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Samaritan Girl

Drama Dos colegialas descubren que la prostitución es el modo más fácil y rápido para conseguir el dinero deseado para ir a Europa. De este modo, una se encarga de buscar a la clientela y la otra de vender su cuerpo, y ambas se inician en un negocio tan lucrativo como peligroso... (FILMAFFINITY)
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
4 de enero de 2008
66 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres personajes, tres secciones, tres cuentos morales e inquietantes que son uno.

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1) Vasumitra o La sonrisa de Buda

Psicología extraterrestre. Amor y adolescencia, en femenino.

"Todos los clientes de Jae-yong son despreciables" (*)

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2) Samaria o El evangelio según Kim Ki-duk

Amor constante, más allá de la muerte (como en el soneto de Quevedo). El dilema del padre. Espejo y simetría.

"Todos los clientes de Jae-yong merecen ser salvados" (*)

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3) Sonata o […]

El coche y su viaje vertical.

"Padre, ¿por qué me has abandonado?" (*)

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(*) Fragmentos del diario apócrifo de Yeo-jin
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Servadac
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14 de mayo de 2005
37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Centrándonos en el título, sólo con saber el nombre de su director, somos conscientes de aquello a lo que nos enfrentamos. No es otro que el surcoreano Kim Ki-Duk, famoso por sus bizarras historias, la violencia inherente a su cine y sus personajes desarraigados. Sin embargo, “Samaritan Girl” pertenece a esa nueva manera de entender el mundo, a un ligero cambio de perspectiva que también se aprecia en la anterior “Primavera, Verano, Otoño, Invierno…y Primavera” y en la posterior (aunque estrenada antes) “Hierro 3”. En “Samaritan Girl” la historia se divide en tres actos, aunque con un personaje como nexo principal, la joven Yeo Jin que se encarga de conseguirle las citas a su amiga Jae-Young, hasta que ésta, en plena redada policial se lanza desde una ventana y fallece. A partir de aquí, Yeo Jin comenzará a acostarse con los clientes de su amiga y les devolverá el dinero, mientras su padre, tras descubrir las actividades de su hija, se vengará de los clientes.

En “Samaritan Girl” se desvelan dos aspectos de cambio en el cine de este director: por un lado, una evolución formal, en base al despojamiento de elementos en sus encuadres. us planos respiran armonía y lirismo, y al igual que en “Hierro 3”, huye de excesos visuales y se acerca a una planificación muy sencilla, pero tremendamente elocuente. Por otro lado, se aprecia una evolución más introspectiva, con la presencia de unos personajes que son capaces de afrontar de manera menos agresiva sus problemas, ayudados por la fe y la espiritualidad. En este título prima más la concepción cristiana, en una protagonista que para redimir sus pecados y los de su amiga se mueve entre la penitencia y el martirio. Así, Yeo Jin es un personaje que también evoluciona, desde el pecado hasta la pureza. No lo es tanto su padre, al menos en un principio, un personaje arquetípico en su cine, que usará la violencia como arma para desembarazarse de la culpa, pero que finalmente y a través de un viaje tanto físico como metafórico, logrará la paz interior.

Al igual que en sus otros títulos, Ki-Duk utiliza como base un problema social (en este caso, uno de sus favoritos, como es la prostitución) para reflexionar sobre las relaciones paterno-filiales y el desencuentro entre los padres y sus hijos en la Corea moderna. El surcoreano nos presenta un cuento de alto carácter moral, pero que jamás cae en la moralina barata. Kim Ki-Duk simplemente nos sitúa ante sus protagonistas y permite que sea el espectador quién decida si éstos se merecen o no el perdón. Y este aspecto en el cine de hoy en día, ya merece un buen aplauso.
Thug_Life
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20 de enero de 2006
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escrita, montada, producida y dirigida por el coreano Ki-Duk Kim ("Hierro 3"). Ganó el Oso de plata a la mejor dirección del Festival de Berlín.

La acción tiene lugar en Seúl y alrededores en términos de presente (2002/03). Dividida en 3 capítulos (Varsunitra, Samaria y Sonata), narra la historia de dos amigas adolescentes, soñadoras e inexpertas, que buscan los medios para viajar y descubrir las maravillas del mundo y de la vida. Un primer tema que plantea la película es el del afán desmesurado de aventuras, como el que inspira a las dos amigas, compañeras de clase, que tras los cambios hormonales de la edad, descubren el propio cuerpo, sus nuevas sensibilidades y sus arrebatos. Comparten deseos de libertad, autonomía, independencia y autoafirmación. Conciben un plan fantasioso, que incluye la aventura final de los viajes y la aventura previa de la obtención del dinero necesario mediante la práctica de la prostitución, sin conciencia de los riegos que asumen. El segundo tema que se expone es el del sentimiento de culpa. Una menor, aturdida por la tragedia a la que le ha llevado su fantasía, se ve en la necesidad de afrontar el desgarro interior derivado de un complejo de culpa que suma remordimiento, arrepentimiento, fustración y autoinculpación. Para librarse de él, traza un plan en el que mezcla afanes de aventura y propósitos de redención, que emprende con grandes riesgos. El tercer tema es el de la paternidad comprensiva. Un padre viudo, agente de la policía con destino en la brigada de lucha contra la explotación de menores, conocedor de los malos caminos que recorre la hija, opta por seguirla, vigilarla de lejos y con sigilo, pero sin intervenir, consciente de que su posición es frágil: se expone a un fracaso sin retorno. No es un padre irresponsable, sino lúcido y prudente, que tolera y consiente para mantener intacta la relación con la hija a la espera del momento oportuno.

