Tiger House

Cuando una película de apenas 82 minutos ve como sus primeros 30 pasan sin que ocurra nada emocionante en ellos, mal vamos.
Cuando una película no explota ni aprovecha un argumento a priori tan potente como el de la familia secuestrada en su propia casa (¿verdad, Funny games?), mal vamos.
Cuando el aburrimiento aparece porque el thriller en cuestión no tiene ni tensión, ni entretenimiento, ni violencia (pedía a gritos ser más sangrienta), ni nada, mal vamos.
Cuando la película es Tiger House, mal vamos.
No pierdan el tiempo.

Lo mejor: Kaya Scodelario. Al menos lo intenta.
Lo peor: ¿Dónde está la tensión o el interés por lo que ocurre?

Todos los géneros tienen sus fantasías, cada quién las perdona u omite según le guste tal o cuál, a mí el thriller es el género que más me agrada y al que más disculpo.
En este caso hay una premisa ya bastante conocida, casi un subgénero de chica contra un grupo de secuestradores, ella menuda, sin armas, se enfrenta a todos.
Lo mejor de la película son los primeros 40 minutos más o menos, cuando los secuestradores no saben que hay una persona más en la casa, y ella pone en practica diferentes estrategias para no ser descubierta.
La historia logra mantener la tensión, está bien llevada y correctamente interpretada.
Lo medio absurdo de la trama, es que el líder de la banda de secuestradores, que se podría denominar en el mundo del hampa como un caballero, de esas personas que no les gusta hacer daño a sus victimas, ni quiere que haya muertos, se asocie con un psicópata recién salido de la cárcel, solo por haber sido amigo del padre, un tipo de delincuente como el jefe de la banda, nunca introduciría en su equipo a un loco peligroso como ese, en todo caso si quisiera hacerle un favor, luego le daría una parte del motín, pero dudo que corriera el innecesario riesgo de meterlo en sus planes, sabiendo que ese tipo de personas son una bomba de tiempo.