecia tenía detectores de amenaza nuclear (aunque sea un país no nuclear), y la cosa se empezó a arreglar a partir de ese momento. Un ataque nuclear al Reino Unido se llegaba a pensar. La respuesta es clara, preguntaban por Chernóbil, pero allí no pasaba nada...

Pasando por testigos que fueron ingenuamente a verlo, bomberos, fotógrafos, liquidadores que dieron su vida por la humanidad indefensos con sus arcaicos morros de cerdo, los gatos del tejado.. También se nos cuenta muy bien la mentira del gobierno de intentar no expandir el pánico. Aquel reactor era indestructible, como el Titanic..

Se tratan temas como imágenes de el reactor RMBK-1000, la ciudad de Pripiat que estrenaba parque de atracciones ese sábado, de chérnobil, reacciones de los lugareños, consecuencias, origen de la radioactividad, testimonios, reportaje de una periodista de Chernóbil, opiniones de entendidos sobre el tema y relación con el Apocalipsis (ajenjo).



Lo mejor:
- la pasión con la que se describen los acontencimientos
-la humanidad y misericordia hacia los que se dejaron la vida. Aquí el dinero y el clasismo no importa como en tantas películas y documentales.
-El reportaje de la periodista que perdió su hija me emocionó, y lo dice uno que salvo contadísimas excepciones matiene el tipo.

Lo peor:
- los entendidos a veces quitan ritmo al documental
- falta citar algunas fuentes

Ahora entiendo porque allá por el año 96 venían tantos chicos de bielorrusia a mi colegio. Dios les bendiga a todos ellos.