Kebab Connection

Hace poco vi "El Próximo Oriente", entretenida comedia de Colomo que sin fascinarme me alegró el día y me dio unas risas. Kebab Connection tiene ciertos parecidos aunque bebe más de la comedia social inglesa como Oriente es Oriente.

A mí estas pelis me gustan. Tienen sus puntos de dramatismo pero exhuda humanidad. Los personajes no son buenos o malos, son humanos. Sus protas aman, lloran, ríen y tienen dudas. No hay buenos ni malos. Solo personas. Y aquí resulta que los dos protas es un turco amante del cine de artes marciales y una alemana que quiere ser actriz de teatro. Son muy distintos ya no por su religión o cultura sino por su manera de ser. Y sin embargo, se compenetran a la perfección... ¿o no?

Esta historia toca varios temas: el primero es el choque cultural. En Alemania, los turcos son una minoría mayoritaria. Tanto que ya hay varias generaciones allí y ya muchos directores alemanes de la nueva hornada alemana son de origen turco y cuentan historias turcas. Aquí muchos echarán de menos una mirada más crítica pero no pretende ser una historia crítica. Aboga por la convivencia. Somos turcos, somos alemanes, somos griegos... Pese a las diferencias, las personas deben unirse por sus coincidencias. Es una peli optimista y lo pretende desde que empieza. El segundo punto es la familia. La familia es la familia. Da igual de donde seas o a quien reces. La familia siempre ha sido un obstáculo y una bendición. Aquí muestra las dos condiciones de forma graciosa y dramática, de forma humana (sobre todo la familia de él). El tercer tema es la maternidad/paternidad, el último paso de la madurez humana. ¿Como se plantea esto? Hay varias fases. Todas complejas y confusas. A veces se consigue pasar todas y a veces te quedas en el camino. Es difícil dar ese paso (como mostró David Trueba en su genial última peli) pero cuando se da es un compromiso de por vida.

Todo esto aunque parezca en plan rollo está amenizada a partir de una comedia social dinámica, divertida, con gags graciosos, con actores carismáticos (la chica, Nora Tschirner es un encanto) y una puesta en escena y narrativa totalmente ágil y genial. Todo esto remarcado con los homenajes al maestro Bruce Lee. Le puede faltar algo de mala leche y acidez pero quitando eso estamos ante otra pequeña joya de la comedia multiétnica.

Desde el estreno de "Contra la pared" la cinematografía alemana se ha abierto a Europa con gran éxito de crítica y público. Estamos ante una película fresca y simpática cuyo argumento ya motiva a la sonrisa. Ese director joven que pretende realizar la primera película de karate en Alemania y sus avatares frente a su pronta paternidad está contada con simpatía y solvencia. Las interpretaciones son correctas. El joven desorientado, la chica más madura, sabiendo lo que quiere y luchando por ello, el padre de chico que va cambiando de actitud a lo largo de la narración y el tío dueño de kebab y su rival dueño del restaurante griego.

Vale que no ahonda en ninguno de los problemas que podrían plantearse, tales como las diferencias culturales o la integración de los inmigrantes, y que eso hace que no pase de ser una mera comedia ligera. Pero el guión está muy bien desarrollado, y posee escenas de una originalidad soberbia, como puedan ser (entre muchas otras) la pelea expuesta como un anuncio del Schlecker, la doble interpretación del relato del prota en su viaje hacia el restaurante, o el flechazo del amigo friki en una parodia de la más famosa escena del acorazado Potemkin. La fotografía es excelente, los actores están a muy buen nivel (algunos personajes secundarios lo bordan, como el padre del prota o su tío), y la banda sonora es, cuando poco, del todo adecuada para lo que estamos viendo.
Muy entretenida, con una excéntrica forma de narrar y en ningún momento aburrida, es ésta una comedia muy original y divertida, en la que lo importante no es el argumento sino la manera de contarlo, y con algunos diálogos francamente memorables.
Recomendable para pasar un buen rato, pero teniendo en cuenta de que no se trata de una cinta de artes marciales. De eso apenas hay nada, y lo poco que hay recuerda a otra película muy agradable, pero poco conocida, titulada Kops.

Aunque quizás la historia sea algo superficial, la película es bastante entretenida y amena, y sobretodo cabe destacar que gusta ver ese estilo de humor dramático europeo que envuelve todo el film y que es tan distinto y mucho más original que las típicas comedias americanas a las que estamos acostumbrados.

Hacía mucho tiempo que una película no me hacía reir tanto.
Y no precisamente contando chistes, ni haciendo parodias, sino con situaciones cotidianas, y con frases cotidianas.

Esta, para mí, es la forma adecuada de tratar el problema de los "choques" de culturas, haciendo ver que aunque cada cultura tiene sus peculiaridades, con un poco de humor y optimismo, y conociendo o probando (comida en este caso) algo de la otra cultura, nos conocemos todos y comprendemos mejor.

Tiene muchas escenas memorables, como:
La escena del cochecito por las escaleras.
La escuela de parto con un padre sin madre.
El último anuncio para los dos locales.

Aúpa el buen cine, venga de dónde venga.

Animo a las distribuidoras para que proyecten buen cine, no sólo las importaciones USA de siempre (y menos las que han copiado de otros).