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La boda

Drama Zahira, una joven belga-paquistaní, de 18 años, está unida a su familia hasta que sus padres le piden que siga la tradición paquistaní para elegir un marido. Desgarrada entre las costumbres de la familia y su estilo de vida occidental, la joven acude a pedir ayuda a su hermano y confidente Amir. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2019
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin estar ni cerca de ser una película magistral (la película está llena de ripios) se agradece.

Se agradece porque te deja pensando, porque al terminar son muchas las preguntas que uno se hace entre la convivencia entre occidentales y musulmanes en el mundo moderno, ese mundo hiper conectado.
Porque el cine actual no nos hace pensar y “La Boda” si lo hace.

La película tiene ripios, por ejemplo: (A) el tema del aborto estuvo demás, si iban a tratar un tema tan profundo en forma tan superficial mejor era sacarlo, más aún, si tampoco impactaba mucho en el resto. (B) el trato que se le da a los belgas es demasiado condescendiente, pongo mis serias dudas sobre que los belgas sean tan abiertos de mente como se mostró en la película; cuando ven el trato de los padres de Zahira a está, esos diálogos hiper tolerantes y comprensivos de Aurore o de André sobre la situación son irreales. Hay un claro intento del autor por mostrar la apertura mental del mundo “liberal”, pero es evidente que en realidad miran con horror y desprecio (tildando a los musulmanes con tintes de prehistóricos). No tiene credibilidad el acercamiento occidental a la temática.

Pese a lo anterior, me gusto y me gusto mucho. Me hizo pensar y Lina El Arabi está increible en su rol de Zahira.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jinx_888
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14 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Festival de Cine Francés de Málaga ha incluido en su programación de 2017 la película belga Noces (2016), de Stepehn Streker, que también firma el guion, si bien éste se basa en hechos reales, cuyo título se puede traducir por ‘Una boda’, que pasó por el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) y que fue galardonada Mejor película en el Festival de Cine Francófono de Anguleme.

Una vez realizada la presentación oficial, podemos comentar que Noces nos sitúa ante la tragedia cotidiana de Occidente, que llega a Oriente, pero no se siente cómodo, y Oriente, que llega a Occidente, pero no de manera plena. Es decir, que se trata de una familia paquistaní establecida en Bélgica, en una ciudad de la que no se explicita el nombre, o si lo hace, a mí se me escapó, en apariencia bastante adaptada a la sociedad europea, pero manteniendo en la práctica todas sus tradiciones, de la que no es cuestión menor la boda de las hijas.

En el caso que nos ocupa, se le permite a Zahira, que es el nombre de la protagonista, elegir entre tres fotos de tres jóvenes paquistaníes, que viven en Paquistán, e incluso hablar con ellos por Skype para mejor conocerse.

De todo lo anterior, creo detectar dos contradicciones: la primera es el sometimiento de la mujer al hombre en la cultura musulmana, según todos conocemos, pero a pesar de la escasa consideración que el, digamos, sexo débil merece en ese contexto, el honor de la familia sigue recayendo sobre ella, en cuestiones de castidad y matrimonio. Y la segunda contradicción que alcanzo a intuir es la aceptación plena de las innovaciones tecnológicas de Occidente por parte del islam junto al férreo mantenimiento de las tradiciones más arcaicas.

En efecto, algo que desde nuestra óptica humanista puede parecernos trivial, como es la libre elección de marido, alcanza en el mundo árabe proporciones de tragedia mitológica, siempre como una carga moral sobre la mujer, pues, según ya mencioné, ella constituye la piedra angular de la reputación familiar.

Una escena en Noces desvela que en el fondo se trata de asegurar la felicidad de la mujer, pues ello no es posible en la coyuntura de una mujer sola. «¿Cuántas mujeres solteras hay en esta calle?», pregunta el padre de Zahira al de Aurore, compañeras de instituto y grandes amigas, «Quince», se autocontesta, «que son las mismas que hay en todo Paquistán», apostilla. Pero es obvio que se trata de un planteamiento perverso y otra vuelta de tuerca en la sumisión de la mujer al hombre: para la poquita consideración que merece el sexo femenino, ¡hay que ver cuántas obligaciones recaen sobre él!

Zahira, pues, se debate en el filme entre la vida occidental que conoce en el instituto y junto a Aurore y el contexto cultural al que pertenece su familia. Y decide ser feliz, lo que desencadenará la tragedia, lo cual es algo que merece un comentario y es que, si bien el final se intuye casi, casi desde los primeros compases de la película, cuando llega, estalla como un trueno, sacudiendo al espectador en su asiento.

