El último pistolero

Despedida artística y vital del más grande vaquero de todos los tiempos, John Wayne, en la mejor película que hizo en su discreta década de los setenta. La historia de un pistolero que va a morir víctima del cáncer y que ya no pertenece a su tiempo está basada en una buena novela de Glendon Swarthout, y dirigida con sobriedad y algo de amargura pero sin blandenguerías por el director Don Siegel, con el que Wayne tuvo algún que otro problema, ya que no solía respetar en exceso a los directores, a excepción claro está de Ford y Hawks.

Lejos de ser una gran película, sí al menos es entrañable, al reunir a una gran cantidad de viejas glorias de Hollywood como Lauren Bacall o James Stewart entre otros.

La película es un tanto anodina, ya que está pensada para que desemboque en su magnífica escena final, lo que hace que algunas secuencias tengan más la misión de ganar minutos de metraje que realmente de aportar mucho a la narración. Otro lastre es su fotografía, cercana a la televisiva, y por supuesto el doblaje en español, verdaderamente horrible.

En lo positivo que es mucho, destacar los decorados, especialmente el bar del Metropole o las calles de Carson City, o las escenas de interiores del hostal. Y por supuesto a Wayne, que en contra de lo que muchos consideran, fue un gran actor, injustamente tratado por parte del público europeo por razones que poco tienen que ver con las artísticas y que aquí da una nueva clase magistral de cómo se anda, se mira, se habla... cuando se es un tipo duro con sombrero.

Un último testamento de una de las leyendas del cine que ofrece los suficientes ingredientes de interés como para que sea mucho más recordada. Yo ya he cumplido con mi parte.

Nota: 6,7

John Wayne filmó, tres años antes de su muerte esta película, que sería la última de su larga carrera cinematográfica. Es muy posible ya supiera que le quedaba poco de vida y se quisiera despedir encarnando a su arquetipo habitual: el pistolero duro, honrado y valeroso. El hecho de que su último personaje venga precedido por flashbacks de las más famosas cintas de Wayne, conlleva a incrementar esa sensación de testamento que tiene “El último pistolero”.

Acompañan a John Wayne en su despedida, además de unos más que correctos Lauren Bacall y Ron Howard, una buena cantidad de viejas estrellas que cimentaron parte de su fama en los westerns (James Stewart, John Carradine, Richard Boone, Hugh O’Brian…) y que, pese a salir de forma breve y poco lucidora, contribuyen a generar un sentimiento de nostalgia adecuado.

En cuanto a la cinta en sí, y lamento mucho decirlo, no es nada del otro mundo. Sencillamente, no destaca. Ni su fotografía, ni su ritmo narrativo ni tampoco sus interpretaciones (excepto la de Wayne) tienen nada de especial. No se puede decir que sea mala, pero bastante mejorable sí que es en muchos aspectos. Sin embargo, a pesar de sus fallos (que son más falta de acierto que defectos propiamente dichos), merece ser recordada por ser un más que digno último acto para uno de los cowboys cinematográficos más famosos y carismáticos de todos los tiempos

Más críticas en:
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Interesante y apreciable western, que supuso la última película del legendario John Wayne, que se encontraba gravemente enfermo cuando la rodó.
A modo de biografía, Wayne nos introduce en su mundo y sus sufrimientos, presentando a un pistolero obsoleto pero muy temible, en los últimos días del lejano oeste. Sus antiguas costumbres chocan con la nueva era industrial llevandole en más de una ocasión, a situaciones cómicas.
Junto a Wayne los brillantes James Stewart y Lauren Bacall nos ofrecen sendos papeles menores, pero de gran valía, además de contar con la presencia de otros viejos amigos de Wayne como Richard Boone, (El álamo, El gran Jack), o el también legendario John Carradine, (La diligencia), además de las agradecidas apariciones de Hugh O' Brien, (Lanza rota), Scatman Crothers, (El resplandor), y el cómico televisivo Harry Morgan, (M.A.S.H.).
Final memorable aunque triste, de la carrera de uno de los mejores intérpretes del género, el gran John Wayne.

El testamento de Marion Robert Morrison, alias "el Duque", nombre de cuna de John Wayne es un western con aires modernos en los albores del siglo XX, en concreto, en 1.901, donde un viejo pistolero vuelve a su pueblo aquejado de un cáncer para que le vea su médico de confianza, y para vengarse de tres tipos.

Homenaje de Don Siegel al Duque, mostrando retazos de parte de sus trabajos cinematográficos para presentarnos al pistolero, y además, le rodea de grandes actores como Lauren Bacall, James Stewart, y los secundarios John Carradine y Richard Boone, y la sorpresa de Ron Howard, director de todos conocidos en el papel del chaval.

Gran escena del duelo final, con unos estupendos decorados en un fastuoso salón tomando la última copa.

Tres años después, John Wayne murió del cáncer que llevaba años devorándolo.

Notable,7.

Realmente es la despedida de una leyenda, de uno de los grandes de Hollywood, de esa raza de actores que son irrepetibles, y eso lo demuestra que todo el mundo les guste o no John Wayne lo conoce y sabe quien es. Con un reparto de lujo a la altura de su despedida, rodfeado de amigos y leyendas vivas del cine, Wayne vuelve a interpretarse por última vez, en el personaje de sheriff honrado, noble, solitario y con asuntos pendientes que resolver. Nos deleita con su envejecida mirada y su portentoso físico. Y aún tiene más valor la película al saber que estaba muy enfermo cuando la rodó y quiso despedirse de su público haciendo un esfuerzo con este fílm. Muy recomendable para seguidores del gran John Wayne.