Viaje a la prehistoria

Así es, el maestro checo de la animación Karel Zeman (el cuál no tiene nada que envidiar a Harryhausen), nos deleita en esta película con sus creaciones, usando para ello la excusa de un grupo de niños aventureros, que de casualidad encuentran un fosil de trilobite, y se embarcan hacia el pasado en busca de un trilobite de verdad, pasando por las distintas eras de la historia (todas ellas bien ambientadas) y en color que realmente las favorece.

Respecto al verdadero interés de la peli, es decir, sus efectos, cabe decir que son realmente buenos, y todos los animales gozan de buenas animaciones y un aspecto realista, mezclandose con el ambiente de una forma creible.

Por el otro lado, tenemos a los protagonistas humanos (los niños) que hacen que el film sea un poco infantil, pero a cambio se obtiene información de las distintas eras, y de las criaturas que en ella viven dotandola de cierto aspecto documental.

Una película muy recomendable para los seguidores de la animación artesanal, los viajes en el tiempo y fans de las aventuras cincuenteras-sesenteras.

Viaje a la Prehistoria (Cesta do Praveku) de 1955 es una película que tiene como protagonistas a muchachos y va dirigida a un público adolescente, como buena parte del cine que se hace hoy. Es además una película pedagógica, pues lo que propone -nada más y nada menos- es eso: una viaje “a y por” la Prehistoria. De nuevo cuatro chavales aventureros que han descubierto un fósil de trilobites y parten en busca de trilobites vivos a través de las distintas eras geológicas. Rodada en color, Karel Zeman utiliza a actores fundidos entre maquetas y dibujos para representar paisajes cuaternarios o dinosaurios pastando, junto a alguna lucha entre saurios, mientras uno de los chicos va escribiendo un diario con las aventuras y los dibujos correspondientes.
Quizá no sea tan emocionante como las anteriores, pero este viaje al pasado resulta curioso, mucho antes de Parque Jurásico de Steven Spielberg y del uso de los ordenadores en el cine.
Karel Zeman es un discípulo aventajado de ese primer genio del cine que fue George Meliès con su Viaje a la luna (Julio Verne, nuevamente), tan encantadoramente recreada la biografía de Meliés por Martin Scorsese en La invención de Hugo (y en 3-D), sobre la novela gráfica Hugo Cabet de Brian Selznick. Película y novela gráfica muy recomendables, por cierto.

19/19(19/01/23) Encantador film checoslovaco dirigido por el gran animador pragués Karel Zeman, en su segundo largometraje (tras “A Treasure on Bird Island en 1952”; antes había realizado 10 cortometrajes utilizando diversas técnicas de animación). Aquí abordó una historia de aventuras para niños de acción real en la que un cuarteto de valientes adolescentes flotan por un río fantástico que los adentra cronológicamente en la prehistoria, donde las diferentes partes del río representaban distintos períodos de tiempo, pedagógicamente no mezclando fases temporales, y durante el trayecto ver mamuts, pterosaurios, Phorusrhacos (un pájaro carnívoro gigante), vemos una batalla entre un estegosaurio y un ceratosaurio en la que el estegosaurio.

Pionera en lo que respecta a producciones en incluir actores junto con stop-motion y efectos especiales, estos creados por los magos Arnošt Kupčík, Jindřich Liška y el propio Zeman. Rodada en color, Karel Zeman utiliza a actores fundidos entre maquetas y dibujos para representar paisajes cuaternarios o dinosaurios pastando, junto a alguna lucha entre saurios, con pinturas mate, marionetas y animatrónics, todo se integra para enviar al público atrás en el tiempo con los protagonistas de la película. El principal truco compuesto de Zeman es mostrar a los niños en el río, con los dinosaurios en primer plano o en segundo plano, dejando que la distancia ayude en la ilusión de la combinación de presente y pasado. En otras tomas, construye modelos y títeres más grandes para que los niños puedan acercarse.

La historia involucra a cuatro amigos adolescentes que quieren mostrarle al más joven un trilobite vivo y real. Durante las vacaciones escolares, emprenden un viaje en un bote de remos contra un "río del tiempo" que fluye a través de una cueva misteriosa y emerge del otro lado a un paisaje extraño y primitivo. Los niños fueron Josef Lukáš (Petr, el narrador principal), Petr Herrmann (Toník, que también narra en parte), Zdeněk Husták (Jenda) y Vladimír Bejval (Jirka). A medida que avanzan río arriba, se dan cuenta de que están viajando progresivamente más atrás en el tiempo y enfrentan varios peligros mientras lo hacen (pero aprenden mucho sobre la vida prehistórica en el proceso).