Contribuye a ello la escasez de filigranas estéticas con que está rodada Noces, pues se limita a narrar los hechos con la mayor sobriedad posible, prescindiendo por completo de cualquier tipo de aditamento musical, lo cual, a mi entender, subraya la realidad del filme. No hay ni una sola nota en este largometraje, ni siquiera cuando llegan los créditos finales, porque lo que se pretende plasmar es la vida en sí, con una gran carga documental, y los momentos más intensos de la vida no tienen por qué venir acompañados de una banda sonora.

Pero no es Zahira una mujer fuerte o, al menos, no nos la presentan así. Sino que es una chica frágil, que duda, sufre, no reniega de sus creencias musulmanas y procura el bienestar de su familia, algo que para ella es muy importante. Con otras palabras, es Zahira una chica real, como hay millones con las que nos podríamos cruzar por la calle: apenas ha cumplido los dieciocho años y es todavía una estudiante de instituto con la desorientación que caracteriza a la adolescencia: sinceramente, me parece un despropósito que se pretenda imponer un código moral pétreo a una joven en esas circunstancias, limitando su libre albedrío a lo que ya hemos mencionado más arriba en cuanto a la elección de marido. El mero hecho de imponerle una boda me parece ya bastante demoledor.

Se trata, ya hemos aludido a ello, de un largometraje basado en hechos reales, por lo que yo no sé si ha sido planeado así, o si se ha respetado fielmente al realidad, pero me llama mucho la atención la abundancia de nombres que empiezan por A, como Amir, Amara, Abbas, Adnas o Aurora, frente al de la protagonista, que lo hace por Z: Zahira. Insisto, puede que fuera así exactamente en la vida real, pero a un espectador esa circunstancia enfatiza la soledad de la joven, cuyo nombre incluso se lleva a las antípodas del abecedario. No hay otro nombre, además, en toda la película que comience por la última letra del alfabeto: ese penoso aislamiento le corresponde a ella en exclusiva.

Y tampoco podemos pasar por alto la enorme similitud de esta cinta, de estos hechos realmente acaecidos, con el espíritu de Antígona, la tragedia de Sófocles, donde la protagonista es una mujer que rompe las leyes humanas, es decir, no enterrar a Polinices, por seguir las divinas y lo que su amor como hermana le impone. Ambas, mujeres, Zahira y Antígona —caramba, otra A inicial—, desde sus respectivas fragilidades, desafían las irracionales normas de los hombres y si bien en la tragedia tebana poco se puede hacer ya por la existencia de Polinices, en la vida de nuestros días, mucho se puede hacer por la felicidad de la joven paquistaní. Debo mencionar que la similitud entre ambas mujeres se sugiere ya en Noces, en una de cuyas escenas los jóvenes escolares ensayan la representación de Antígona.
Fco Javier Rodríguez Barranco
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15 de junio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘La boda’ es la tercera película en la filmografía del director Stephan Streker, y en ella narra como una joven paquistaní mira como su vida se detiene al tener que enfrentarse a las tradiciones de su familia.

Zahira (Lina El Arabi), es una joven de origen paquistaní y que vive junto a su familia en Bélgica, es estudiante y debe decidirse que hará con un embarazo no deseado, producto de una relación pasajera, en lo que cuenta con el apoyo de su hermano.

Pero Zahíra tiene 18 años y es momento de seguir las viejas tradiciones de su familia para elegir marido, en la que los padres le proponen conocer a 3 candidatos que viven en Paquistán, a los que conocerá por internet, debiendo elegir a uno, Zahira no se resigna a perder su estilo de vida por seguir las tradiciones de su familia, pero todo se complica porque sus hermanas y su hermano consideran que debe apegarse a las rígidas costumbres de sus padres.

La película de Streker inicia bajo una premisa que pone en el centro el tema del aborto en una jovencita que empieza a tomar sus propias decisiones, conforme va avanzando el relato se van añadiendo nuevas temáticas, hasta llegar a la confrontación de la joven ante la presión de los padres por continuar con las tradiciones, en un ambiente verdaderamente hostil para ella.

El gran problema de ‘La boda’ esta en las decisiones que toma el director para llegar a esa transición temática, en un relato que inicia siendo narrado con cierta solvencia, pero conforme la historia se torna compleja por la crítica situación de la hija ante sus padres, todo se vuelve más ordinario y previsible, con un tratamiento más cercano al de una mala telenovela.

