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El zorro

Drama. Bélico La historia real de Franz Streitberger, bisabuelo del director, un mensajero en motocicleta del ejército austriaco. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, este joven soldado introvertido se encuentra con un cachorro de zorro herido al que cuida y lleva consigo a la Francia ocupada, y a través de esta singular amistad, su propio pasado como hijo de granjeros le va alcanzando poco a poco. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
5 de julio de 2023
20 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La historia familiar como base de sus películas

Utilizar su propia historia familiar como material para la pantalla grande, ya fue utilizado por el director Adrian Goiginger en su opera prima The Best of All Worlds, premiada en el Festival de Moscú de 2017 a Mejor actriz para Verena Altenberger. En ella se relata de manera sensible e imaginativa sobre como crecer con una madre adicta a las drogas. El drama autobiográfico está filmado desde la perspectiva de un niño de siete años, cuyo poder de imaginación lo ayuda a absorber los impactos de su dura vida cotidiana. El director y guionista austriaco ahora también incursiona en el territorio personal con El zorro, una obra basada en las vivencias de su bisabuelo, quien, siendo un joven soldado en la Segunda Guerra Mundial, pudo desarrollar una relación especial con un zorro.

*Una historia dura condensada en poco metraje inicial

Muchas historias sobre la amistad entre humanos y animales siguen patrones demasiado vistos, tienden a tener una estética pretenciosa o, en última instancia, se sienten relatos muy manipuladores. Afortunadamente, Adrian Goiginger se cuida muy mucho para no volverse demasiado sentimental. Utiliza una introducción precisa y condensada de manera convincente y notable, para que en poco metraje se nos haga comprensible la vida dura y privada del pequeño Franz en medio de una familia numerosa.

Sus padres, Liesl (Karola Maria Niederhuber) y Josef (Karl Markovics), son agricultores en la montaña, reclutan a sus hijos al arduo trabajo y tienen muy poco que darles. Trabajan duro durante el día y cantan juntos por la noche. Siempre existe el temor de no pasar el próximo invierno. Un día, en su aflicción, padre y madre deciden vender a Franz a un rico granjero. Las escenas de despedida son dolorosamente inquietantes y tendrán un efecto duradero en la mente de un niño que repentinamente se encuentra desarraigado.

En 1937, diez años después, Franz (Simon Morzé), renuncia a los servicios de su amo al alcanzar la mayoría de edad. Sin dinero, recurre al ejército austríaco. Al menos tiene un techo donde resguardarse y comida. Otro salto en el tiempo lo lleva a mayo de 1940. Franz se encuentra en Alemania Occidental, donde, después de un estallido de ira, se encuentra con un cachorro de zorro abandonado y herido en el bosque. A escondidas lleva al animal al campamento, lo cuida y no lo entrega ni siquiera cuando tiene que salir de misión con su compañía.

*Documento histórico

Desde un principio Adrian Goiginger deja clara su intención de transmitir al espectador la sensación de estar delante de un documento histórico. Por tal motivo, no es casualidad que sus imágenes, conservadas en un estrecho formato 4:3, recuerden a fotografías de la época con sus bordes redondeados. Aunque El zorro es también una especie de road movie, complementada por diferentes y bellos paisajes, y con una cámara que frecuentemente utiliza primeros planos del protagonista. El objetivo es transmitir esa atmósfera íntima creada entre Franz y su compañero de cuatro patas, una relación que crece rápidamente.

Franz, que todavía está dolido por la separación de sus padres y tiene un rencor especial contra su padre, considera como tarea principal dar al animal lo que le robaron de niño: seguridad y protección. Se toma sus responsabilidades tan en serio como puede. Ello le ayuda a sobrellevar los horrores de la guerra.

*Conclusión

El Zorro, pues, es una parábola sobre la amistad, la importancia del cariño y los buenos sentimientos con una de las guerras más dramáticas de fondo. Adrian Goiginger se centra en el minimalismo, haciendo de los largos silencios y los sugerentes espacios abiertos su principal caballo de batalla.

Escrito por Eduardo Gil
Cinemagavia
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17 de diciembre de 2023
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por la sinopsis, trailer y algunas reseñas que había leído me pareció que la película tenía buena pinta, que merecía la pena. A la hora de la verdad no ha sido el caso e incluso me he tenido que esforzar para acabarla. Y es que la historia basada en hechos reales del bisabuelo del director tampoco es que tuviera muchos mimbres o se ha hecho mal uso de ellos.

La sensación que me ha quedado al acabar de verla es que la película es como el interior del bisabuelo del director. Una persona que ha sufrido duros traumas infantiles y que no es capaz de relacionarse con los demás, no es capaz de expresar sus sentimientos, es antisocial, introvertido, arisco e incluso violento a veces.

La película me transmitió casi lo mismo desde ese formato de imagen cuadrado que nunca entenderé por qué usan algunos directores, ese insistir en planos cortos del personaje cuyo principal rasgo es que no es capaz de expresar nada. Apenas un anodino ir y venir del soldado Franz de unas situaciones a otras, de unos lugares a otros con sus mismos traumas y con la originalidad de que se ha encontrado un pequeño y adorable cachorro de raposo que es como el madero al que se agarra para no irse a la deriva. En él vuelca todo lo que es capaz de sentir y transmitir a su manera y es lo único que da un poco de brillo a la película. Incluso parece que pasa por la II Guerra Mundial como de refilón, se enrola por necesidad y cumple o hace lo que se le manda en su pequeña burbuja sin pensar más allá del presente y su pequeño raposito. La guerra es una mera anécdota.

