El gran éxtasis del escultor de madera Steiner

Mediometraje en el que Werner Herzog nos presenta a Walter Steiner , el famoso y excepcional campeón de saltos de esquí, primero en su faceta como entusiasta y entregado tallador de madera como introducción al personaje y luego los míticos saltos en los que no tenia rival, su lucha contra los jueces yugoslavos que le ponían continuas trabas a su superioridad y como superaba sus miedos, a base de determinación y coraje cuasi suicida, cuando vuelve a saltar después de haber sufrido un accidente y dar con la cabeza en el suelo a 140 km/h.
La mayor virtud de este documental no es (a mi juicio) la historia que cuenta, ya que a pesar de ser interesante e instructiva, no alcanza la brillantez de prácticamente todos los posteriores trabajos de este grandísimo especialista en retratar tipos iluminados y dispuestos a todo por la consecución de sus sueños, sino en el virtuosismo de las imágenes que nos ofrece, las cuales además de ser poesía pura en la recreación de los saltos y demás, desnudan los sentimientos del saltador de forma magistral.

Siéntense en su sofá más confortable con una bebida refrescante delante de su televisor mientras disfrutan de los vuelos de Walter Steiner, el suizo volador, a una velocidad doce veces inferior a lo normal. Como muchos de ustedes, mi aproximación al mundo del salto de esquí nunca ha ido más lejos de la competición que se celebra cada uno de enero, pero mi desconocimiento de este deporte no ha sido óbice para disfrutar cada uno de los vuelos sin motor de Steiner, un personaje obsesionado con la victoria y tan superior a sus adversarios que debía modificar el inicio de su lanzamiento para darle emoción a los campeonatos que disputaba.

Se puede considerar el salto de esquí como el deporte predilecto de Werner Herzog, a tal punto de practicarlo durante parte de su niñez y adolescencia, hasta que un accidente de uno de sus amigos le ha hecho reaccionar sobre los peligros que sacuden a estos deportistas. El presente documental gira alrededor de estos peligros, no en vano son recurrentes las tomas de caídas durante una competencia.

El realizador se enfoca en Walter Steiner, considerado por él como el más grande saltador de esquí de la historia, hombre solitario y de pocas palabras. Steiner debe hacer frente a estos peligros, no está exento de tener alguna caída a más de 100 km/h, y dentro de la competencia que se enmarca en el documental, es presionado a realizar saltos a pesar de ciertos riesgos que estos tienen.

Al inicio del filme se observa otra faceta de este personaje, como escultor de piezas de madera, aunque esto es abordado muy brevemente. Lo que importa son esos imponentes saltos a gran velocidad, con un enorme detalle la cámara lenta es utilizada de forma constante para observar la elasticidad y belleza de estos vuelos. Paralelos a los esquíes los cuerpos de estas personas se observan tan estilizados como frágiles.

A esto se le debe aunar la excelente pieza musical a cargo del grupo alemán Popul Vuh, el piano y sintetizador está con cada salto, dando golpes en el aire mientras se observa la concentración de los deportistas. También se observan las intervenciones de Herzog como narrador y siendo parte del relato, interviniendo con preguntas y demás.

Muy interesante la historia de su cuervo durante su niñez, cuestión que retrata claramente su soledad, es quizá este el momento más íntimo dentro del filme, una soledad que Herzog pone en paralelo con el éxtasis durante el vuelo de estos deportistas que desafían la muerte y sus miedos.