En su último tramo, el relato vuelve muy evidentes las decisiones que toma y el desarrollo de la historia se aligera y se torna obvio, todo para llegar a un desafortunado final que solo busca el impacto fácil.

https://tantocine.com/la-boda-de-stephan-streker/
Quique Mex
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10 de marzo de 2019
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Zahira tiene 18 años. Su juventud le pide libertad y goce sensual. Está terminando su colegio secundario y quiere vivir su vida. Pero se le cruzan por delante dos problemas: Por un lado, queda embarazada. Por otro, sus padres pakistaníes quieren casarla bajo las normas religiosas tradicionales de su país.
Stephen Streker, periodista, crítico de cine y reportero de espectáculos deportivos (boxeo en particular), es un director belga que tiene 3 películas en su haber. La Boda es la última de ellas y es la primera en llegar a la Argentina. Su cine no es documental pero sus personajes están inspirados en la realidad, donde la vida se muestra con toda su crudeza, en la que se refleja la calle de ese periodista devenido en director de cine, como así también la influencia artística del cine de los hermano Dardenne.
La Boda luce como cine verdad, y no solo está muy bien contada sino que sus personajes son creíbles y están muy bien delineados, como si hubieran nacido de una pluma inspirada capaz de copiar la mismísima realidad de lo cotidiano. Sin duda alude a los problemas actuales que vive Europa donde corrientes migratorias de otros continentes entran sin papeles ni trabajo estable produciendo un fuerte desequilibrio en las condiciones laborales.
El film trata de una tragedia de índole familiar que planta una serie de preguntas: ¿Puede un inmigrante mantener sus tradiciones en otro país? ¿Cómo hace para educar a tus hijos? ¿Debe o puede hacerse cargo de las consecuencias no deseadas de su inmigración?
Zahira es un adolescente jaqueada por las circunstancias que le tocan vivir rodeada de un ambiente familiar cerrado por sus propios padres. Se debate en tres niveles diferentes: su edad, su religión y su adaptación a un medio cuyos padres lo viven como si fuera simplemente su lugar de trabajo.
En lo relacionado con su edad, sus casi 18 años la colocan en el final de su adolescencia. Es la clásica adolescente rebelde que se está convirtiendo en mujer. De hecho, la película la presenta en el momento que comienza una consulta sobre la posibilidad de realizar un aborto dado que se encuentra embarazada. No sabe muy bien lo que quiere. Su pensamiento deambula entre sus principios religiosos y la necesidad de disfrutar una libertad de vida que solo se tiene a esa edad, donde se puede contar tanto con la casa y la comida de los padres como con la posibilidad de desaparecer un fin de semana largo en la moto de un amigo.
Su religión y su padres parecen haberle inculcado principios rígidos que la realidad de la vida parece llevarla a cuestionarlos. La duda se le presenta frecuentemente cuando los principios tambalean, particularmente cuando la presión de los padres se vuelve asfixiante. Es allí cuando ella permanentemente toma distancia sin llegar a romper lazos familiares.
Finalmente, la adaptación al medio aparece como el escollo más difícil de salvar. La lejanía con el país de origen y la religión ponen de manifiesto una distancia. Esta cuestión prácticamente no encuentra salida. Es el dilema de todo emigrante. Se integra al país que emigra o retorna al suyo. Para los adultos es una cuestión difícil de asimilar, pero para los jóvenes es más fácil. En esta última cuestión radica el dilema que presenta la película.
El problema de Zahira es que sus padres quieren obligarla a contraer matrimonio con alguien que no conoce, en un acuerdo entre padres que coloca a los novios bajo el simple papel de contrayentes. Aquí no solo se manifiesta una cuestión de fe, sino también una reaparición de los viejos sistemas de opresión de la libertad del individuo.
La atmosfera del film hace presentir una tragedia incipiente. Streker acierta mostrándola disfrutar de la vida en un viaje en moto con un amigo. La libertad que expresa la escena es total y se contrapone al ambiente de cerrazón y distancia de unos padres que paralelamente preparan su boda. La película gradualmente gira hacia el suspenso y coloca la narración al borde de la tragedia. Un gran trabajo del director belga. Sin duda estamos ante una de las mejores películas del año.
Charly Barny
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25 de septiembre de 2022
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Me pareció una película muy bien hecha, donde se capta lo esencial del tema, y es que los musulmanes, sean del sector del islam que sean, tienen una escala de valores que nunca coincidirá con la vida occidental.
Se muestra una familia pakistaní musulmana viviendo en Francia, gente buena, de buenas costumbres, que se quieren mucho entre los integrantes de la familia, pero a la larga predomina la cultura y religión medieval, donde nada es más importante que el honor de la familia y la religión, que el amor no se toma en cuenta para nada cuando se trata de casar a una hija, que para ellos es lógico y común que los padres elijan la futura pareja de la hija sin tomar en cuenta los sentimientos de la que se casará, generalmente con alguien a quien no conoce.
Los occidentales, especialmente gobernantes y políticos de todos los colores, deberían ver esta película y sacar enseñanzas de ella. Así les resultará más fácil entender por qué las guerras en los países musulmanes nunca terminan, por qué fracasan las misiones que pretenden occidentalizar esas poblaciones que llevan cerca de dos milenios viviendo de esa forma, con esa escala de valores que los occidentales rechazamos.
Si bien es imaginable el final, está muy bien realizada, excelentemente actuada, buena fotografía y fondo musical.
No se la pierdan, es un drama pero no un pasatiempo.
Morris Laski
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