La guerra de los niños

Seamos realistas todos fuimos niños y está saga de películas cumplieron una función, solo entretener y nada más; rayan en el absurdo, pero así son las películas de niños. Definitivamente no son para un diez, pero tampoco para el uno, O ¿ahora resulta que todos crecimos con el cine de Coppola o Kubrick? Claro que no.

Mi valoración es con respecto a ese tiempo.

La ví cuando tenía 9 años y de ahí mi puntuación. Es un bodriete, pero en esa época si salía "Tino de Parchis" pues la cosa ya tenía suficiente aliciente. Recuerdo las cancioncitas de marras de esta peli, el perro "superman", el niño gordito graciosete (aunque no tenía mucha gracia).
Lo que nunca entendí es que todos los niños de Parchis en sus pelis, fueran a la misma clase y por lo tanto al mismo curso, pero si se veía a la legüa que eran de muy distintas edades; ahí, esos guionistas de esas épocas que poquito se lo curraban.

Antiguamente, el ir a un cine era un acontecimiento, no era como hoy que hay 20 salas cerca de tu casa para ver, inclusive la misma película con subtítulos o doblada, o si lo prefieres la misma en varias salas y diferentes horarios, pero en aquellos años el ir al cine y ver una película actuada por niños y dirigida para niños (y sobre todo hablada en español por hispanos) , era un acontecimiento, porque en los cines de aquella época, era poco lo que se podía ver (y menos pelis para niños), algo que no se puede decir hoy, ya que productos infantiles hasta se podría decir que sobran.

La guerra de los niños fue un acontecimiento en su tiempo, para todos los niños que rondábamos entre 9 o 12 años, y como sería que hasta una segunda parte se aventaron con igual o mas éxito que esta.

La historia es infantil y precisamente en esto radica su gracia, fue una película hecha y pensada para niños (y sobre todo para aquellos de esa generación, la generación Parchís), nostalgia y buenos recuerdos es lo que llega a mi mente al acordarme de esta cinta, buenos momentos y sanos recuerdos.

Por cierto, cuantas películas vemos hoy en día, y por lo menos a mi hay algunas que a la semana ya hasta se olvidó de que trataban; y sin embargo esta simple historia, despues de más de 30 años de haberla visto aun me hace recordar.

La califico como si fuera el día que la vi de pequeño 7, y por cierto aquel día el cine estaba a reventar, aun me acuerdo que tuve que ver la película sentado en uno de los pasillos de la sala, y yo... feliz.

Recuerdo que fui a verla con mis hermanos unas 6 veces al cine en 2 semanas. No solo ésta, sino toda la saga Parchís. Recuerdo que me parecía una película espectacular, salíamos del cine y queríamos ser Parchís... yo quería ser el blanco. Por eso al verla en la actualidad en las estanterías del centro comercial no me resistí y la compré. Es cierto que al verla en el presente me llevé la desilusión mas grande de mi vida... ¿era tan mala?, ¿será que compré la versión simple, y existe la versión extendida con escenas arrolladoras, que era la que ponían en cine?...
Es mala... y no hay que justificarla diciendo que ya crecí y la miro con ojos de adulto... las actuales películas de pixar son para niños y son espectaculares...

Para un niño de 9 años en aquella década en México a inicios de la década de los 80´s. El recuerdo agradable de un grupo de cinco críos (como dicen mis amigos de España) de Barcelona, colorea la etapa infantil con una canción pegajosa, ya que fue una época de dulces canciones que nos remontan a esos tiempos de tierna inocencia. Pero el tiempo pasa, el “Dios Cronos” no perdona, y muchas de las veces fractura los espíritus inquebrantables y las almas puras de la niñez.
Y en “La guerra de los niños” como ha dicho nahuiozamatl, de Sabadell, esta película no necesita spoiler. Así que nos centramos en el hecho de que loa verdadera guerra de los niños comienza desde dentro, desde el ego de cada uno de los cinco críos carismáticos. Y la guerra no es contra “Timbiriche” ni contra “Menudo” ni contra otro grupo de aquellos tiempos; era la guerra desatada dentro de “Parchis” la perdida de la infancia liberó la bestia ególatra que colapso a un grupo que era para niños, y al no evolucionar, murió.
Parece que tanta lucha de protagonismo, tanta ausencia de amor impersonal llevó a un fin trágico en una estrecha carretera de Murcia. Es como si al grupo le hubieran amputado la emoción. Ya no serán los mismos como bien lo dice ahora uno de sus integrantes. La guerra de Parchis dejó secuelas, crueles, que nos recuerda que debemos valorarnos entre los seres humanos por sobre la fama, el dinero y el poder. Veámoslo como un simbolismo, como una consecuencia, no como una advertencia. Volvamos a ser niños cada día de nuestras vidas y dejemos que el color de las fichas no nos señale personalidades, fijemos solo principios y dejemos en manos del todo poderoso… el destino de las fichas.