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Rep. Dominicana Noches de neón
582
Drama
El joven Jamie Conway aspira a ser escritor, pero sólo ha podido trabajar en una revista para revisar datos en los artículos de los demás. Es huérfano de madre, y su mujer lo ha dejado para irse a vivir a París como modelo. En esta situación, la única vía de escape para Jamie es la noche y las drogas. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2008
36 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay cosas que echo de menos en esta vida. los viejos tiempos, los ochenta, era un niño, la vida me quería y yo tambien a ella. El tiempo pasaba deprisa, tan deprisa, que todo parecía ir a cámara rápida, casi sin tiempo para respirar. Como Michael J. Fox en sus películas, siempre corriendo. Como en esta película.
Un joven en la gran ciudad de Nueva York. Esperando a que acabe el día y empiecen a encenderse los letreros de neón. Pasando las noches en discotecas, fiestas, rodeado de luces de colores, drogas, música y mujeres.
Un joven en la gran ciudad de Nueva York. Esperando a que acabe el día y empiecen a encenderse los letreros de neón. Pasando las noches en discotecas, fiestas, rodeado de luces de colores, drogas, música y mujeres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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15 de junio de 2013
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sé que eso de que Amanda, o sea, Phoebe Cates, te deje tiene que ser un mal trago para cualquiera por muy Michael J. Fox (Jamie Conway en la película) que sea. El hombre anda perdido y al fracaso matrimonial se le une el profesional, y lo que es peor, su adicción a diversas drogas, incluida la cocaína. Como se ve, el planteamiento, además de arriesgado, no deja de tener interés. Lo que pasa es que "Noches de Neón", trabajo basado en la novela homónima de Jay McInerney, no sabe cómo desarrollarse. Toca demasiados temas sin concretar y la trama está descompensada, añadiéndose al final una subtrama materna ya fuera de lugar.
James Bridges, que con esta realizó su última película, trata de disimular su indeterminación alternando lo trivial con lo dramático pero en ambas cosas se muestra desganado y poco convincente. La película tiene un aire a telefilme en el que, además de ver el descenso de un hombre que ve como sus sueños se hacen añicos, hay poco que destacar. Quizás la actuación de Michael J. Fox, que lleva todo el peso de la trama y la presencia fugaz de la, aunque pelonceta, atractiva Phoebe Cates, pues sale sólo un par de minutos. Película difícil y poco conocida tuvo además una recaudación notablemente inferior a lo presupuestado. Más bien es prescindible.
James Bridges, que con esta realizó su última película, trata de disimular su indeterminación alternando lo trivial con lo dramático pero en ambas cosas se muestra desganado y poco convincente. La película tiene un aire a telefilme en el que, además de ver el descenso de un hombre que ve como sus sueños se hacen añicos, hay poco que destacar. Quizás la actuación de Michael J. Fox, que lleva todo el peso de la trama y la presencia fugaz de la, aunque pelonceta, atractiva Phoebe Cates, pues sale sólo un par de minutos. Película difícil y poco conocida tuvo además una recaudación notablemente inferior a lo presupuestado. Más bien es prescindible.
Argylle
20 de enero de 2014
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran problema de esta película es que mi querido Michael J. Fox no da el perfil, ni sabe interpretarlo. Lo suyo siempre han sido los papeles de adolescente hiperactivo.
Aquí el protagonista debiera ser un tipo hundido, dado a los excesos de las drogas, al alcohol on the rock, a trasnochar cada día, hasta que el nivel de que sus vicios y dejadez hacen mella en su trabajo y sus relaciones familiares y emocionales. Un tipo así debiera tener mi cara de recién levantado con un gripazo de narices, pero sin embargo tenemos a Michael J. Fox con cara de no haber roto un plato en toda su vida, que no se despeina, y con chaqueta y corbata en todo momento impecables (debe ser el único drogata alcohólico que no se mancha por tirarse la bebida encima, por caerse al suelo echo un trapo, o por los vómitos).
Entiendo que en los 80 era uno de los actores de moda, pero esta película no le pega y está por encima de su nivel interpretativo. Este guión se merecía un actor que supiese llegar a transformarse en un despojo humano, a un Nicholas Cage en 'Leaving Las Vegas'.
Aquí el protagonista debiera ser un tipo hundido, dado a los excesos de las drogas, al alcohol on the rock, a trasnochar cada día, hasta que el nivel de que sus vicios y dejadez hacen mella en su trabajo y sus relaciones familiares y emocionales. Un tipo así debiera tener mi cara de recién levantado con un gripazo de narices, pero sin embargo tenemos a Michael J. Fox con cara de no haber roto un plato en toda su vida, que no se despeina, y con chaqueta y corbata en todo momento impecables (debe ser el único drogata alcohólico que no se mancha por tirarse la bebida encima, por caerse al suelo echo un trapo, o por los vómitos).
Entiendo que en los 80 era uno de los actores de moda, pero esta película no le pega y está por encima de su nivel interpretativo. Este guión se merecía un actor que supiese llegar a transformarse en un despojo humano, a un Nicholas Cage en 'Leaving Las Vegas'.
3 de marzo de 2013
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiadas críticas negativas para una interpretación más que sobresaliente. Es cierto que la película no despega y se mantiene con aire de telefilm durante toda la trama. Desprecio de un elenco colosal de secundarios, rozando lo ridículo en el caso de Phoebe Cates. Sin embargo es un magnífico ejemplo de las dotes escénicas únicas y personalísimas de Michael J. Fox, con un aire desgarbado y nervioso transmite sobradamente la intención de la cinta. Penosa e innecesaria la voz en off, como siempre.
Merece una revisión...
Merece una revisión...
18 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiado juvenil y demasiado luminoso era este Michael J. Fox de 'Bright Lights, Big City' para encarnar un drama conmocionante o un dolor profundo. La película es bonita sin embargo y tiene su encanto. Me dejó en su momento un par de cuadros en la memoria, que quise revisar varias décadas después. Va del joven Jamie Conway, quien está atravesando el derrumbe de su vida tras ser abandonado por su esposa Amanda (Phoebe Cates). Esto naturalmente lo sume en una depresión que lo arrastra al mundo de la noche de la mano de su compañero de juergas Tad (Kiefer Sutherland). Ahora bien, ¿quién muy pronto no ha sentido su vida derrumbarse por un amor no correspondido y cosas así? Y el drama de Jamie no va mucho más allá de esto con el colapso de la vida precaria y falsa que ha construido cual un castillo de naipes. Su tragedia es más bien baladí, pero tiene el encanto de recordarnos nuestras propias y baladíes tragedias devenidas de similares desencantos y rupturas de esos lábiles sueños de juventud.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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