Bull

Para su ópera prima ‘Bull’, estreno en Rakuten TV, Annie Silverstein escoge como actriz protagonista a otra debutante, Amber Harvard. Con una actuación que no pasa de discreta, sin embargo aporta un aire de naturalidad que casa bien con la principal virtud de la película, la ausencia de fuegos de artificio. Una historia modesta respecto a sus pretensiones, que encuentra en la sencillez argumental su razón de ser.

Harvard da vida a una adolescente de 14 años. Junto a su hermana menor vive con su abuela. Periódicamente visitan a su madre, reclusa en una penitenciaria, sin perder la ilusión de verla libre, ir a vivir a otro lugar, cambiar de aires. Su vecino (Rob Morgan) es un profesional de los rodeos en horas bajas. La edad y los golpes derivados de muchos años de difícil desempeño, lo sitúan fuera del circuito profesional. Sobre este hombre se cierne la sombra de una retirada que no acepta. Pone en peligro no sólo su salud fisica, también sus vínculos afectivos.

Silverstein usa una travesura juvenil de mal gusto para juntar a dos perdedores. Una familia disfuncional y un entorno deprimido cercena el futuro de la joven. La dictadura ejercida por el tiempo sentencia al adulto: reciclarse o caer. La brecha generacional que separa a unos personajes unidos en busca de afecto y cariño es la manifestación de un mal mucho más profundo. Comunidades enteras viviendo en caravanas y casas prefabricadas, con trabajos precarios y poco más que hacer en tiempo de asueto que consumir latas de cerveza, constituyen una foto realista de una parte de la Texas rural.

En ‘Bull’ la presencia estatal se reduce a policía y cárcel. El individualismo americano aporta una cara, y como subtexto de la narración flotan otras realidades a las que el cine da voz en una propuesta franca. Un ejercicio de honestidad intelectual tan profundo como esclarecedor. Ahora que la zozobra se ceba sobre nosotros se mira directo al estado para salir a flote. Temo que cuando pase la marabunta volveremos a las andadas.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es

El pasado y el futuro comparten el mismo entorno sucio, feo y pobre. Aquí se lucha por no caer en lo peor de una vida oprimida.

Annie Silverstein nos narra casi a modo documental el pasar de los días en dos puntos tan distintos como cercanos. El racismo queda a un lado en este trozo de territorio rural de una América profunda y empobrecida. La directora no nos guía, si no que nos hace espectadores de unas relaciones con altibajos y unas decisiones que deciden rumbos en la vida.

Cámara en mano, fotografía cálida y un audio melancólico hacen de transporte hacia aquellos parajes donde la acción se desarrolla lenta, pero sin tedio.

Buen debut detrás de las cámaras.

*El rodeo americano

La película Bull es un drama con aroma a Sundance que plantea la relación de amistad que surge entre una adolescente problemática y su vecino, un ex jinete de toros de rodeo americano. La película se ubica en Houston, uno de los epicentros actuales de este deporte. El rodeo americano se compone de varias disciplinas, aunque aquí nos centraremos en la monta de toro, donde el jinete debe permanecer sobre el animal por ocho segundos. Un tiempo corto que insufla una subida de adrenalina que funciona como una droga.

El protagonista ha dejado de montar tras una grave caída, pero sigue vinculado a los rodeos ejerciendo como torero a pie de pista. Son los que se encargan de atraer la atención del toro cuando tira al jinete para evitar que lo pisoteé, y posteriormente volverlo a encerrar. Es una práctica igualmente peligrosa donde los toreros deben actuar rápido para evitar ser envestidos por unos animales que pueden pesar entre 700 y 800 Kg.

*Dos almas con necesidad afectiva

La joven adolescente pertenece a una familia desestructurada. Un padre desaparecido, una madre en la cárcel, una abuela con depresión y una hermana pequeña que depende de ella. La chica vive desubicada, no encuentra su lugar. Va dando bandazos y metiéndose en líos, casi sin darse cuenta. En uno de ellos, conocerá a su irascible vecino.

Él es un hombre solitario que vive por y para los rodeos profesionales. Su padre murió en uno cuando un toro le pisoteó la cabeza. En el ocaso de su carrera y sin poder montar, siente como le van apartando de su única pasión. El encuentro de esos dos personajes antagónicos en Bull, supondrá un bálsamo para curar algunas de sus heridas. Sin quererlo, nace una necesidad afectiva y de dependencia entre ambos.

*Cine indie con sello de calidad

Bull cuenta una historia pequeña, casi mínima. Es un coming of age clásico donde la chica deberá aprender a tomar las decisiones adecuadas que definan su futuro. En un entorno de miseria y delincuencia, es fácil desviarse del camino. En el viejo jinete de rodeos, verá a una figura paterna y también alguien a quien admirar, más allá de sus defectos. Pero, por encima de todo, es alguien que la necesita, igual que ella a él.

Rodada con un ritmo calmo, enfocada a los detalles y a esa relación central, la película descuida otros aspectos como algunas subtramas secundarias y carece de un clímax suficientemente potente. Eso sí, el plano final me parece muy bello y elegante. Bull es un film triste, austero, lleno de silencios. Cine indie que crea un universo realista y sin artificios. Un debut más que prometedor de la directora.

*Conclusión

Bull es un film estadounidense que podría enmarcarse dentro del denominado cine independiente. Es la atractiva ópera prima de Annie Silverstein que firma el guion junto a Johnny McAllister. Un film delicado y sencillo, de ritmo pausado y lleno de silencios. Plantea la relación de amistad surge entre una adolescente y un ex jinete de rodeos. Es una historia de necesidad afectiva y dependencia. Los dos personajes están interpretados con credibilidad por Amber Harvard y Rob Morgan.

Si te gusta el cine indie o los dramas intimistas que otorgan mayor importancia al tratamiento de los personajes que al desarrollo de una historia, esta pequeña película tan desconocida puede ser lo que buscas.

Escrito por Daniel Farriol

Cuando los niños hacen papel de niños, es porque verdaderamente el director se ha comprometido a meterlo en el personaje y esto es lo que vemos en esta película, como la preadolescente, su hermana y los otros niños que salen en el reparto se comprometen con su actuación.

La niña logra convencer al espectador de que debe hacerse un espacio en un mundo, no solo de hombres, sino de adultos.

La soledad y la empatía de ambos logra transmitir como enseñanza.