Apenas algunos fogonazos de emoción en el aburrido transito del soldado por el conflicto mundial. El inicio de la cinta si que es bueno. Ese duro hecho de la infancia esta bien filmado y transmite su crueldad. De lo mejor de la película. También el momento de una despedida anunciada y la parte final suben un poco el termómetro de los sentimientos y emociones pero no lo suficiente para remediar el tedio y la indiferencia de la mayor parte de la película. Una decepción.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pachi67
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6 de julio de 2023
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imposible no conmoverse con la infancia del protagonista, sus necesidades afectivas, la escasez de alimentos, el obligado abandono, su espera... Se comprende muy bien cómo se aferra a un cachorro, un zorrito, por encima de su propia seguridad. Se te rompe el corazón en determinados momentos de la película. Me gustó mucho, siendo muy humana te hace comprender el amor por los animales. También le gustó a mi hijo, de 22 años... Llega también a esta generación.
ERNARRE
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29 de julio de 2023
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo los que han tenido una amistad fuerte y fiel con un animal pueden decir que es la mejor amistad que se puede tener. Yo no puedo decirlo, he tenido 2 gatos y algunas mascotas más; un conejo, un periquito (sigue vivo pero ya no lo tengo yo), un pez, pero son algo olvidables, y ahora tengo 2 perros que los amo pero no es el mismo feeling que tiene Franz con el zorro. Ha habido veces que he reflexionado sobre la independización, irse de casa y vivir solo, si es el caso de vivir solo no se si adoptaría alguna mascota, siempre he querido un hurón, que gracioso, muy difícil eso, pero los gatos me encantan, son tan simples que impactan. Entonces, ahí quizá tenga la suerte de conocer esa amistad de humano-mascota.

Adrian Goiginger trae un drama bélico más fiel que muchas otras relaciones con una emotividad funcional que depara a la soledad absoluta de un hijo (Franz) que tuvo que ser acogido por alguien que sí podía mantenerle, ya que sus padres no podían. Ni siendo adulto tiene la oportunidad de hablar con ellos hasta que él escribe una carta para su padre, una carta contándole que está ejerciendo de mensajero en el bando alemán, pero no se atreve a enviarla hasta que se instala en la casa de una chica que ha conocido para celebrar las batallas del norte francés mientras los compis están de fiesta, ella la envía pensando que hace lo correcto, está enamorada de él, me hubiera gustado saber más de esa muchacha, jugaba un buen papel, me encantan los momentos amorosos en estas situaciones, ella le echa de casa por el comportamiento que tiene al enterarse del envío de la carta, y vuelve a presenciar otra tragedia: la más importante y dolorosa quizá, aunque me dolió más el no saber de esa preciosa y campechana mujer, vemos la despedida de una corta y verdadera amistad. Franz tiene que ir al frente ruso y el zorro no puede ir, tienen que separarse, una carretera solitaria, apagada y amargada de nazis con un zorro persiguiendola para no perder a su mejor amigo, la emoción corre por las venas de los espectadores esperando que Franz se tire de la camioneta para seguir una vida llena de paz y dejar atrás la violencia y muerte provocada por los políticos egoístas de la segunda mitad del siglo XX.
Una película con más momentos igual o más emotivos cómo los que he contado que no quiero revelar ya que merecen ser descubiertos durante el visionado. He seguido un exceso de interés por conocer el futuro de la familia de Franz sin él, y por supuesto el de la francesa enamorada de Franz, será todo un misterio saberlo, y quizá es mejor así, amo estas historias pero le tengo un amor-odio quedarme con ganas de saber más en historias que no tendrán segundas partes. Ignorando la situación de esta obra, es una de esas historias glamurosas que me encantaría presenciar como espectador si pudiera volver al pasado. Viva la paz a través del amor y la amistad.

RICARDO VALERO, JULIO 2023, ESPAÑA.
Richie Valero
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12 de julio de 2023
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que aborda temas fundamentales como la amistad, la supervivencia y la hermandad en medio de la guerra. Estos temas son explorados a lo largo de la trama, que se centra en la relación entre un hombre y un zorro, estableciendo una conexión inesperada en un contexto bélico.

La actuación del elenco es destacable, especialmente la relación entre el protagonista y el zorro, que se convierte en uno de los aspectos más destacados de la película. El director, Adrian Goiginger, demuestra habilidad en la narrativa y la puesta en escena, capturando la atmósfera de la guerra y transmitiendo las emociones de los personajes.

La partitura y la cinematografía complementan la narrativa, creando una atmósfera visual y emocional. El diseño de producción y los efectos especiales contribuyen a recrear de manera realista el contexto de la guerra, sumergiendo al espectador en la historia.

La edición y el ritmo narrativo puede ser objeto de debate, podría señalar la necesidad de un ritmo más ágil, pero a su vez valoro la pausa y la reflexión, que permiten que los momentos emotivos tengan un mayor impacto. El diálogo, mesurado y contenido, contribuye a la atmósfera general de la historia.

Logra transmitir emociones y generar una conexión con el público, siendo una experiencia emocional y reflexiva.
Pablo Veiga
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