Aunque las criaturas que se vemos en movimiento fotograma a fotograma, o el dispositivo en dos planos son algo rudimentarias vistas casi 70 años después, lo que seduce es precisamente en un cuasi juego de espejos estar ante Historia viva del crecimiento de los efectos visuales, conectándose lo que cuenta con la historia del cine mismo, el encanto de lo primitivo, de los precursores del arte de la apariencia, de ahí se conectan también el galo Georges Méliès con Zeman, son eslabones de una misma cadena, en la que también está el angelino Ray Harryhausen. La creatividad e ingenio de esta cinta resultan muy sugestivas, desprendiendo en su desarrollo alegría, entusiasmo y asombro núbil contagiosa. Steven Spielberg mencionó la película y dijo que su calidad es increíble dada la época en que fue creada, en su película Jurassic Park, también podemos ver una escena muy similar donde examinar al dinosaurio enfermo pretendía acercar lo más posible a los protagonistas al reptil.

La película, como sugiere el título, se inspiró en las obras de Julio Verne, cuyos cuentos fantásticos del siglo XIX dispararon la imaginación de Zeman tanto de niño como de adulto, también hay de la novela del escocés Arthur Conan Doyle de 1912 “El mundo perdido”, con cuatro protagonistas masculinos que exploran un mundo prehistórico donde encuentran evidencia de la habitación humana nativa, son atacados por un grupo de pterosaurios enfurecidos, son testigos de una pelea crepuscular entre un dinosaurio carnívoro y uno herbívoro, se encuentran de cerca con un estegosaurio y ven uno de sus miembros, Petr, casi perseguidos por un Phorusrhacos. Zeman y el coguionista JA Novotný utilizan el recurso literario favorito de Verne, el diario en primera persona, para sumergirnos en la historia, reflejando la curiosidad apasionada de los jóvenes.

Es un film con claro sentido aleccionador, una clase de paleontología de apenas 80 minutos, asentándose en la teoría de la evolución. La mayor parte del tiempo, los niños van a la deriva en su bote, a una distancia segura de los diversos mamíferos y dinosaurios que presencian. A veces se meten en problemas menores, llegan a tierra y exploran más interactuando con algunas criaturas y vida vegetal. No hay luchas de humanos con dinosaurios, armas, muertes humanas, es casi como si el espectador fuera uno más en el bote admirando estos mundos. En este sentido puede decepcionar, pues el hilo argumental es muy simple, muy infantil, muy de clase de primaria, sin apenas conflictos (solo un par de veces que alguno de ellos se aleja de grupo y se pierde), faltando tensión e intensidad dramática, con un punto de partida muy forzado, con ese río fantástico por que sí, por el que los chicos se adentran con el objetivo de unir un fósil de trilobites (viso en el Museo de historia Natural de Praga) y con su reflejo vivo miles de años atrás. Llegas a un final circular bueno, pero falto de impacto real.

Da gusto ver el uso que los niños le dan (y le dábamos) a la imaginación; uno podía pensarse en un tarde que estaba en una historia de superhéroes que tomaban relieve y vida mental, en la final del mundial jugando con un balón de plástico que daban en los supermercados o pasearse en barca por toda la prehistoria. Ahora los niños perpetran crímenes con total impunidad ya sea un mundo virtual pixelizado o en la realidad más mediocre. Los tiempos cambian así como la imaginación. Eso sí, no respiran el escaso aire fresco en centros de acorralamiento juvenil con los divertimentos de toda la vida como toboganes, etc.
La visita arcaica por el parque de atracciones tenía el mismo encanto… Encima, saben escribir y plasmar sus pensamientos en papel mojado… y han leído el manual de supervivencia del boy scout, aunque claro… sus méritos son pocos: ¡estaban en los cincuenta! Esta misma historia en la actualidad sería de chiste: cuatro niñatos drogadictos en un ‘viaje’ espectacular a la prehistoria… de la droga y el vial. ¡Nunca olvidaremos lo que vimos! La vida cambia y crece continuamente y está siempre en movimiento como las olas del mar. Y así continuará con sin descanso, eternamente.

“Viaje a la prehistoria” de Karel Zeman y Fred Ladd merece la pena por revivir y reutilizar, en forma de paseo prehistórico infantil, la imaginación como modo de supervivencia.