La música, de corte occidental, llena el metraje de sentimientos de temor, compasión y comprensión, con melodías rítmicas y fragmentos de gran sutileza. La banda sonora presenta alguna estridencia. La fotografía desarrolla una narración visual eficaz, que contiene momentos culminantes: la huída por la ventana, el suicidio fuera de campo y la lección de conducir junto al río. El guión, sobrio y fluído, elabora unos diálogos breves, muy expresivos. Exalta la naturaleza y ofrece una visión pesimista de la ciudad. La interpretación de los tres protagonistas es convincente. Sobresale la naturalidad de Kwak Ji-min, en su debú cinematográfico. La dirección construye un relato vibrante, que mezcla elementos terribles (prostitución, amigos que cobran favores por adelantado, suicidio, explotación de menores, etc.) con referencias a valores espirituales y religiosos.

Película bien construída, que habla de los problemas de la adolescencia y del papel de los padres en relación a los hijos en un mundo complejo y convulso.
Miquel
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14 de agosto de 2005
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se limita a repetir una fórmula estética y narrativa, con ese afán de buscar la colisión visual amén del despropósito sentimental. En ‘La isla’ tenía su gracia pero en ‘Samaritan Girl’ ya podemos hablar de un imaginario ajado.

Es una historia con una débil cimentación, que por momentos parece que simplemente está sujeta a lo que sea capaz de imaginar el autor sobre la marcha, ideando golpes de efecto para salirse del patrón, como si el fluir de la narración fuese un simple tránsito hacia los puntos que le complacen.

No hay logros morales ni un buen retrato de comportamientos. No es cine de altos vuelos para hablar de las acciones o conductas de las personas, aunque parezca pretenderlo. Es un cine bien hecho que sólo habla de las ocurrencias del señor Kim.

Por cierto, totalmente de acuerdo en el alegato anti-sinopsis expresado por GoVegetarian.
Mequetrefe rimbombante
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6 de agosto de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La complejidad del cine de Ki-duk viene dada por la excesiva simbología, para colmo, mezcla de culturas: en el film vemos una unión constante de símbolos cristianos y orientales; por ejemplo, la parábola del buen samaritano y el mito budista de Vasumitra.

Si queremos entender este film debemos empezar por el título (La samaritana) y relacionarlo con dicha parábola relatada en los Evangelios. Se elige a un samaritano (los samaritanos se habían escindido del judaísmo) para contraponerlo a los ortodoxos judíos, con su excesivo apego a la letra de la ley. Por tanto, esta parábola viene a decirnos que el amor es la virtud que guiará a los hombres a la santidad. Enseña que cumplir el espíritu de la ley, el amor (como hace el buen samaritano) es mucho más importante que cumplir la letra de la ley.

Aplicado a la película, las chicas son las buenas samaritanas porque hay en el fondo un acto de amor, actúan bajo el espíritu de la ley. Y luego están los demás (la sociedad, el padre policía, los jueces, los espectadores del film) que sólo veríamos la letra de la ley y por lo que pensaríamos que habría que ser estrictos con la inmoralidad.

Por eso Jae-young es feliz. Es un acto de amor, como Vasumitra que también se acostaba felizmente con los hombres, ellos veían la luz y se convertían al budismo. Lo mismo que Jae-young, pero en este caso el fin es un billete de avión (¡Cómo los tiempos cambian la ascética!).

Yeo-jin, su amiga, también se convierte en otra buena samaritana, pero por amor a Jae-young. Es un acto de purga, de original catarsis.

Su padre no sabe qué hacer realmente. La incomunicación con su hija es muy grande. Se la lleva de la ciudad al campo (urbano/rural) y aquí sutilmente le va dejando caer ciertas enseñanzas, forzando un aprendizaje urgente para la vida (simbolizado con la metáfora final del manejo del coche) porque la va a dejar sola, pues ya ha decidido abandonarla, descartando la opción de matarla por sus pecados, el castigo supremo por incumplir los preceptos establecidos por cualquier sociedad o religión.

Es evidente que el padre barajó esta posibilidad muy seriamente (véase la tensa escena de la joven quitando las piedras de debajo del coche o la entrada del mismo coche en el río, o el sueño de la chica que demuestra palpablemente que él tuvo esa intención, porque sabemos –desde Freud y los surrealistas- que el subconsciente, que aflora en el sueño, ve muchas más cosas que nuestro consciente. Y el subconsciente de la hija vio sin verla la intención del padre.

Sobre la prostitución de escolares, que está siendo un fenómeno muy abundante en Oriente, el propio Kim dice que “en un mundo tan materialista las chicas jóvenes se crean muchas necesidades que tienen que financiar de alguna manera”.
efectophi
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